Elecciones de México: ¿Por qué el mandato dura solo seis años?

MÉXICO.-Este 2 de junio, México se encuentra ante un evento histórico: las elecciones del 2024. Estas no son unas elecciones cualquiera; abarcan desde la Presidencia de la República hasta el Congreso de la Unión y las Gobernaciones, configurando el futuro político del país en todos los niveles.

Una pregunta resurge con frecuencia en el discurso público: ¿Por qué en México el mandato gubernamental dura exactamente seis años? La respuesta nos lleva a un viaje a través de la historia y los principios democráticos del país.

La democracia en México se sostiene sobre pilares fundamentales como la participación ciudadana, el respeto a los derechos y libertades, la promoción de la inclusión y diversidad, y la transparencia y rendición de cuentas. Estos elementos trabajan conjuntamente para asegurar la paz y estabilidad, así como la igualdad y justicia social.

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El sistema político mexicano presenta una peculiaridad: el mandato presidencial se limita a un solo período de seis años. Esta característica distingue a México, junto con Venezuela, como los únicos países en América Latina con un período gubernamental sexenal, mientras que en otros países de la región, los mandatos presidenciales duran cuatro o cinco años, con posibilidad de reelección.

La decisión de establecer un término de seis años sin reelección es una consecuencia directa de la Revolución Mexicana. Esta normativa se remonta a una reforma constitucional realizada el 24 de enero de 1928, que amplió el período presidencial de cuatro a seis años y eliminó la posibilidad de reelección inmediata.

Fue el presidente Álvaro Obregón quien, durante su mandato de 1920-1924, buscó volver a ocupar la presidencia. Para lograrlo, promovió diversas reformas constitucionales, incluyendo la extensión del mandato presidencial. Obregón fue reelecto en 1928, pero fue asesinado antes de asumir el cargo.

Los objetivos detrás de esta reforma eran claros: promover la estabilidad política, permitiendo un período suficientemente largo para implementar políticas y programas gubernamentales efectivos, y evitar la reelección inmediata, previniendo así los conflictos políticos que habían surgido en el pasado debido a la posibilidad de reelección.

A medida que México se prepara para estas elecciones significativas, es esencial recordar cómo el legado de su historia política sigue influyendo en su presente. Las decisiones tomadas hace casi un siglo continúan definiendo la estructura y el espíritu de la democracia mexicana, demostrando que la historia no solo es un recuerdo del pasado, sino una guía para el futuro.