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Revela estudio que las abejas saben nadar y sobreviven hasta 10 minutos en el agua

Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de California acaba de descubrir algo bastante sorprendente. 

Seguro que alguna vez has visto a una abeja flotando en el agua y agitándose desesperadamente en un intento por evitar morir ahogada, ¿verdad? Pues bien, resulta que los movimientos del pobre insecto no son tan desesperados como parecen. Un nuevo estudio acaba de revelar que las abejas saben nadar.

Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de California acaba de descubrir algo bastante sorprendente. Los movimientos de las abejas que caen al agua no son casuales. Al analizar las ondas que generan con las alas mediante cámaras de alta velocidad, los ingenieros han descubierto que estas generan un impulso diminuto pero constante en la misma dirección. Literalmente nadan para intentar ponerse a salvo.


Cuando una abeja cae al agua, sus alas quedan atrapadas en la superficie del líquido, lo que anula completamente su capacidad para volar. Sin embargo, el animalito puede seguir moviéndolas, y lo hace en un ángulo diferente al que ejerce cuando está volando, indica Gizmodo.

Ese movimiento genera un diminuto impulso de apenas 20 millonésimas de Newton en la parte posterior del cuerpo del animal. Suficiente como para desplazarse poco a poco con el objetivo de intentar alcanzar la orilla y ponerse a salvo. Más que nadar, es casi como si se desplazaran sobre el agua de una forma similar a los barcos hidroala.

Tras probar con más de 33 insectos, los investigadores descubrieron que las abejas pueden aguantar hasta 10 minutos antes de sucumbir al cansancio y ahogarse. Tras cada prueba, por cierto, los investigadores retiraban a las abejas del agua con ayuda de un diminuto arnés para permitir que se se recuperaran sin morir ahogadas.

Las abejas no tienen pulmones como los mamíferos. Su sistema respiratorio es traqueal. El oxígeno entra a través de una serie de aberturas en los laterales de su abdomen llamadas estigmas, y de ahí se distribuye por las tráqueas a todos los órganos.


Los pequeños insectos pueden abrir y cerrar estas aberturas en función del oxígeno disponible. ¿Por qué las abejas caen al agua en primer lugar? La respuesta es por accidente. El ingeniero Chris Roth, principal autor del estudio, explica:

En los días calurosos, las abejas necesitan refrigerarse, y para ello recurren al agua. Cuando las temperaturas suben, las obreras salen a buscar agua para la colonia en lugar de polen. Encuentran una fuente de agua y beben para almacenar el líquido en un depósito especial. A veces, sin embargo, caen al agua y si no logran ponerse a salvo mueren ahogadas.

Es la primera vez que se registra un sistema de locomoción semejante. Aparte de aportar un detalle fascinante en la vida de estos insectos, el descubrimiento puede ser de mucha utilidad a la hora de diseñar nuevos robots voladores capaces de desplazarse también por el agua.

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