Una vida de amenizar a Mexicali: “Waca” Monreal
Don Gilberto Monreal Valenzuela, hoy en día es un ícono de la música en Mexicali, famoso por sus interpretaciones a través de más de 60 años de trayectoria.

Era aquella época del Mexicali antiguo, cuando todas las familias se identificaban, y allá por la colonia Nueva, un joven que quería ser beisbolista, se aferraba a sus clases de canto, pese a todo el escepticismo a su talento.
-¿Quién es el que está vocalizando, qué cosa tan horrible, por qué le dan chanza?”
-No pues... es el Waca
-¿Cómo que va a cantar?
Toda la gente del barrio se quejaba por su vocalización, pasó el tiempo y su voz cambió, inició a cantar en italiano y alguien preguntó:
-¿Quién es el que está cantando?, que bien canta
-Es el Waca
-¿Pero cómo va a ser posible?
-Sí, él es.
Así lo relató don Gilberto Monreal Valenzuela, quien hoy en día es un ícono de la música en Mexicali, famoso por sus interpretaciones y amenizar eventos de gran calado, a través de más de 60 años de trayectoria.
Mejor conocido como “El Waca”, nació el 9 de mayo de 1931 en Mexicali, hijo de los pioneros de la ciudad que capturó el Sol: Ruperto y Elvira, quienes llegaron en el año de 1902 a estas cálidas tierras.
Creció en una familia con talento musical. Con humildad, opina que él no tenía un don, así que la mira estaba puesta en ser un gran beisbolista, pasó mucho tiempo haciendo deporte, hasta que el ejemplo consanguíneo lo llevó por los caminos del arte.
Incluso, el Waca, cree que si en lugar de dedicar toda ese energía al béisbol, la hubiera depositado en la música, su destino hubiera sido de tallas internacionales, no obstante, no hay arrepentimiento, pues atesora la calidez de su hogar en Mexicali.
“El mejor músico que ha dado Mexicali es Chinto Mendoza, ese sí, es un verdadero músico, yo pues no, el béisbol para mí era toda mi vida, a las cinco de la mañana ya estaba en el campo”, recordó con nostalgia.
Su padre fue el que casi lo orilló a practicar el piano cuando menos diez minutos al día. No le dio el gusto por la música hasta que entró a un trio tocando las maracas, con el fin de llevar serenata a las muchachas de pura “vacilada”.
Pedro Ramírez, un profesional de la música, lo descubrió y le pidió participar en un grupo más formal, el Waca aceptó, aunque seguía tocando por amor al arte, sin nada a cambio más que los aplausos del público en las fiestas.
Para los años 60s emprendió un conjunto musical llamado “El Waca y su tribu”, conformada por una quincena de jóvenes, tocaban todos los fines de semana sin cobrar, eran tan buenos, que la misma gente les sugirió que lo hicieran.
“No cobrábamos la gran cosa, porque la gente de los Clubs nos hablaba e íbamos por amor al arte, lo bueno, es que se me ocurrió meter órgano, guitarra eléctrica, congas, tarola, bongos, maracas, e impusimos un estilo nuevo, y de ahí ‘pal real’ le pegamos, después no había fiesta en la que no tocáramos”, comentó sentado sobre el banco de su antiguo piano.
Recuerda con especial cariño el 65 aniversario de la capital de Baja California, cuando amenizó en el Casino de Mexicali, siendo un momento muy especial en su carrera, pues también estuvo Chinto, a quien admira profundamente.
“Yo nunca vi esto como un negocio, mi papá era socio de una maderería, y ahí trabajaba con ellos, si me pagaban bien, pero a nadie le decía que no, tocaba porque me gustaba, después todo se fue dando”, relató.

