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Mono capuchino: De prófugo a rehabilitado

Mono capuchino: De prófugo a rehabilitado

Por más de 10 horas desquició a brigadistas, brincó de un árbol a otro, posó ante las cámaras de los transeúntes, esquivó dardos tranquilizantes, deambuló sobre Paseo de la Reforma, en la CDMX, por dos semanas y ahora encontró un hogar.



El mono capuchino, cuya imagen trepado en las ramas de los árboles de las Lomas de Chapultepec se viralizó en Internet, formará parte de los mil 236 ejemplares de esa especie que alberga el Zoológico de Chapultepec.



Al capturar al mono capuchino, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) inició una investigación para identificar a los responsables de su fuga. Consultó a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) sobre posibles registros en la zona, se buscó si el ejemplar contaba con microchip de identificación, pero no tenía. La dependencia cerró el caso y determinó hacer del Zoológico de Chapultepec su hogar.



Organizaciones ambientales pidieron a la población no comprar fauna silvestre, que no sólo afecta la calidad de vida del espécimen, así como su comportamiento, sino que incentiva el tráfico ilegal de especies. Este delito es considerada la segunda mayor amenaza para la vida silvestre, después de la destrucción de su hábitat.



REHABILITACIÓN



Con bajo peso, sucio, una lesión en el colmillo y parásitos externos fue como la Profepa capturó al mono capuchino luego de 15 días de deambular en Reforma. Ante su estado, de inmediato fue ingresado a un zoológico, donde recibe la atención médica, aunque se ha recuperado "satisfactoriamente", tardará cuatro meses en ocupar un área donde conviva con otro ejemplar de su especie.



La directora de zoológicos de la CDMX, Claudia Levy, explicó que el primate continúa con su proceso de recuperación, aunque ya se ha rehabilitado físicamente presentaba un comportamiento demasiado "humanizado", por lo que se encuentra en una etapa de acoplamiento con una hembra de su misma especie para retomar su temperamento natural.



Destacó que cuando un animal, en especial los simios, comparten mucho tiempo con una persona tienden a adoptar conductas humanas, lo cual es nocivo para los ejemplares de vida silvestre, puesto que impide su adaptación, una vez que regresen a su hábitat o conviven con su misma especie.



NO SON MASCOTAS



Juan Carlos Cantú, director de Programas de Defenders of Wildlife en México, enfatizó que los animales silvestres no son mascotas y la población no debería comprarlos porque eso incentiva el tráfico ilegal de especies, además de generar un daño irreversible a los ecosistemas.



Comentó que una vez que son extraídos los ejemplares, el índice de mortandad en el camino a ser comercializados es muy alto; refirió que en reptiles es entre 60 y 80%, mientras que en aves, como pericos, por cuatro que son alejados de su hábitat, sólo uno sobrevive.

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