¿Qué pasaría si la bomba atómica que destruyó Hiroshima cayera en la CDMX?
A 80 años del bombardeo en Hiroshima, un simulador muestra qué pasaría si una bomba atómica explotara en el corazón de la capital mexicana
CIUDAD DE MÉXICO. 6 DE AGOSTO DE 2025.- La bomba atómica Little Boy fue lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Desde un avión B-29 piloteado por el coronel Paul Tibbets, el proyectil cayó desde 9.5 kilómetros de altura y explotó a las 8:15 de la mañana, generando una bola de fuego de 4,000°C que arrasó con todo a su paso.
El primer radio de devastación fue de 2 kilómetros. Las personas que se encontraban cerca del epicentro murieron calcinadas al instante, mientras que quienes sobrevivieron enfrentaron graves secuelas por el calor, el fuego y la radiación: piel desprendida, vómitos, sangrado, pérdida de cabello, tumores, cataratas y un alarmante aumento en los casos de leucemia durante los cinco años posteriores.
A estas víctimas se les conoce como hibakusha, sobrevivientes de la bomba atómica.
¿Y si una bomba atómica cayera en la CDMX?
Aunque suene a ciencia ficción, varios simuladores han intentado responder esta pregunta. Según el simulador Outrider, si una bomba similar a Little Boy estallara en el Centro Histórico de la Ciudad de México, las consecuencias serían catastróficas.
La explosión generaría una bola de fuego de 170 metros de diámetro, que provocaría incendios en más de 8 kilómetros cuadrados. La onda expansiva afectaría otros 4 kilómetros cuadrados y la radiación se esparciría por 5.6 km² más.
Se estima que morirían unas 49,639 personas al instante, y más de 127,000 resultarían heridas.
Las colonias más afectadas serían:
- Guerrero
- Morelos
- Tabacalera
- Doctores
- Obrera
- Centro Histórico
Estas zonas quedarían prácticamente destruidas. Las víctimas no solo morirían por la explosión, sino también por quemaduras, aplastamientos, incendios y envenenamiento por radiación.
Hiroshima, Nagasaki y la memoria que nos queda
Según el Heraldo de México, se calcula que entre 110,000 y 210,000 personas murieron tras las explosiones atómicas en Japón. Las imágenes de los hibakusha —con quemaduras, piel arrancada y heridas visibles— aún conmueven al mundo. Una de las más impactantes es la de un niño con el rostro cubierto en gasas, acompañado por su madre herida.
Estas tragedias llevaron a la ONU, en 1946, a proponer la creación de una comisión para controlar la energía atómica. Desde entonces, se han impulsado esfuerzos internacionales para evitar el uso de armas nucleares.