¿Te entristece el fin de año? La psicología explica por qué

CIUDAD DE MÉXICO.- Las celebraciones de fin de año suelen asociarse con encuentros, despedidas y festejos. Sin embargo, para muchas personas este período también puede intensificar sentimientos de soledad, estrés, ansiedad o melancolía. Lejos de ser una experiencia aislada, se trata de un fenómeno frecuente que tiene explicaciones emocionales y sociales claras.

¿Por qué diciembre puede generar malestar emocional?

Diciembre concentra varios factores al mismo tiempo. A las reuniones familiares se suman los balances de fin de año, la presión por cumplir metas y la expectativa de “sentirse bien”. Todo esto puede aumentar el malestar, sobre todo cuando la realidad personal no coincide con el ideal festivo.

La doctora Graciela Moreschi, médica psiquiatra (MN 41018), explicó que las fiestas funcionan como un ritual donde los vínculos quedan expuestos. “Por lo tanto, cuando se notan más las faltas y la carencia, todo lo afectivo está más expuesto. En general, la soledad es más evidente, también los malos vínculos y para muchos hay una comparación con su infancia”.

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La presión por alcanzar metas y el balance del año

Uno de los detonantes más comunes es el balance personal. El cierre del año suele activar comparaciones entre lo esperado y lo logrado. Esto puede generar frustración, culpa o sensación de fracaso.

El doctor Rolando Salinas, jefe de Salud Mental del Hospital Alemán y profesor de Psicología de la Salud en la UCA (MN 72241), señaló que “la tristeza en el fin de año no es un ‘síndrome’, sino la consecuencia previsible del cambio de etapa simbólico cuando este ocurre en momentos vulnerables”.

Según explicó, las personas con tendencia a realizar autovaloraciones negativas suelen verse más afectadas. A esto se suman presiones económicas, laborales y sociales, que se intensifican en estas fechas.

La familia, los vínculos y lo que ya no es igual

Las fiestas también suelen reactivar recuerdos de otras etapas de la vida. En especial, la comparación con la infancia y con una idea de familia asociada a contención y pertenencia.

“Las personas extrañan cuando sentían a la familia como lugar de contención. Pero la familia va cambiando. Uno es adulto y se da cuenta de que a veces no hay tanta contención. La pertenencia se va diluyendo y esto provoca angustia”, indicó la doctora Moreschi.

En este contexto, los vínculos difíciles o deteriorados se vuelven más visibles, y la soledad puede sentirse con mayor intensidad, incluso estando acompañado.

Soledad no deseada y cansancio acumulado

Otra causa frecuente de tristeza en fin de año es la soledad no elegida. Hay personas que, por distintas razones, no pueden o no desean participar en encuentros sociales intensos.

Salinas advirtió que es importante evitar que el ideal festivo se vuelva una obligación cultural. “El cansancio acumulado del año también puede ser terreno fértil para quienes están predispuestos a estos problemas”, explicó.

Aceptar límites personales y reconocer el propio estado emocional puede ayudar a reducir la carga emocional de estas fechas.

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El impacto emocional en las personas mayores

En el caso de las personas mayores, el efecto de las fiestas depende en gran medida de su situación social y familiar. Aquellas con pocos apoyos pueden experimentar más ansiedad, melancolía o estrés.

Emilce Schenk, psicóloga y coordinadora del Equipo Psicosocial de Centro Hirsch, señaló que “las fiestas pueden tener un impacto significativo a nivel emocional en las personas mayores”. Por eso, recomendó planificar estas fechas considerando su red de apoyo, el lugar donde viven y las posibilidades reales de compartir con otros.

La presencia, la escucha activa y la inclusión en celebraciones son factores clave para su bienestar emocional.

¿Qué hacer cuando la tristeza aparece en las fiestas?

Los especialistas coinciden en que no se trata de negar la tristeza, sino de entenderla. Para la doctora Moreschi, es importante aceptar que la tristeza forma parte de la vida y usarla como señal. “Ver de qué me está hablando. Observar si estoy con vínculos que me contienen o no. La familia no es solo la sanguínea, sino también la que uno elige”.

También advirtió sobre las comparaciones: “No comparar y usar eso que se puso en evidencia para ver si hay algo que puedo cambiar y si no, poder aceptar la tristeza”.

En el caso de las personas mayores, Schenk recomendó respetar los límites físicos y emocionales, cuidar horarios, distancias y prever espacios de descanso. Si el malestar persiste, subrayó la importancia de contar con acompañamiento en salud mental.

El sentido de las fiestas más allá de la alegría obligatoria

Desde una mirada más amplia, las fiestas no deberían entenderse como una exigencia de felicidad. Salinas recordó que su sentido original es marcar un pasaje: el cierre de una etapa y la apertura de otra.

“No hay que confundir alegría con sentido”, afirmó. Y agregó que la experiencia festiva no se define por lo material, sino por el afecto comunitario y el reconocimiento del propio recorrido.

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Finalmente, recomendó tres claves prácticas para atravesar mejor el fin de año: agradecer la vida sin negar el dolor, permitir que cada persona exprese sus emociones de forma genuina y sostener una esperanza realista ante el nuevo comienzo.