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El popó de tu ‘perrhijo’ podría convertirse en composta en CDMX; reportan que esto genera 700 toneladas diarias

Mauricio Monroy, fundador del PIAC, señaló que la iniciativa nació en 2018 ante la falta de educación en el manejo de heces.

El popó de tu ‘perrhijo’ podría convertirse en composta en CDMX; reportan que esto genera 700 toneladas diarias

MÉXICO.- En la Ciudad de México se producen alrededor de 700 toneladas diarias de excremento canino, un desecho capaz de transmitir más de cien enfermedades a los seres humanos, según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Cada perro genera en promedio 600 gramos de heces al día, un volumen que se acumula en calles, banquetas y parques, pese a campañas de concientización y sanciones vigentes.

La doctora Irma Aburto López, académica de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, explicó que en muestras analizadas por la Facultad de Veterinaria se hallaron parásitos y bacterias como el Toxocara, cuyas larvas pueden invadir los ojos y causar ceguera, según El Sol de México.

Además, advirtió que las heces en bolsas de plástico no son una solución, pues “las bolsas tardan hasta 150 años en degradarse y pueden explotar por acumulación de gases”.

El sistema funcionará mediante depósitos automatizados con sensores que abren una doble compuerta sin contacto físico, mientras que un mecanismo autosanitizante liberará desinfectante a base de sales cuaternarias.  Foto: Canva

Un proyecto con tecnología e infraestructura

Para enfrentar el problema, está en trámite el Programa Integral de Andadores Caninos (PIAC), que contempla la instalación de dispensadores inteligentes para recolectar y transformar los desechos en composta tipo A, destinada a parques y áreas verdes.

El sistema funcionará mediante depósitos automatizados con sensores que abren una doble compuerta sin contacto físico, mientras que un mecanismo autosanitizante liberará desinfectante a base de sales cuaternarias.

Los residuos serán trasladados por vehículos eléctricos a una planta de tratamiento.

Mauricio Monroy, fundador del PIAC, señaló que la iniciativa nació en 2018 ante la falta de educación en el manejo de heces.

“No basta con contenedores abiertos ni con bolsas de plástico, que generan un doble impacto ambiental. Se requieren soluciones integrales con tecnología, especialistas e infraestructura que hagan funcional y atractivo el servicio para los ciudadanos”, explicó.

Viabilidad y expansión del programa

De acuerdo con Monroy, el 76 por ciento de los hogares de la capital tiene al menos una mascota, lo que hace viable la implementación del proyecto en toda la ciudad.

Actualmente, el PIAC se encuentra en gestión de permisos, con interés de varias alcaldías en sumarse.

El plan contempla una segunda etapa para transformar los desechos en biogás térmico o de congelación, dentro de un modelo de economía circular.

La cultura de la tenencia responsable

Aunque el Registro Único de Animales de Compañía (RUAC) es obligatorio y gratuito en la CDMX para prevenir el abandono, especialistas advierten que la mayoría de los dueños no cumple con sus obligaciones.

Aburto estimó que cerca del 80 por ciento de los propietarios son irresponsables, ya sea porque no recogen las heces o porque descuidan la salud de sus mascotas al omitir vacunas y visitas al veterinario.

El artículo 29 de la Ley de Cultura Cívica establece multas de mil a cuatro mil pesos, arrestos de hasta 24 horas o trabajo comunitario para quienes no recojan los desechos de sus animales. Sin embargo, la falta de aplicación de estas sanciones mantiene el fecalismo como un problema persistente en la capital.

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¿Qué es el Toxocara?

La toxocariasis es una infección producida por larvas del nematodo del género Toxocara, parásito que habitualmente infecta a los animales pero que también puede transmitirse a los seres humanos.

Se trata de una zoonosis frecuente, aunque poco visible, que puede generar complicaciones serias si no se diagnostica y trata a tiempo, según Msdmanuals.

De acuerdo con especialistas, la enfermedad puede manifestarse con fiebre, pérdida de apetito, inflamación del hígado y del bazo (hepatoesplenomegalia), además de erupciones cutáneas, neumonitis, crisis de asma y, en casos más graves, alteraciones visuales.

Estas últimas ocurren cuando las larvas migran hacia los ojos, lo que puede ocasionar daños irreversibles.

Cómo se diagnostica

El diagnóstico de la toxocariasis se realiza principalmente mediante enzimoinmunoensayo, una prueba que permite detectar la respuesta del organismo frente a la presencia del parásito.

La detección temprana es fundamental, pues los síntomas pueden confundirse con otras enfermedades respiratorias o gastrointestinales.

Opciones de tratamiento

El abordaje médico incluye fármacos antiparasitarios como albendazol o mebendazol, que eliminan las larvas.

En casos donde existe compromiso ocular o síntomas severos, el tratamiento puede complementarse con corticosteroides para reducir la inflamación y evitar mayores complicaciones.

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