Navidad y salud del corazón: qué comer y qué moderar para reducir riesgos
Durante la Navidad, la abundancia de comida puede afectar la salud del corazón si no se moderan ciertos alimentos.

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante las celebraciones de Navidad, la comida ocupa un lugar central en la convivencia familiar. Platillos tradicionales, postres y bebidas suelen estar presentes durante varias horas o incluso días. En ese contexto, las decisiones alimentarias influyen de forma directa en la salud del corazón, un aspecto que con frecuencia pasa a segundo plano entre reuniones y festejos.
Especialistas en salud cardiovascular advierten que esta temporada requiere mayor atención, no para eliminar alimentos, sino para moderar su consumo. La evidencia científica muestra que ciertos productos, comunes en las mesas navideñas, pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas si se consumen en exceso.
¿Por qué la Navidad puede afectar la salud cardiovascular?
Las fiestas combinan abundancia de comida, horarios irregulares y menor actividad física. Este conjunto favorece excesos que, aunque parezcan temporales, pueden impactar la presión arterial, el colesterol y el peso corporal.
Los expertos señalan que estos días también son una oportunidad para revisar la relación con la comida. Compartir la mesa sigue siendo importante, pero cuidar la cantidad y la calidad de lo que se consume ayuda a prevenir consecuencias a mediano y largo plazo.
Alimentos que conviene limitar durante las fiestas
Durante el periodo navideño, algunos productos requieren especial atención por su relación directa con enfermedades cardiovasculares cuando se consumen de forma frecuente o en grandes cantidades.
Ultraprocesados: Los alimentos ultraprocesados se caracterizan por su alto contenido de grasas saturadas, sal y azúcares añadidos. Incluyen snacks salados, repostería industrial, comidas envasadas y bebidas azucaradas. Estudios recientes los vinculan con mayor riesgo de enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes y cáncer de colon.
Grasas saturadas: Las carnes rojas grasas, los embutidos, los lácteos enteros y muchos productos de pastelería aportan grandes cantidades de grasas saturadas. Su consumo habitual eleva los niveles de colesterol en sangre y favorece la acumulación de placas en las arterias, un factor clave en el desarrollo de enfermedades del corazón.
Exceso de sal: La sal incrementa la presión arterial, considerada la principal causa de mortalidad cardiovascular a nivel mundial. Fiambres, salsas, panes industriales y conservas suelen contener más sodio del recomendado, por lo que controlar porciones y frecuencia resulta fundamental.
Azúcares añadidos: Postres navideños, golosinas, chocolates y bebidas azucaradas concentran grandes cantidades de azúcar. Los cardiólogos recomiendan restringir su consumo, ya que contribuye al aumento de peso y eleva el riesgo cardiovascular. Reservar los dulces para momentos específicos ayuda a reducir este impacto.
Qué alimentos priorizar para cuidar el corazón
Una recomendación central es elegir alimentos frescos e integrales en lugar de ultraprocesados. Frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, semillas y pescado azul aportan nutrientes esenciales y ayudan a reducir el consumo de grasas nocivas, sal y azúcares.
Los especialistas sugieren consumir al menos cinco porciones diarias de frutas y verduras variadas, una práctica asociada con menor riesgo de enfermedades cardíacas. Incorporarlas en entradas, guarniciones o postres facilita su inclusión en los menús festivos.
Cómo preparar los platillos de forma más saludable
La forma de cocinar también influye en la salud cardiovascular. Métodos como el horneado, el vapor o la plancha permiten reducir el uso de grasas en comparación con las frituras.
Para dar sabor, se recomienda sustituir la sal por hierbas, especias, ajo, cebolla o jugo de limón. Estas opciones realzan el gusto de los alimentos sin aumentar la presión arterial.
Porciones, bebidas y hábitos que marcan la diferencia
Controlar las porciones es clave. Servirse cantidades pequeñas, comer despacio y atender las señales de saciedad ayuda a evitar excesos. Limitar la repetición de platos principales y dejar los postres para ocasiones puntuales reduce la ingesta de azúcares añadidos.
Reducir de forma gradual el azúcar en bebidas calientes y moderar el consumo de refrescos son estrategias prácticas para esta temporada. Mantenerse hidratado con agua y evitar el consumo constante de bebidas azucaradas completa el cuidado diario.
Finalmente, incorporar actividad física, incluso con caminatas breves durante los días festivos, contribuye a equilibrar el gasto energético y apoyar la salud del corazón.
Un enfoque equilibrado para disfrutar la Navidad
Cuidar la salud cardiovascular en Navidad no implica dejar de disfrutar, sino encontrar un equilibrio. Moderar ultraprocesados, grasas saturadas, sal y azúcares, junto con priorizar alimentos frescos y porciones adecuadas, permite vivir las fiestas con menor riesgo para el corazón y mayor bienestar a largo plazo.
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