Creen haber encontrado la ciudad perdida cuyos habitantes construyeron Stonehenge
Hasta ahora se pensaba que Blick Mead era solo un pequeño asentamiento de la época de los romanos.

Stonehenge es un monumento especialmente parco a la hora de revelar sus secretos, y uno de esos secretos es quiénes fueron sus constructores. Los últimos hallazgos de los arqueólogos apuntan a que esos constructores en realidad vivían muy cerca de su creación, en la ciudad perdida de Blick Mead.
Blick Mead se conoce desde hace décadas. Se trata de un yacimiento arqueológico a solo kilómetro y medio de Stonehenge. Hasta ahora se pensaba que Blick Mead era solo un pequeño asentamiento de la época de los romanos, pero sucesivas excavaciones revelan que bajo ese asentamiento hay restos, decenas de miles de pistas que apuntan a que bajo esa colina se esconde la primera ciudad conocida en la historia de Inglaterra, la ciudad en la que muy probablemente vivieron los constructores de Stonehenge.
Es perfectamente normal que sea tan difícil encontrar esta ciudad. No hablamos precisamente de grandes templos de piedra de hace 3.000 años como los de las civilizaciones griega y romana, Hablamos de un asentamiento neolítico tan antiguo (los primeros restos datan de hace 10.000 años) que los materiales de que estaba hecho (fundamentalmente madera y pequeñas piedras) apenas son hoy una huella en la tierra.
La cuestión es que no es solo una huella. En los últimos años, el profesor David Jacques y su equipo han encontrado más de 70.000 restos arqueológicos. Son demasiados como para considerar Blick Mead un simple campamento de pastores nómadas. La datación del asentamiento revela que estuvo habitado durante miles de años.
El paisaje de Willtshire era un poco diferente a cómo lo conocemos ahora. El pequeño arroyo que hay junto a Blick Mead era un río importante y los investogadores no descartan que fuera navegable hasta cierto punto.
Uno de los hallazgos más interesantes es una suave rampa empedrada que desciende hasta donde probablemente estaban las aguas de aquél río. Una pequeña playa en la que arribar con una canoa es una cosa, pero una rampa empedrada y con trazas de pilares de madera es una estructura que apunta a una comunidad mucho más avanzada y numerosa.
En las praderas alrededor de Stonehenge pastaban los auroch o uros, una especie de ancestros de las vacas actuales cuyos huesos y cráneos siguen apareciendo por cientos en los alrededores del asentamiento.
Lo más decepcionante del trabajo arqueológico alrededor de Stonehenge es que aún no hemos sido capaces de encontrar un monumento único de la misma importancia que el conjunto megalítico. Quizá nunca aparezca, pero los pequeños indicios son ya tan numerosos que no pueden ser ignorados. Stonehenge era el epicentro de una auténtica civilización, y es una cuestión de tiempo que averigüemos qué aspecto tenía.
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