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Sacrifica ver a su hija por cuidar a los más graves de Covid

Kenia Selene es parte del personal médico que lucha día a día contra el coronavirus.

MEXICALI, B.C.- “Soy mamá soltera y tengo tres meses que no miro a mi hija, eso me puede, me pega”, compartió tratando de contener el sentimiento de nostalgia; la enfermera Kenia Selene Beltrán López, día a día se debate entre sacrificios para atender la pandemia Covid-19.

Alejada de los suyos, Kenia no ha faltado un solo día de jornada laboral, a la Clínica 30 del IMSS en Mexicali, uno de los nosocomios que más han resentido la fuerza del coronavirus en el noroeste de México.

Sostener el estilo de vida que implica luchar de frente contra una enfermedad desconocida, llega a ser agotador, la desesperanza puede brotar; pero la enfermera Beltrán se caracteriza por tratar de contagiar alegría en el equipo de salud y los pacientes, aun cuando se siente acongojada.

“Cuando inició todo esto, me ofrecieron una plaza para nivelar como intensivista, es estar con los pacientes más graves, dudé un poquito en aceptar, porque tengo una hija de diez años, y yo decía, si algo me pasa, qué va a pasar con mi hija”, recordó Beltrán.

La enfermara comentó que es bastante el tiempo que pasa dentro de la clínica, ningún día ha fallado, siempre al pie del cañón, aunque a veces levantarse le cuesta bastante, porque sabe que el día se tratará de seguir luchando para sacar a un paciente adelante.


“Ver que a la gente no le está importando es bien difícil, porque si ustedes supieran lo mucho que nos esforzamos para sacarlos adelante, el saber que un paciente llega y ahorita está bien y en cinco minutos ponerse súper mal, es bien estresante y difícil”, describió.

“Son sentimientos encontrados, cada día se me hace más difícil, decir hoy va a ser un buen día, afortunadamente me considero que soy una persona alegre, en cuestión de que me llego al hospital con una sonrisa, siempre cantando para amenizar, para aligerar el ambiente”, mencionó.

“A veces salgo con el estado de ánimo súper bien y a veces no puedo ni sonreír, me es imposible, me considero que soy una persona que da alegría a los demás, pero a veces por dentro me está comiendo”, reflexionó.

La familia

Gracias a Kenia tiene una gran familia, es que ha podido sostener el nuevo ritmo y estilo de vida, ya sea con un mensaje, una llamada, o una video llamada de su hija, eso le alimenta el alma, explicó.

Además, dijo que han formado un gran equipo dentro de la Clínica 30, convirtiéndose en su segunda familia, ya que son los que más la motivan en los momentos más desesperanzadores.

Un gracias de los pacientes es el mejor motivador para la enfermera, así como verlos recuperados. Comparó que es complicado tener que luchar contra la pandemia, y tener que luchar contra la ignorancia y la incredulidad de las personas hacia el Covid.

Impacto

En enfermería se estudia para salvar vidas, no para verlas morir en decenas diarias, la letalidad del Covid-19, es lo que más ha impresionado a la enfermera Beltrán, asegura que nunca se imaginó este devastador panorama.

“Estudié enfermería para salvar, para mejorar la salud o las condiciones de salud de las personas, no para ver morir, no para cada día ver a tanta persona que fallece, esto no era lo que yo visualizaba, y eso es lo más impactante, ver tantos fallecidos en un solo día, porque estudiamos para salvar”, mencionó.


Salud para ellos

Los médicos y enfermeros han tenido apoyo del personal de psicología, para poder despejar su mente de la carga emocional que conlleva su trabajo; ella al igual que otros compañeros, han tenido que tomar terapia en línea para sobre llevar la lucha contra el Covid-19.

“Independientemente de la pandemia, de que nos aislamos de nuestra familia para protegerlos a ellos más que nada, de que estamos solos, no tenemos una distracción, y pensamos en el qué dirán de nosotros en la calle”, reconoció.

Mencionó que tienen una carga doble, ya que suelen ser juzgados cuando salen a cualquier sitio, al ser personal de salud, la gente es más dura con ellos a través de miradas o actitudes negativas.

Los cambios no solo fueron laborales, Kenia tuvo que alejarse cientos de kilómetros de su hija, ahora ella está en Sinaloa; ambas, esperando con ansias a que bajen los contagios, ya que eso significaría que inicie la cuenta regresiva para volver a abrazarse.

“Tengo una hija de diez años y tuve que mandarla a Sinaloa con mi familia, para seguir aquí al pie del cañón, son tres meses que no la veo, son cumpleaños que hemos estado alejados, momentos, más que nada, el estar lejos de las personas que amas, y que de cierta manera son las que más alimentan mi alma”, compartió.

“Justo el lunes me sentía muy contenta porque en el área de urgencias había menos pacientes, y al final del turno ya estaba lleno, son altibajos en tus sentimientos, uno dice esto ya se va a acabar, y de repente, ¡pum!, otra vez”, expresó.

Prefiere que esté alejada de ella, porque a final de cuentas debe seguir al frente, y por más que tome medidas de seguridad, su hija va a estar más protegida lejos, “La extraño muchísimo, quisiera estar con ella, pero es lo mejor por lo pronto, no sé cuando la vaya a ver, no sé”, platicó con un tono de incertidumbre.

Todo pasa

“Todo pasa, y esto también pasará”, fue el mensaje que la enfermera Beltrán lanzó a la población pidiendo que sean pacientes y se queden en casa los que puedan, y los que no, que tomen las máximas precauciones.

Tanto han informado, y nos han visto luchar, y ver que no les llega el mensaje de que deben cuidarse, puede ser desolador para el personal de salud, ya que han sido muchos llamados y medidas, y la gente no quiere entender, declaró.

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