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Cómo un trasero que parece más grande podría ser una señal poco evidente de autismo y TDAH

Niños con autismo y TDAH suelen presentar una diferencia postural llamada inclinación pélvica anterior, en la que la pelvis se inclina hacia adelante y provoca que el abdomen sobresalga y los glúteos se proyecten hacia atrás.

Cómo un trasero que parece más grande podría ser una señal poco evidente de autismo y TDAH

CIUDAD DE MÉXICO.- Los trastornos del neurodesarrollo como el autismo y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) suelen compartir síntomas. Entre ellos están las dificultades sociales, los problemas para mantener la atención y los retos para regular las emociones. Sin embargo, estudios recientes señalan que también pueden compartir algo menos evidente: ciertas diferencias en la postura corporal.

Especialistas han observado que muchos niños con autismo o TDAH presentan una postura particular que no se relaciona con la forma del cuerpo ni con la genética, sino con un problema postural específico.

¿Qué es la inclinación pélvica anterior?

La inclinación pélvica anterior ocurre cuando la parte frontal de la pelvis se inclina hacia adelante en lugar de mantenerse en una posición neutral. Esto provoca que la zona baja de la espalda se curve más de lo normal.

El efecto visible suele ser un abdomen que sobresale y unos glúteos que se proyectan hacia atrás. A esta postura, de forma coloquial, algunas personas la llaman “glúteos de pato”.

Aunque cualquier persona puede presentar esta condición, es más frecuente en niños con autismo o TDAH.

¿Qué tan comunes son estos diagnósticos?

En Estados Unidos, se estima que 1 de cada 31 niños de 8 años o más ha sido diagnosticado con autismo, un trastorno que afecta el aprendizaje, la conducta, la comunicación y la interacción social.

En el caso del TDAH, datos de 2022 indican que alrededor de 1 de cada 9 niños de entre 3 y 17 años ha recibido este diagnóstico en algún momento. Este trastorno impacta la atención, la concentración, la hiperactividad y el control de impulsos.

¿Por qué estos niños desarrollan esta postura?

Una de las principales razones es el bajo tono muscular. Muchos niños con autismo o TDAH tienen músculos del abdomen y los glúteos más débiles, lo que dificulta mantener la pelvis bien alineada.

A esto se suma el hábito de permanecer sentados por largos periodos o repetir ciertos movimientos, como caminar de puntas. Estas acciones pueden acortar los flexores de la cadera y tensar la zona baja de la espalda, lo que empuja aún más la pelvis hacia adelante.

Además, es común que estos niños tengan dificultades con el equilibrio, la coordinación y la conciencia corporal, lo que hace más complejo sostener una postura adecuada al estar de pie o al moverse.

¿Qué dice la investigación científica?

Un estudio que utilizó análisis de movimiento en tres dimensiones comparó la forma de caminar de niños en edad escolar. Los resultados mostraron que los niños con autismo caminaban con la pelvis más inclinada hacia adelante que otros niños de su misma edad.

También se observó que empujaban con menos fuerza desde los tobillos y que sus caderas permanecían más flexionadas durante la marcha.

En otra investigación, se encontró que los niños con TDAH tenían, en promedio, un ángulo de inclinación pélvica anterior 4.5 grados mayor que los niños sin este diagnóstico. Los autores señalaron: “Nuestros resultados sugieren que el ángulo pélvico anterior representa una variable específica de la marcha relacionada con los síntomas del TDAH”.

¿Puede causar molestias o problemas físicos?

La inclinación pélvica anterior no siempre genera problemas. Sin embargo, en algunos casos puede provocar dolor en la zona lumbar, las caderas o las rodillas. También puede afectar el equilibrio, la velocidad al caminar y la forma de moverse en general.

Por ello, identificarla a tiempo puede ser útil para prevenir molestias futuras.

¿Qué se puede hacer para mejorar la postura?

La buena noticia es que existen ejercicios que pueden ayudar a corregir o mejorar esta condición. Entre los más recomendados están los que estiran los flexores de la cadera y fortalecen los glúteos, los isquiotibiales y el abdomen.

Ejemplos de estos ejercicios son los puentes, las planchas, las elevaciones de piernas y las sentadillas contra la pared. Realizados de forma constante, pueden ayudar a mantener la pelvis en una posición más alineada.

¿Es necesario apoyo profesional?

Especialistas recomiendan trabajar con un terapeuta físico u ocupacional. Estos profesionales pueden adaptar los ejercicios a las necesidades de cada niño y convertirlos en actividades más accesibles y agradables.

Esto es especialmente importante en niños con autismo o TDAH, ya que pueden existir sensibilidades sensoriales o dificultades de atención que requieren un enfoque personalizado.

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Atender la postura no sustituye otros apoyos, pero puede ser una herramienta práctica para mejorar el bienestar físico y facilitar el movimiento en la vida diaria.

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