CNTE retira plantón fuera del Zócalo ¿Qué acciones tomarán ahora?
Especialistas advierten que es un error del gobierno de Claudia Sheinbaum interpretar el repliegue como un triunfo.
Ciudad de México.— A pesar del retiro del plantón que mantenía en el Zócalo capitalino, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) continúa movilizándose en diversas partes del país, en un contexto que refleja la persistente inconformidad magisterial y las crecientes tensiones en el ámbito educativo.
Especialistas advierten que es un error del gobierno de Claudia Sheinbaum interpretar el repliegue como un triunfo.
De hecho, el movimiento magisterial ha extendido sus protestas a ciudades como Hermosillo, Zacatecas, Mérida, Ciudad Juárez, San Luis Potosí, Valladolid, Fresnillo, así como en Jalisco, Morelos, Durango, Michoacán, Oaxaca y Chiapas.
Según documentos internos de la CNTE, el movimiento busca evidenciar que la autodenominada “Cuarta Transformación” no está del lado de los trabajadores.
Con más de 30 millones de estudiantes y casi 2 millones de profesores involucrados, el sector educativo sigue siendo un espacio estratégico para la movilización social en México.
Históricamente, los movimientos estudiantiles y magisteriales han sido detonantes de importantes cambios y episodios de represión en el país, desde el movimiento del 68 hasta la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014.
El reciente retiro del plantón no significa una desmovilización: “Los profesores que hoy regresan a sus estados no son los mismos que llegaron.
El movimiento ha ganado experiencia y profundidad en sus demandas”, señalan voces internas del magisterio.
Tensiones en la UAM Xochimilco
Paralelamente, en el ámbito universitario también se viven momentos de tensión. En la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Xochimilco, la reciente destitución de un trabajador del área de publicaciones —con 27 años de experiencia— ha generado un clima de enojo e incertidumbre entre académicos y trabajadores.
El despido, considerado simbólicamente violento por miembros de la comunidad universitaria, ha sido interpretado como parte de un proceso para reconfigurar estructuras internas de cara a las próximas elecciones de rector general (julio) y de rector de la unidad Xochimilco (noviembre).
Este episodio se suma a un contexto de descontento estudiantil en otras unidades de la UAM, como Azcapotzalco e Iztapalapa, donde la represión y el trato unilateral por parte de las autoridades han deteriorado las relaciones con la comunidad universitaria.
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