Una playa en el centro
El edificio Lux, uno de los más icónicos y emblemáticos del Centro Histórico de Mexicali, ha comenzado a recobrar parte de su esplendor gracias al proyecto de una nueva generación que ha encontrado su lugar en el Primer Cuadro de la ciudad.
Con su característica torre frontal de cristal, única en la ciudad, el edificio ubicado en la avenida Álvaro Obregón, es la memoria viva de una arquitectura característica del interior de la República de la década de los sesenta. Pero el edificio Lux es más que eso.
Antonio Basich, ingeniero y colaborador de la creación del fraccionamiento Los Pinos, además de ser uno de los iniciadores de Coparmex Mexicali, por encargo del empresario Edmundo Guajardo, se dio a la tarea de dar forma y vida a este edificio.
Planeado sesudamente desde sus cimientos, el edificio Lux ha sido uno de los que ha sobrevivido al tiempo, a los sismos, al clima e incluso al olvido. Se erige en la resiliente zona del Centro Histórico de Mexicali. Quienes caminan o circulan sobre la avenida Obregón, frente al abandonado Cine Reforma, el edificio y su máscara les ha robado una mirada. Quienes digan lo contrario, mienten.
DE ALMA VIEJA
Entrar al edificio Lux es un viaje en el tiempo y en la memoria. La entrada la custodian dos caballos que parecen piezas de ajedrez sembradas en una rústica piedra de cantera que adorna su banqueta. Su fachada aún luce el predominante color verde pera, que décadas atrás era un obligado en la construcción.
Con he- rrería salvada de milagro, un letrero “Edificio Lux”, arriba del 623, recibe a sus visitantes. El alma del edificio recuerda aquellos característicos de la Ciudad de México, Guadalajara o las metrópolis del interior de la República.
Una arquitectura completamente mexicana. El edificio más achilangado de Mexicali, dicen algunos. Pisos de piedra, celosía o bloques de cementos con agujeros como paredes, escaleras con losetas originales, jardineras de concreto, rejas corredizas de metal que han sobrevivido la corrosión y aún viejos rótulos caracterizan este edificio.
Una atracción, per se y una visita obligada para estudiantes de Arquitectura. Y es precisamente este inmueble de alma vieja el que hoy alberga un proyecto de una nueva generación que le ha dado un nuevo giro, lo ha reinventado y lo ha rescatado, luego de, literalmente, retirarle de encina sus telarañas.
PLURALIDAD
Antes departamentos y negocios, hoy, el edificio Lux ha visto este nuevo concepto de espacio de trabajo colaborativo, de laboratorio de urbanismo, de movilidad ciclista, talleres literarios, proyección de documentales y hasta de música en vivo.
“La gente a veces no sabe si aquí es escuela, galería o espacio de arte”, comenta Denahí. Lo cierto es que parece de todo un poco. Su primordial misión es, sin duda, ser un espacio de trabajo, una oficina fuera de lo convencional, un lugar al que se acuda a trabajar con gusto.
Su espacio de trabajo lo han extendido con vecinos y los comercios aledaños. Es más que un espacio de “coworking”. Su ubicación es estratégica, pues a unos pasos se puede cruzar a Calexico, comprar comida, víveres, acudir al banco o salir al parque.
A esto se suma que todas las rutas del transporte público, o al menos la mayoría de ellas, conducen al Centro, a la Roma de Mexicali. En ese sitio, esta nueva generación de emprendedores encontró el sentido de pertenencia.
EL CENTRO NO ES COMO LO PINTAN O “POSTALES DEL FUTURO”
Además de su renta económica, su ubicación y su valor nostálgico, el edificio Lux brinda un potencial arquitectónico único en Mexicali. Su plazuela, su posición en el predio, todo, dispone del propósito de hacer único y agradable la estancia de las personas.
Contrario a la imagen inexacta que se tiene sobre la inseguridad del Centro Histórico, Denahí afirma que la zona es más segura, existe un patrullaje constante, no existen los delitos violentos como en otras partes de la ciudad y que hay un acercamiento constante con autoridades municipales en este tema.
“Es muy rico caminar el Centro, aquí sales y ves gente caminando, eso facilita relacionarte con mucha gente, al contrario que en otras zonas de la ciudad, donde sólo ves carros”, dice Denahí. El futuro del Centro Histórico depende más de los ciudadanos que de las autoridades, añade.
Volver a reapropiarse de él, es un primer buen paso. Volver a vivirlo y transmitir ese amor de la zona a las nuevas generaciones es imperante y fundamental para su supervivencia. El proyecto que paralelamente desarrolla, “Postales del Futuro” busca rescatar, mediante el arte gráfico, la cara de los edificios históricos del Centro de la ciudad, viajar en el tiempo con la imagen computarizada de los centinelas del Primer Cuadro de Mexicali.
Este proyecto que busca rescatar el patrimonio histórico y cultural de más de 75 edificios del Centro de Mexicali, culminará en el mes de marzo y, por supuesto, el Lux está en el catálogo.
DELUX
Una pared conserva aún el papel tapiz de una playa, probablemente decoración de una agencia de viajes. La estructura original ahora agrega algunas paredes falsas para separar espacios. Amplias mesas de trabajo, plantas, libros y luz, mucha luz natural.
Denahí Valdez Camarena descubrió el potencial del edificio cuando regresaba en bicicleta a su casa. Se detuvo, preguntó al velador y conoció al dueño, el señor Guajardo, quien le ofreció la renta del edificio a un precio risible, pero había que limpiarse.
Como arquitecta y amante del Centro Histórico, no lo pensó más. Recordar la anécdota le arranca de nuevo una sonrisa y habla del inicio del proyecto con el ímpetu de una niña emocionada que busca controlarse con racionalidad. Hasta entonces, el edificio sólo albergaba, y a la fecha, un negocio de venta de vestidos de novia y para eventos especiales.
Ahí inició el proyecto de la Playa Delux, un espacio de trabajo colaborativo, iniciado por un grupo de arquitectos, entre ellos Denahí, quienes dedicaron un mes de trabajos de remodelación al edificio y descubrieron su majestuosidad. A dos años de iniciado el proyecto, cumplidos este mes de febrero, el concepto de la Playa Delux antecede lo que originalmente era tener una oficina para la Asociación “Algo por el Centro”, que buscaba potenciar y planear sobre las cualidades del Primer Cuadro de la ciudad.
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