Aumentan los casos de criptosporidiosis: una amenaza invisible en piscinas y parques acuáticos
Este microorganismo afecta tanto a humanos como a animales y es responsable de brotes que se intensifican en verano, especialmente en países con alto uso de instalaciones recreativas acuáticas.
Ciudad de México.- En plena temporada de calor y con el auge de las actividades acuáticas, expertos alertan sobre el incremento de casos de criptosporidiosis, una enfermedad gastrointestinal causada por el parásito Cryptosporidium, altamente resistente al cloro y capaz de sobrevivir varios días en piscinas correctamente tratadas.
Este microorganismo afecta tanto a humanos como a animales y es responsable de brotes que se intensifican en verano, especialmente en países con alto uso de instalaciones recreativas acuáticas.
En Reino Unido, por ejemplo, los casos aumentaron un 83% entre 2022 y 2023, mientras que España reportó en 2023 más de 4 mil casos, multiplicando por seis la media del período 2016-2022.
La criptosporidiosis es la segunda causa principal de diarrea moderada a grave en menores de dos años, y una de las enfermedades más frecuentes asociadas a agua contaminada.
Su transmisión es fecal-oral, ya sea por contacto entre personas, animales, alimentos o superficies contaminadas.
Entre los síntomas más comunes destacan la diarrea acuosa, acompañada de calambres, fiebre leve, náuseas y pérdida de peso. Si bien la mayoría de los pacientes con buen estado inmunológico se recuperan sin tratamiento, en personas inmunocomprometidas la enfermedad puede ser grave o incluso mortal.
El riesgo aumenta durante el verano debido a la mayor afluencia a piscinas públicas, parques acuáticos y otras zonas recreativas.
La enfermedad también puede transmitirse en granjas o por contacto con animales infectados, como ocurrió recientemente en Gales, donde un brote afectó a 89 personas tras interactuar con terneros y corderos.
Recomendaciones clave para la prevención:
- Evitar tragar agua de piscinas, ríos o fuentes no potabilizadas.
- Lavarse las manos después de tocar tierra, animales o cambiar pañales.
- No nadar durante al menos dos semanas después de haber tenido diarrea.
- Hervir el agua en zonas con saneamiento deficiente.
- Practicar una higiene estricta en guarderías, hospitales y centros recreativos.
Dado que las personas pueden seguir excretando el parásito incluso después de haber superado los síntomas, especialistas llaman a extremar las medidas sanitarias y seguir un enfoque integral de salud pública (One Health) que involucre a los sectores humano, animal y ambiental.
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