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El Imparcial / Mexicali / Personaje del Año

Héroes sin capa, pero de bata blanca

Los médicos y médicas de Mexicali no bajaron la guardia ante el mortal virus. Al contrario, trabajaron con mayor ahínco para salvar vidas.

MÉDICOS

Los médicos de Mexicali, representan el heroísmo que salvó a miles de las garras del Covid-19 en este 2020, aún con miedos, cansancio e incertidumbre, se han comprometido con la lucha en el municipio con mayor incidencia de la entidad.

De la contingencia han resaltado los más valiosos perfiles entre la comunidad médica, por ello son reconocidos como personaje del año por el PERIÓDICO LA CRÓNICA.

La doctora Alina Avendaño Mendoza, compartió una parte del cómo han experimentado la pandemia, destaca a los médicos como distinguidas personas ocupadas en dar un tratamiento con ética, amor y humanismo.

Avendaño conoce variadas trincheras de la pandemia, al ser médico intensivista, pediatra y tanatóloga, conoce los detalles del Hospital General de Mexicali (HGM), ya que trabaja ahí desde hace once años en el área de Urgencias Pediátricas.

Su formación le ha permitido trabajar directamente con los adultos enfermos de Covid, con los niños, y sobre todo con las familias, imprimiendo esa marca de humanismo que tanto necesita la población, en momentos tan sensibles.

El buen desempeño de Avendaño, le valió la Condecoración Miguel Hidalgo, este reconocimiento es parte del Sistema de Honores de México, y el premio más alto que el País puede otorgar a un ciudadano.


ACCIÓN

Los médicos son “hombres de acción”, y Avendaño no se podía quedar atrás, al percatarse que el área pediátrica tendría muy poca demanda en el HGM, puso manos a la obra para utilizar sus conocimientos en tanatología al servicios de la comunidad, los cuales fueron más que oportunos, ante la letalidad del Covid-19.

Se sumó a la atención de los enfermos, del personal de salud y de los familiares, a través de la creación de un área de información, con la misión de brindar soportes emocionales, amortiguar las malas noticias, y propiciar la comunicación.

“Nuestra labor consistió en realizar las llamadas entre los pacientes y los familiares, a hacer las video llamadas, y notificar las malas noticias, como parte de un apoyo, para que los que estaban en primera línea no tuvieran que salir y quitarse todo el equipo”, relató.

“No sabíamos cómo íbamos a notificar todos los días más de una defunción, nadie se acostumbra a la muerte, y sabíamos que por el panorama mundial esto nos iba a tocar a nosotros, y que lo que teníamos que hacer era tratarlo con humanidad, más que con legalidad, ante todo el acto médico es un acto humano”, resaltó la doctora.

Avendaño y todo un equipo, se ocuparon en tener un espacio para las familias que recibían la noticia del fallecimiento de un integrante, procuran hacerlo con el mayor tacto posible, explicó.

“Ahí los escuchamos y resolvemos sus dudas, y tiene que ser lo más rápido posible para no entorpecer ese trámite tan doloroso; no nos permitimos asustarnos ante el llanto, y se permite la libre expresión de la familia”, mencionó la doctora.

“El secreto de dar una mala noticia, es no darla, nosotros al contar todo el contexto clínico, permite que el familiar se vaya haciendo a la idea de lo que pasó, y poco a poco llega a la conclusión de que no sobrevivió, eso impacta positivamente en cómo recibe la información, y cómo será su proceso de duelo”, describió.

“Sin saber nos hemos preparado ante esta crisis, y hemos sabido intervenir con nuestros aliados y compañeros, para saber qué hacer con todo ese dolor humano, anteriormente se creía que el médico y la enfermera no debían sentir para no sufrir, pero lo que hacemos son técnicas de descarga, hablamos para que desahoguen todo ese dolor humano”, relató.

MÁS MUERTES

La necesidad de impulsar esta unidad, es que la contingencia implicaba un gran reto en varios sentidos, uno de ellos era notificar a las familias sobre su pérdidas, más veces al día.

“Ya no es una o dos muertes cada semana, son demasiadas defunciones, y así le damos el sentido humano”, comentó la experta en salud.

“Al principio terminábamos las jornadas muy noche, por el acompañamiento que dábamos en el hospital, y haciendo las video llamadas, ya que solo eran tres o cuatro personas avocadas”, recordó.

“Luego te adaptas, tu familia es el hospital, toda la gente que forma parte de ese equipo se vuelven tus aliados, cuando haces tu trabajo con pasión, no hay problema”, declaró la doctora.

La soledad y distanciamiento son de los precios más altos que debe pagar el personal de salud, tanto extrañan el contacto, que entre ellos mismos procuran darse un abrazo, siempre y cuando tengan el equipo de protección personal.

“El sacrificio de todo el personal de salud es no ver a la familia con la frecuencia que uno quisiera, el acercamiento humano es muy importante, y esta pandemia nos tiene limitados con el contacto físico, que con el traje nos permitimos abrazarnos”, declaró.

TRAGEDIA

Los médicos están entrenados para sobrellevar las pérdidas de los pacientes, pero cuando las tragedias llegan a un colega, puede causar serias afectaciones emocionales, declaró la doctora.

“Un paciente en particular nos quitó el miedo a entrar, cuando ves a una enfermera pidiendo ayuda, más oxígeno, nadie se quería acercar al inicio de la pandemia, se te parte el corazón, solo lo puedes acompañar sabiendo que lo van a intubar, y que va a morir, y sí, eso pasó, esa fue la primera vez que nos impactó, y dijimos, tenemos que entrar más”, recordó con tristeza.

Hay una fatiga “compasional” entre el personal de salud, y hace falta atenderla. Reconoció que quienes están al frente de la pandemia, son apasionados de la vida, pues trabajan ante una adversidad de carencia de recursos, y a veces de consciencia social.

“La mayoría están cansados, y se frustran al ver a la gente que sale sin cuidados porque no cree o ya se enfermó, necesitamos ser muy resilientes, el que la gente no tenga empatía, genera mucho coraje entre el personal”, reflexionó.

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