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El Imparcial / Mexicali / Día del Bombero

Bomberos, entre el fuego y la pandemia

Sofocan incendios, atienden rescates, emergencias médicas y ahora también conforman el frente de avanzada en la lucha contra el Covid; hoy 22 de agosto festejan su día.

El termómetro marca los 43 grados a la sombra. La humedad sofoca a cualquier peatón y la ventisca apenas se percibe. El sol chamusca y pellizca la piel de quienes se atreven a salir a la calle. Es un día más en la canícula mexicalense.

En la sala de máquinas de la Estación No. 23 de la Dirección de Bomberos, al sur de Mexicali, Rodolfo Montoya y Jonathan Castillo alistan guantes, alcohol en gel, caretas y overoles. Los suben a un pequeño Nissan March blanco, en el que arrancan al son de las sirenas de emergencia.

Sortean embotellamientos, semáforos, altos y automovilistas que, a sabiendas de su paso por el ulular de la sirena, deciden ganarles el paso. Hacen unos diez minutos hasta la calle Celaya, donde los esperaba un paciente de Covid-19. Momentos antes, una llamada al 911 los había alertado.

La casa tiene el cerco cerrado, pero la puerta de entrada se encuentra entreabierta. El rostro de Rodolfo y Jonathan cuadra en un gesto de preocupación cuando, después de tocar algunos minutos y hacer sonar la sirena, nadie responde. Por un momento temen lo más trágico.

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Adrián, un hombre de 30 años y positivo a coronavirus, asoma su rostro por la puerta, cubierto parcialmente por el cubrebocas. Los dos bomberos recuperan el aliento y Rodolfo se alista con un traje Tyvek, careta, cubrebocas y guantes para ingresar y valorar su estado. No tarda en comenzar a sudar y el sol se encuentra en su punto más alto del día.

Le coloca el oxímetro, le mide la temperatura con un termómetro digital y le pregunta por sus síntomas. Fiebre del día anterior, dolores, irritación en garganta. Su condición no amerita traslado a un hospital y solamente lo orienta sobre los cuidados que debe tener y también que les llame si lo considera necesario.

Rodolfo ahora debe retirarse el overol, pero antes de hacerlo, Jonathan lo rocía con una brisa virucida. Le ayuda a retirarse cada artículo de la vestimenta de seguridad en un proceso que tarda de 10 a 15 minutos a pleno sol, mientras comunica el resultado de la visita al operador del C4. Ahora vuelven a la estación, a la espera de otra llamada.

Ellos también sofocan incendios, atienden rescates, emergencias médicas y, ahora, también conforman el frente de avanzada en la lucha contra el Covid-19; los bomberos festejan su día este 22 de agosto.

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ESTACIÓN COVID

Rodolfo y Jonathan no titubean al confesar el temor que los invadió cuando les dijeron que, por sus conocimientos como paramédicos, conformarían uno de los turnos de la Estación No. 23, bautizada como la Estación Covid, pues atenderían únicamente este tipo de casos.

Pensé en rentar o quedarme en otro lado, era un temor muy grande, dice Rodolfo, quien mantiene la guardia en alto con las medidas de protección en su casa, sobre todo por su esposa y su hijo de seis años que lleva su nombre.

Al inicio de la pandemia atendían de 13 a 17 servicios diarios, además de participar en 4 a 5 traslados a hospitales, en promedio. En las últimas semanas bajó la carga de trabajo de 6 a 10 servicios en promedio y de 1 a 2 traslados a hospitales, sólo en casos graves.

Jonathan, encargado de turno, explica cómo han elaborado su propio protocolo de seguridad en la estación, la atención de servicios y los traslados, con base a la experiencia de otros cuerpos de seguridad y los manuales que han encontrado en línea.


AMENAZAS Y SATISFACCIONES

La incertidumbre invadió al mundo con el brote del coronavirus hace más de seis meses. Vivirlo a través de uno mismo o de un familiar, desató el miedo. Este temor se ha convertido en agresiones, insultos y amenazas para los bomberos paramédicos que poco pueden hacer por un paciente.

“Nos han venido a amenazar de muerte a la estación, en una ocasión no me querían dejar salir de un domicilio donde les dijimos que la persona había muerto, necesitamos mucha paciencia para hablar con los familiares, unos entienden pero con otros es difícil”, explica Rodolfo. “Para nosotros también es doloroso perder a una persona, nos ponemos en sus zapatos porque también en nuestras familias ha habido contagios”.

A pesar de estos sinsabores, hay casos de satisfacción. “Nos han llamado para agradecernos, traernos algún presente, algunas bebidas o comida a la estación, gente que ha salido del hospital se comunica para agradecernos y eso también es parte del trabajo”, comenta.

El funcionamiento de esta unidad, que enfrenta sus altas y bajas en esta curva de aprendizaje dentro de la pandemia, lo explica bien José Cruz Hernández, paramédico de la estación, originario del valle de Mexicali. “Estamos muy bien acoplados y eso nos ayuda a enfrentarlo”.

Al final, todo se resume a este postulado. Para superar la pandemia, nos necesitamos todos como sociedad. Mientras tanto, los bomberos seguirán dedicándose a servir a Mexicali, entre el fuego y la pandemia. Felicidades en su día.

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