RECONOCIMIENTO
El Waca nunca fue amante de los reconocimientos, pero el mayo del 2009, tras recuperarse de un infarto, lo convocaron en el CEART, él pensó que apenas habría unas 500 personas, para su sorpresa abarrotó con más de 2 mil personas.
Él dice que puede ser muy insensible, pero esa noche, su corazón se conmovió al reunirse nuevamente con sus compañeros de “El Waca y su tribu”, los que todavía estaban vivos.
Aunque las paredes de su hogar, están repletas de reconocimientos, tiene dos que dice lo hacen sentir muy honrado, el de “El forjador 2014”, del grupo Madrugadores; y el de la Asociación Mexicano Japonesa de Mexicali, donde lo nombraron socio honorario.
MEXICALI
“Tanto quiero al pueblo de Mexicali, porque fue el que me hizo, primero Dios, y luego el pueblo de Mexicali, cómo no voy a estar agradecido, en cuántas iglesias no he cantado, y es que me encanta el mitote”, reconoció.
“Yo no quise salir de aquí, pude haber ido a México, pero no quise, a Estados Unidos, me hubiera hecho millonario, hubiera pegado y no quise, aquí estaba muy a gusto, y dicho y hecho, no me gustó la aventura”, platicó.
“No lo hice por mi familia, estaba feliz, mis tres comidas diarias, ¿para qué me voy?, le toqué a toda la gente, desde Braulio Maldonado, a Alfonso García Gonzalez, el gobernador del territorio de Baja California en 1952”, rememoró.
El año pasado fue a cantar a una iglesia aun lloviendo, no quiso fallar, lo cual le provocó secuelas respiratorias, hace dos años que empezó a enfermar, ha tenido neumonía y problemas del corazón a la fecha, confió.
En Mexicali se casó con María Guadalupe Covarrubias Vargas, quien dice le ha dado vida durante sus 44 años de casados, además procreó tres hijos, Gilberto, Gonzalo y Gabriela, todos con afinidad por la música.
“Siempre lo he dicho, si Dios me dio un ángel, es mi mujer, ese es el ángel que dios me dio, qué más puede desear un hombre, qué haría sin ella”, comentó con amor frente a su esposa.

UN SUEÑO
El Waca tiene un sueño todavía por cumplir, que incluyan a sus padres en la lista de los pioneros de Mexicali plasmada en la placa del monumento ubicado frente al Palacio Municipal.
Mencionó que la alcaldesa de Mexicali, Marina del Pilar Ávila Olmeda, lo visitó hace unos meses, si bien lo ayudó, aún queda pendiente esa petición de incluir a su familia; dicho que tiene sustentando en el libro “Pioneros de Mexicali”, de Enrique Estrada Barrera.
“Mi tío, es el primer niño registrado en Mexicali, Alfredo Monreal Romero, tengo que ir a hablar con la alcaldesa porque no pusieron el nombre de mi familia en la placa, y no es por vanidad, sino por justicia”, detalló.
“Ya no sabe uno cuánto va durar, a veces yo digo ‘señor pues ya’, no estoy preparado, pero pues tú dirás cuándo, porque me he visto muy mal, a veces la voz me falla, hace unos días no podía hablar”, compartió.
PERSEVERANCIA
Tal cómo ejemplifica el pequeño relato que da inicio a esta entrevista, la perseverancia es el mayor consejo que el Waca puede darle a la comunidad, sobre todo en los anhelos musicales.
“En Mexicali hay tanto músico bueno, tanto talento, nombre, es una plaza de que talentos ¡eh!, que artistas, bateristas, de todo, donde quiera que busques un elemento, lo encuentras”, reconoció.
“Para cantar hay que estudiar, yo estudié más de diez años, con una profesora italiana, le dije ‘oiga profesora, me da clases’, -‘¿Tú?... bueno, ven los martes y los jueves,’ desde el primer día empecé a vocalizar”, relató.
“Iba dos veces a la semana, luego tres, luego cuatro, luego seis, al último eran 12 veces a la semana, seis en la mañana y seis en la tarde”, explicó que la escuela a la que iba era de la maestra Pilar, en dónde no tenían refrigeración, pero aun así, se esforzaban día a día.
“Un día estaba cantando un muchacho y parecía una chiva, me acerqué y le pregunté a la profesora, sí cuál había sido el alumno más malo que ha tenido, se me quedó mirando y me pregunta si quiero que sea sincera”:
-Sí, le dije
-Tú
-¿¡yo!?
-Sí, estuve próxima a decirte esto no es para ti, has sido el alumno más malo que he tenido.
Recordó el Waca con una gran sonrisa, tratando de ejemplificar con su experiencia, la importancia de creer en sí mismos, ser constantes y perseverantes, finalmente quiso enviar un deseo a la comunidad:
“Que el pueblo de Mexicali sea feliz”, concluyó.

SALUDOS
El Waca aprovechó esta entrevista para enviar saludos a:
Marina del Pilar, alcaldesa
Lorencita Vildozola, ex directora de la casa de la cultura
Pancho Padilla, camarada estimado
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí