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Alimentos ultraprocesados podrían no ser la razón principal de una mala dieta, afirma estudio británico

Un equipo de investigadores del Reino Unido analizó a más de 3 mil adultos y más de 400 alimentos cotidianos para entender qué hace que las personas disfruten ciertos alimentos

Alimentos ultraprocesados podrían no ser la razón principal de una mala dieta, afirma estudio británico

En los últimos años, los alimentos ultraprocesados —como patatas fritas, comidas preparadas y refrescos— han sido señalados como responsables de problemas de salud como obesidad, demencia y la llamada “adicción a la comida”.

Políticos y expertos han propuesto etiquetas de advertencia, impuestos e incluso prohibiciones cerca de las escuelas para reducir su consumo.

Sin embargo, una nueva investigación sugiere que el problema es más complejo de lo que parece.

Un equipo de investigadores del Reino Unido analizó a más de 3 mil adultos y más de 400 alimentos cotidianos para entender qué hace que las personas disfruten ciertos alimentos y, más importante, qué las lleva a comerlos en exceso. Sus hallazgos cuestionan la idea de que todos los ultraprocesados son igualmente perjudiciales.

¿Qué impulsa realmente a comer de más?

El estudio distinguió entre gustar un alimento y comerlo compulsivamente. Por ejemplo, muchas personas disfrutan de la avena, pero rara vez se atracan con ella, mientras que el chocolate o las galletas tienden a generar un consumo sin freno.

Los investigadores pidieron a los participantes que calificaran alimentos comunes según su agrado y la probabilidad de comerlos en exceso. Luego compararon esas respuestas con:

  • su contenido nutricional (grasas, azúcares, fibra, calorías),
  • su clasificación como ultraprocesados (sistema Nova),
  • y la percepción sensorial (dulce, graso, saludable, procesado).

El resultado: las creencias y percepciones de los consumidores influyen casi tanto como la composición real del alimento.

Percibir un producto como “dulce”, “graso” o “procesado” aumentaba las probabilidades de comerlo en exceso, mientras que considerarlo “amargo” o “rico en fibra” las reducía.

La etiqueta de ultraprocesado explica muy poco

Clasificar un alimento como ultraprocesado aportó menos del 4 % de valor predictivo para entender por qué las personas comen de más, una cifra muy baja frente al peso de factores como el sabor, la densidad energética y las percepciones individuales.

Esto no significa que todos los ultraprocesados sean saludables. Muchos son altos en calorías y bajos en fibra, lo que facilita su consumo excesivo.

Sin embargo, la categoría es tan amplia que agrupa desde refrescos azucarados hasta cereales enriquecidos o barritas proteicas, que pueden ser útiles para personas mayores, con dietas restringidas o necesidades nutricionales específicas.

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Un enfoque más preciso para las políticas alimentarias

Los autores advierten que demonizar los ultraprocesados de forma indiscriminada podría ser contraproducente.

Etiquetas de advertencia o restricciones podrían alejar a la gente de productos beneficiosos o generar confusión sobre qué alimentos son realmente poco saludables.

En lugar de centrarse en prohibiciones generales, el estudio propone:

  • Mejor educación alimentaria, para entender qué provoca antojos y cómo detectar señales personales de comer en exceso.
  • Reformulación inteligente, diseñando alimentos sabrosos y saciantes sin recurrir a opciones insípidas o ultrapalatables.
  • Atender las motivaciones reales para comer, ya que las personas también buscan comodidad, conexión y placer, no solo satisfacer el hambre.

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