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Los desconocidos en la pandemia; ir a la fosa común por Covid-19

Adultos mayores han fallecido en sus casas o personas en situación de calle, algunos identificados pero con algo en común; nadie reclamó sus restos.

Apenas son las ocho de la mañana pero los implacables rayos orientales del Sol ya comienzan a tostar las pieles de los trabajadores de Obras Públicas que cavan decenas de tumbas a pico y pala en el panteón municipal ubicado al pie del cerro de El Centinela.

De la frente de José Manuel y su compañero comienzan a escurrir gotas de sudor que amenazan con llegar a sus cubrebocas. Ambos salieron a las siete y media de la mañana de las instalaciones del Servicio Médico Forense (Semefo) para llevar nueve cuerpos a la fosa común, entre ellos uno sospechoso de Covid-19.

Con cuerdas, los trabajadores forenses maniobran el descenso de los cuerpos, colocados uno sobre otro, con tan solo unas paladas de tierra que los separan. Todos llegaron en la parte posterior de una camioneta blanca, del mismo color que sus overoles.

Los datos son escuetos. Se trata de un hombre no identificado, encontrado sin vida el pasado 9 de junio en una precaria casa de madera en la calle Emiliano Zapata, en la colonia Mártires de 1906, relativamente céntrica en Mexicali. De acuerdo a vecinos, padecía la enfermedad.

Su cuerpo estuvo en los frigoríficos el Semefo por un mes, pero nadie lo reclamó. Se fue a la fosa común, sin nombre, solamente con una placa metálica con la frase “MASC- NO-ID”, seguida del número único de caso, por si algún día, su familia, quisiera reclamarlo.

Dentro de una bolsa blanca hermética, embalado, su cuerpo queda en el bloque 7 de la fosa de ese día, junto con otros cuerpos de personas no identificadas o no reclamadas que terminan en el sepulcro anónimo. No es el primer cuerpo que va a la fosa común en estas circunstancias.

Antonio, un hombre de 85 años, falleció el 23 de mayo en un domicilio ubicado en la IV Sección del fraccionamiento Hacienda de los Portales, al sur de Mexicali, positivo de Covid-19. Nadie reclamó sus restos y el 12 de junio sus restos terminaron en la nueva sección que comenzó a excavarse en las faldas del mítico cerro.

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LOS QUE NO IBAN A LLEGAR, LLEGARON

Desde el 25 de marzo, que los estragos de la pandemia comenzaron a notarse, y hasta la fecha, siete cuerpos positivos o sospechosos de Covid-19 han terminado en la fosa común, explica César Raúl González Vaca, jefe del Semefo en Baja California.

Los primeros cuatro se enviaron el 12 de junio, luego otros dos fueron llevados el 25 de junio y el último, el desconocido de la colonia Mártires de 1906, fue enviado el pasado 9 de julio.

No todos son desconocidos. Solamente tres de ellos no han sido identificados y los otros cuatro, ya sea por una identificación o referencia de un conocido o vecino, se les ha logrado poner nombre, sin embargo sus restos no son reclamados por familiar alguno.

Mexicali encabeza la estadística, pues otros municipios, como Tijuana, no han atendido este tipo de casos debido a que sus esfuerzos están abocados a la atención de la violencia pandémica que desde hace años azota esa ciudad.

González Vaca asegura que como cifra máxima habrán tenido unos seis casos de fallecidos positivos o sospechosos de Covid-19 en Tijuana que han ido a la fosa común.

En Mexicali se han contabilizado 80 cuerpos de personas que han llegado al Semefo, positivos o sospechosos de esta enfermedad, a pesar que desde el inicio de la pandemia y por protocolo sanitario, no debieron llegar a las instalaciones.

El jefe del Semefo señala que muchos de ellos son indigentes, adultos mayores fallecidos en sus casas, algunos de ellos en la soledad y otros más que han perdido la vida en trayecto a un hospital. “Muchos de ellos eran adultos mayores, también en algunos encontramos sobrepeso”, dice.

Durante la pandemia, un hombre y una mujer se quitaron la vida en casos separados. Él usó un arma de fuego y ella una soga. De acuerdo al dicho de la familia que reclamó sus restos, ambos eran pacientes de Covid-19.

A tres cuerpos de pacientes que han resultado positivos con Covid-19 se les han practicado necropsias por el personal de Semefo, quienes en ese momento desconocían el diagnóstico. Uno de ellos fue el del finado presidente del Instituto Estatal Electoral de Baja California.

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MÁS ALERTA

De acuerdo al protocolo sanitario establecido por las autoridades federales, los cuerpos de fallecidos por Covid-19 o sospechosos, no se les practicaría autopsia, serían inmediatamente colocados en ataúdes herméticos y tan pronto fuera posible, llevados a sepultar. Nunca se estable-ció que debían ser cremados, contrario a la creencia popular en redes sociales.

Las circunstancias no previstas por el personal del Servicio Médico Forense tampoco los tomaron por sorpresa. “Estamos acostumbrados a trabajar en la incertidumbre, con tuberculosis, hepatitis o sida”, explica González Vaca.

Los protocolos sanitarios que aplican para el manejo de cuerpos por riesgos infecciosos o contagiosos solamente se volvieron más rigurosos desde el inicio de la pandemia y cuando se percataron de los primeros cuerpos que llegaron a sus instalaciones.

El jefe del Semefo representa esta directriz con tan solo un caso positivo de Covid-19 entre el personal de la dependencia en todo el estado, recepcionista en Mexicali, quien tenía el mayor contacto con familiares de fallecidos y que tras su aislamiento, regresó a trabajar.

Además de esta protección, señala, se lleva a cabo la sanitización de instrumentos quirúrgicos, planchas y equipo común, además del uso de cloro y artículos de limpieza para las instalaciones del Semefo, desde recepción hasta anfiteatros.

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CUATRO HORAS PARA UNA FOSA

La jornada comienza a las cuatro de la mañana y si se puede antes, mejor. Los trabajadores habituales del panteón municipal, donde sus límites comienzan a extenderse hacia el Centinela, tardan hasta cuatro horas en cavar una fosa a pala.

Esperan que a las ocho de la mañana, cuando el Sol comienza a mermar sus energías, puedan terminar las fosas del día y poder volver a casa.

El incremento de fallecidos en la capital bajacaliforniana, donde este fin de semana se rebasaron las mil muertes por Covid-19, ha obligado al Ayuntamiento a enviar a trabajadores del área de Parques y Jardines a apoyar a los empleados del cementerio.

“Míralos, son 17 los que mandaron y ahí están haciéndose bolas para cavar nomás una fosa”, expresa uno de los trabajadores del panteón mientras palea tierra a la fosa de los desconocidos. “Nunca habíamos tenido tanto trabajo como ahora”, remata.

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