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Dolor de cadera: qué lo causa, cómo se diagnostica y qué opciones existen antes de pensar en cirugía

El dolor de cadera es una molestia frecuente que puede afectar la movilidad y la vida diaria, pero en la mayoría de los casos no requiere cirugía inmediata.

Dolor de cadera: qué lo causa, cómo se diagnostica y qué opciones existen antes de pensar en cirugía

CIUDAD DE MÉXICO.- El dolor de cadera es una de las consultas más comunes en servicios de salud. Suele generar inquietud por su origen y por la posibilidad de requerir cirugía. Sin embargo, en la mayoría de los casos existen alternativas efectivas que no implican una intervención inmediata. Identificar la causa precisa y recibir un diagnóstico personalizado permite abordar el problema con estrategias que favorecen la recuperación y la calidad de vida en cualquier etapa de la vida.

Aunque muchas personas asocian el dolor de cadera con la edad avanzada, especialistas citados por The Conversation señalan que se presenta en jóvenes, adultos y personas mayores, y que la mayoría de los casos responde a causas tratables.

¿Cómo impacta el dolor de cadera en la vida diaria?

El dolor de cadera puede afectar de forma directa la movilidad. Actividades simples como caminar, subir escaleras, agacharse o permanecer de pie se vuelven difíciles. Incluso puede limitar la participación en reuniones sociales y otras actividades cotidianas.

Mayo Clinic define este dolor como una molestia que puede localizarse en la articulación, la parte externa de la cadera, la ingle o el muslo. Cuando el dolor interfiere con las rutinas diarias o limita el movimiento, los expertos Charlotte Ganderton y Josué Heerey, citados por The Conversation, recomiendan consultar a un profesional de la salud.

Causas más comunes del dolor de cadera

De acuerdo con Mayo Clinic, entre las causas más frecuentes se encuentran la artrosis, la bursitis, la tendinitis, las distensiones musculares y las lesiones por sobreuso. Muchas de estas afecciones pueden tratarse con medidas conservadoras y rara vez requieren cirugía de forma inmediata.

El origen del dolor puede variar según la edad y el género. Por ello, la evaluación clínica resulta clave para descartar condiciones que requieran atención específica y definir el tratamiento adecuado.

Dolor de cadera en adolescentes y adultos jóvenes

En adolescentes y adultos jóvenes, el dolor de cadera suele relacionarse con alteraciones estructurales. La Cleveland Clinic señala que el síndrome de pinzamiento femoroacetabular es una de las causas más frecuentes, especialmente en hombres jóvenes que practican deportes.

Este problema se produce por cambios en la forma de la cabeza del fémur o del acetábulo, lo que limita el movimiento y genera molestias en la parte anterior o lateral de la cadera. En mujeres jóvenes, otra causa habitual es la displasia de cadera, que implica una cobertura insuficiente de la cabeza femoral y puede provocar inestabilidad y dolor en distintas zonas de la articulación.

Hipermovilidad: cuándo el exceso de movimiento aumenta el riesgo

Algunas personas presentan hipermovilidad articular debido a ligamentos o cápsulas articulares más elásticas de lo habitual. Esta condición es común en deportistas, bailarinas, practicantes de yoga o nadadores, quienes requieren un amplio rango de movimiento.

Los especialistas advierten que, si existe debilidad muscular, el riesgo de lesiones aumenta. En estos casos, el fortalecimiento de los músculos que rodean la cadera es fundamental para prevenir molestias, mejorar la estabilidad y favorecer una recuperación funcional.

Dolor de cadera en adultos y personas mayores

En adultos y personas mayores, la artrosis de cadera es una de las causas más frecuentes. Según Mayo Clinic, se manifiesta con dolor persistente, rigidez y dificultad para realizar movimientos cotidianos como caminar o vestirse.

La Cleveland Clinic también destaca la tendinopatía glútea, que provoca dolor en la parte externa de la cadera y puede dificultar subir escaleras, mantenerse de pie sobre una pierna o recostarse del lado afectado. Ambas condiciones suelen avanzar de forma progresiva, por lo que el diagnóstico temprano y el tratamiento personalizado ayudan a preservar la movilidad y la independencia.

Evaluación clínica y estudios: por qué el diagnóstico es clave

El abordaje recomendado comienza con una evaluación clínica minuciosa realizada por un profesional de la salud. La Cleveland Clinic indica que este paso es esencial para identificar el origen del dolor y descartar patologías graves.

En algunos casos se utilizan radiografías para analizar la estructura ósea y resonancias magnéticas para evaluar los tejidos blandos. Las expertas citadas por The Conversation subrayan que estos estudios deben interpretarse con cautela, ya que pueden mostrar hallazgos incluso en personas sin síntomas. Por ello, siempre deben correlacionarse con la evaluación clínica.

Tratamientos conservadores: la primera línea de atención

La mayoría de los pacientes mejora con tratamientos no quirúrgicos. Estos incluyen fisioterapia, ejercicios específicos, estiramientos, medicamentos antiinflamatorios y ajustes en la actividad diaria. The Conversation señala que estas estrategias son eficaces en la mayoría de los casos.

La Cleveland Clinic añade que los programas de ejercicios para fortalecer la musculatura de la cadera son una parte central del tratamiento. Un artículo publicado en la Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy indica que la fisioterapia individualizada mejora la función y reduce el dolor, lo que permite retrasar o evitar procedimientos invasivos.

¿Cuándo se considera la cirugía de cadera?

La cirugía se contempla solo cuando las opciones conservadoras no ofrecen resultados tras un periodo recomendado, generalmente de al menos tres meses. Los procedimientos más habituales incluyen la artroscopia de cadera y el reemplazo articular.

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Los especialistas coinciden en que, en la mayoría de los casos, el manejo no quirúrgico resulta suficiente. Un diagnóstico oportuno, ejercicios adecuados y un plan personalizado permiten controlar el dolor y mejorar la calidad de vida sin recurrir de inmediato a la cirugía.

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