‘Sólo me quedaba una foto’
Con gritos, llanto, furia y un candidato a la Presidencia de la República herido de muerte fue como terminó el acto político de Luis Donaldo Colosio Murrieta en Lomas Taurinas el miércoles 23 de marzo de 1994, situación que dio la vuelta al mundo luego de que en el Hospital General de Tijuana se anunciara su muerte.
El 22 de marzo de ese año en la sala de Redacción de LA CRÓNICA, periódico hermano de FRONTERA, se realizó una junta para delinear los detalles de la cobertura que se le daría al día siguiente a la visita del candidato a la Presidencia de la República del PRI a Tijuana.
Se hicieron dos equipos de cobertura, uno de ellos abordaría a Colosio desde su llegada al aeropuerto de Tijuana hasta llegar al templete y el otro cubriría la recepción en Lomas Taurinas.
A mí me tocó trabajar Lomas Taurinas, llegué a las 12:00 horas, muchas personas habían llegado desde temprano; un grupo de jóvenes manifestantes con propaganda contra Televisa se hacía presente. Personal del Estado Mayor habló con ellos para solicitarles que retiraran las mantas.
Organizadores y encargados de la seguridad de Colosio hacían un recorrido por donde pasaría el candidato, un pequeño barranco que tenía un puente de madera era el único acceso al sitio donde se encontraba el punto desde donde Luis Donaldo Colosio se dirigiría a la multitud.
Recuerdo que el mal construido puente tenía un orificio y uno de los encargados de la seguridad solicitó a la organización que le colocaran un trozo de madera para evitar que el candidato fuera a caer en el mismo.
Pasadas las 16:00 horas hizo su arribo el candidato y mientras caminaba rumbo al templete saludaba a las personas agitando las manos y de manera personal. Sergio Haro Cordero fue el fotógrafo asignado para estar cerca del candidato.
Al momento que Colosio tomó la palabra, la fiesta se vivió en Lomas Taurinas: Aplausos, gritos, palabras de apoyo señalándolo como la esperanza de México, lo acompañaron en su participación.
Mientras finalizaba el mitin, yo buscaba una fotografía diferente, ubiqué el punto exacto y platiqué con el chofer del candidato que tenía la unidad estacionada en el puente de madera, ahí abordaría Colosio el vehículo para trasladarse al siguiente evento.
Al finalizar el acto globos rojos y blancos volaron por el cielo, acompañados de “La culebra” a todo volumen.
Personal del Estado Mayor que protegía la unidad comentaba el alto el volumen de la música cuando de pronto se observó cómo la gente comenzaba a moverse de manera agitada y empezaron a correr.
Yo estaba esperando que el candidato pasara por el puente para poder tomarle la fotografía y empecé a ver gente con el rostro descompuesto, algunos llorando, mientras pasaban por el puente.
“¡Hirieron al candidato!”, “¡Le dieron un botellazo!”, “¡Le dieron con un garrote en la cabeza!”, decían unos, mientras los de más atrás aseguraban “¡Le dieron un balazo!”.
Todo era confusión, llantos, gritos, madres buscando desesperadas a sus hijos. Era un caos.
Los agentes del Estado Mayor Presidencial corrieron hacia el lugar del templete, yo esperé en el sitio por dos cosas: La primera, ahí estaba la foto y por ahí tenían que pasarlo en el estado que fuera, y la otra fue que al revisar la cámara noté que me quedaba únicamente un cuadro para tomar la foto, hay que recordar que en ese entonces eran de rollo.
Lo que hice fue enfocar bien por donde pasarían con él para no perderme la acción, porque si me ponía a cambiar el rollo en ese momento habría perdido el momento de tomar la fotografía.
Pocos segundos después ocurrió lo que preví, personal del Estado Mayor cargaba el cuerpo inconsciente de Luis Donaldo Colosio, encabezado por Domiro Reyes, y atrás de él César Moreno, dirigente del PRI estatal.
Capté la imagen, de manera rápida, cambié el rollo mientras la camioneta donde trasladaban a Colosio Murrieta emprendía a toda velocidad subiendo hacia la calle principal para trasladarlo al Hospital General.
Mientras, en el lugar del incidente se observaba un grupo de personas que le gritaba a un individuo (Mario Aburto) “¡Tú fuiste!”, “¡¿Por qué le disparaste?!”, mientras lo golpeaban.
De igual manera los asistentes le arrojaban piedras, y personal Militar del Estado Mayor Presidencial lo golpeaba con la cacha de la pistola. Entre una multitud empezaron a caminar con el detenido por el camino de terracería hacia la parte de arriba; con el rostro totalmente ensangrentado, él decía “yo no fui”.
Una reportera del periódico Reforma, Gabriela Morgado, lo cuestionaba preguntándole su nombre y le decía “¿tú fuiste?, ¿tú fuiste?” El detenido solamente la observaba y le contestaba que él no fue.
De manera repentina llegó una Suburban con agentes de la Policía Municipal, abordaron al detenido y emprendieron la salida.
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