Exalta Pedro Valerosidad de los jóvenes
A sus 24 años, Pedro Calderón Infante es ya un ejemplo de perseverancia y superación para chicos y grandes, al no dejarse vencer por la sordera que lo afecta desde niño.
Producto de una meningitis, desde que tenía un año y medio de edad el joven perdió la capacidad de escuchar, impidiéndole también la capacidad del habla.
Desde entonces, gracias al impulso de sus padres, Arturo Calderón y Rosalinda Infante, se ha abierto camino en sus diferentes etapas escolares, hasta graduarse como Licenciado en Actividad Física y Deporte por la UABC en el 2017.
Para emplear lo aprendido, durante abril de ese mismo año Pedro fundó el Centro de Lenguaje y Aprendizaje Cleap, donde se atiende a niños y jóvenes sordos que deseen recibir terapia, aprender lenguaje de señas y asesoría académica.
Cuando no está en Cleap, es además cocinero en un restaurante de comida japonesa.
Sus deseos de superación, amor por la vida y actitud amable ante la adversidad, hicieron que sus amigos pensaran en el para inscribirse en el certamen Mr Deaf, contraparte masculina del concurso de belleza Señorita Sorda México.
Con el apoyo de su madre e intérprete de señas, explicó que asistió al concurso sin muchas expectativas. “No estaba enterado del concurso, pero mis amigos me animaron, me dijeron que como la sede fue en Guadalajara me iba a gustar mucho, y al final me convencieron”.
Su actitud y estilo en el escenario, los valores reflejados durante las etapas del concurso y su buena forma física, en conjunto hicieron que fuera seleccionado como el nuevo Mr Deaf.
“Con mi participación fue la primera vez que hubo un candidato de Baja California. Me sentí orgulloso de haber representado al estado y darles el gane”, señaló el orgulloso cachanilla, que destacó de entre los 7 competidores de todo México.
Gracias a que obtuvo el primer lugar, durante el 2019 viajará a Praga, República Checa, para representar a México en la etapa internacional del evento en la que participan 50 países.
Aunque tiene poco menos de un año para prepararse, no pierde de vista el objetivo de traer la banda de primer lugar a su país, por lo que reconoció que le gustaría que tanto el como los integrantes de la asociación que organiza Señorita Sorda reciban mayor apoyo y difusión.
“La verdad es que sí ocupamos darnos a conocer, mayor apoyo, y que se faciliten los medios para hacer un buen papel en Praga”.
‘Todo se puede’
Desde pequeño, sus padres enseñaron a Pedro que existían dos posibles caminos para enfrentar su discapacidad; el primero, quedarse en casa lamentándolo para siempre. El segundo, levantarse y avanzar.
Orgulloso, expresó que desde el inicio eligió el primero, por lo que ahora trata de transmitir esa actitud a otros jóvenes que enfrentan un padecimiento similar.
“Quiero decirles a todos los jóvenes, sordos o con una discapacidad que aunque sientan que no pueden lograr cosas como estudiar, terminar la escuela, no hagan caso. Todo se puede, tienen que escucharse a sí mismos y seguir sus sueños, todos tenemos alguno”.
Además, se dijo emocionado de que existan concursos de belleza y talento incluyentes, por lo que invitó a que ninguna persona interesada se quede con las ganas de participar.
“A veces no se inscriben porque les da vergüenza. Pero todos somos iguales, aunque tengamos una pequeña diferencia, tenemos la inteligencia, sólo somos un poco especiales. Hay que continuar viendo hacia el futuro”.
La familia: Lo más importante
Ante todo, está el agradecimiento y amor que siente por los esfuerzos e impulso que ha recibido de sus padres y sus hermanos, Angel y Linda, con quienes vive en su hogar ubicado en el fraccionamiento Justo Sierra.
Rosalinda Infante, su mamá, confesó que ha sido una tarea ardua prepararse para poder brindar a su hijo las herramientas que necesita para enfrentar la vida.
“Su papá no siempre nos puede acompañar, pero el se encarga de trabajar para que podamos seguir avanzando. A veces me asombro de ver la fortaleza y actitud que él tiene”.
Desde aprender lenguaje de señas hasta brindarle tiempo, ayuda escolar, consejos y viajar con el a sus actividades, la orgullosa madre ha crecido junto a él.
“Me siento muy contenta, orgullosa de ver cómo ha avanzado. He llegado a pensar que el no necesita que lo cuide, lo veo fuerte y voluntarioso, a pesar de que a veces haya gente que no lo quiera, o no lo entienda.
Como mamá de un niño especial he aprendido que uno tiene dejar volar a los hijos, y quedarse detrás de ellos, como guardia para cuando te necesiten”.
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