Oficios de la Muerte: Francisco López Vega tiene en su historia 15 años trabajando en el panteón Municipal No. 2
“A veces sí te da sentimiento ver a las familias de los difuntos, pero es parte de mi trabajo, el cual, el día de mañana, estará haciéndolo otro en mi lugar”.
Así es como entre tumbas, don Francisco López Vega de 52 años de edad, relató parte de su vida acompañado de “Rocky”, un canino que, al igual que él, habita dentro del panteón municipal No.2 de Mexicali.
ORÍGENES
Oriundo del Estado de Puebla, el sepulturero y encargado del cementerio, comentó estar trabajando desde hace 15 años muy cerca de la muerte, la cual, es parte de su día a día.
“Yo trabajaba en las vías del ferrocarril y de ahí me contactaron para trabajar en el panteón, dentro del cual, después de un tiempo me vine a vivir aquí, porque me quedaba lejos de donde vivía”, expresó. Ante a esto, dijo que el habitar ahí lo tomó de la manera más normal, pues a quien debe uno de temerle, es a los vivos.
NADA FUERA DE LO NORMAL
En su diario caminar entre lápidas desde que llegó al cementerio, no ha encontrado algo fuera de lo normal, aunque en ocasiones, dijo sentirse observado al estar trabajando.
“Es un trabajo solitario aunque seamos 5 personas, y cuando me toca estar limpiando las hojas siento que me observan, yo digo que son las almas que no descansan”, comentó el sepulturero. No obstante, platicó que compañeros que tuvo, llegaron a comentar de apariciones y cosas inexplicables que sólo en un panteón podrían vivirse.
“Recuerdo mucho que comentaban la aparición de un niño que preguntaba por su mamá, y que después ya no estaba pero a mí no me consta”, dijo entre risas.
De igual forma, indicó que vivir entre los muertos no le parece mala idea, pues en una ocasión una señora le dijo que si él los cuidaba a ellos, ellos también debían cuidarlo.
VIAJE AL MÁS ALLÁ
Con voz algo entrecortada, despedir a los que se adelantaron no ha sido una tarea sencilla para don Francisco, que aunque está consciente de que es su trabajo, reconoció que suele doler ver las partidas ajenas.
“Ya tantos años uno se va acostumbrando, pero hay momentos que te toca vivir en los sepelios al ver a las familias, y piensas que ese familiar pudo haber sido uno tuyo o bien, uno podría ser el que esté a punto de estar bajo tierra”, señaló.
Asimismo, el ver partir a un amigo y tener que sepultarlo son cosas que para él, aún le siguen impactando, pues sabe que su labor consiste en estar en medio de ambos mundos.
NO MUERE LO QUE NO SE OLVIDA
Con gesto amable, refirió que aunque los días 1 y 2 de noviembre son los días fuertes para visitar el panteón, la gente sigue asistiendo a visitar a sus difuntos, tradición la cual, espera no ver morir.
“Aunque ya es un panteón viejo y localidades nuevas no hay, aún personas siguen llegando aquí, en su mayoría gente mayor, porque aunque no lo parezca, es un lugar que puede llenarte de mucha paz”, dijo.
Aunado a esto, don Francisco sabe que su trabajo consiste más allá de sólo encargarse del camposanto, si no que implica mantener viva la tradición de convivir por momentos, entre los muertos.
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