Las plantas fueron clave en la dieta humana antes de la agricultura, revela estudio
Un estudio publicado en Journal of Archaeological Research plantea que los humanos prehistóricos consumían y procesaban plantas de forma sistemática mucho antes de la agricultura.
CIUDAD DE MÉXICO.- Durante décadas, la imagen más difundida de las poblaciones humanas prehistóricas ha sido la del cazador centrado casi por completo en el consumo de carne. Sin embargo, un estudio arqueológico reciente, publicado en Journal of Archaeological Research por S. A. Florin y M. N. Ramsey, plantea un cambio profundo en esta forma de entender el pasado. La investigación sostiene que los alimentos vegetales procesados tuvieron un papel central en la dieta prehistórica, mucho antes del surgimiento de la agricultura.
A partir de una revisión amplia de evidencias arqueobotánicas, tecnológicas y paleoecológicas, el estudio concluye que el uso sistemático y el procesamiento complejo de plantas anteceden a las economías agrícolas. Este enfoque obliga a reconsiderar cómo sobrevivían los primeros humanos y cómo se dio la transición hacia formas de vida productoras.
Más allá del mito del cazador paleolítico
La idea del humano paleolítico como un consumidor casi exclusivo de carne se explica, en parte, por los límites del registro arqueológico. Los restos óseos animales se conservan mejor que los vegetales, lo que ha generado un sesgo en las interpretaciones tradicionales. Además, los análisis isotópicos suelen subrepresentar alimentos ricos en carbohidratos.
El estudio recuerda un punto clave: el metabolismo humano no permite una dieta basada solo en proteínas animales. Las plantas, sobre todo cuando se procesan mediante molienda o cocción, aportan carbohidratos fáciles de asimilar y completan el aporte energético necesario para sobrevivir en distintos entornos. En este sentido, el consumo vegetal no fue accesorio, sino funcional.
Evidencias directas del consumo de plantas en la prehistoria
Florin y Ramsey reúnen múltiples pruebas que muestran el uso alimenticio de plantas desde periodos muy antiguos. Entre ellas destacan los microrrestos vegetales encontrados en el cálculo dental, los fitolitos asociados a hogares y las huellas de cocción detectadas en granos de almidón.
Estas evidencias indican que tanto humanos anatómicamente modernos como neandertales procesaron semillas, gramíneas y otros vegetales mediante técnicas mecánicas y térmicas. La presencia de restos vegetales alterados por el calor sugiere prácticas culinarias constantes, no un consumo ocasional.
¿Qué fue realmente la Revolución de Amplio Espectro?
Uno de los conceptos revisados por el estudio es la llamada Revolución de Amplio Espectro, formulada en los años sesenta. Esta teoría propone que la diversificación de la dieta, con mayor uso de plantas silvestres, ocurrió tarde, como respuesta a presiones demográficas y ambientales.
La investigación cuestiona esta idea. Según los autores, el uso variado de recursos vegetales y su procesamiento no fue una innovación puntual ni un paso obligatorio hacia la agricultura. Por el contrario, habría sido una práctica constante en la historia humana, presente mucho antes del Epipaleolítico.
Ohalo II: un caso clave para entender el consumo vegetal
El yacimiento de Ohalo II, en Israel, datado hace unos 23 mil años, ocupa un lugar central en el análisis. Su conservación excepcional permitió recuperar decenas de miles de restos vegetales, incluidos cereales silvestres y pequeñas gramíneas.
Los datos muestran que sus habitantes recolectaban, molían y cocinaban plantas durante todo el año. Esta continuidad sugiere una economía de amplio espectro bien establecida, con un aprovechamiento sistemático de los recursos del entorno y conocimientos acumulados sobre su procesamiento.
Tecnologías para hacer comestibles las plantas
Otro aporte del estudio es la documentación de tecnologías específicas para procesar vegetales. Se identificaron molinos, losas de molienda y estructuras relacionadas con la cocción de masas ricas en almidón.
Estas técnicas permitían reducir toxinas, mejorar la digestión y aumentar el rendimiento energético de las plantas. Así, recursos de bajo valor calórico se convertían en alimentos clave. El procesamiento vegetal fue, por tanto, una estrategia central de subsistencia, no una práctica secundaria.
Plantas, movilidad y adaptación a nuevos entornos
El trabajo también señala que la capacidad de procesar una amplia variedad de plantas fue decisiva para la expansión humana fuera de África. Esta flexibilidad alimentaria facilitó la ocupación de ecosistemas diversos, desde zonas templadas hasta regiones tropicales y semiáridas.
Al aprovechar recursos locales distintos, los grupos humanos redujeron su dependencia exclusiva de la caza y aumentaron su capacidad de adaptación frente a cambios ambientales. El manejo de plantas se volvió una herramienta de resiliencia.
Neandertales y humanos modernos: prácticas compartidas
Uno de los puntos más innovadores del estudio es la evidencia de que los neandertales también procesaban plantas de forma sistemática. Hallazgos en cuevas de Eurasia muestran preparaciones culinarias complejas que combinaban gramíneas y leguminosas.
Estos datos cuestionan la idea de una inferioridad tecnológica neandertal y refuerzan la noción de prácticas alimentarias compartidas entre distintas especies humanas. El procesamiento vegetal formó parte de un repertorio común.
La hipótesis de la “especie de amplio espectro”
Frente a los modelos tradicionales, Florin y Ramsey proponen un nuevo marco: la hipótesis de la “especie de amplio espectro”. Desde esta perspectiva, la flexibilidad dietética y el procesamiento de plantas son rasgos propios del género Homo.
La agricultura y la domesticación de plantas serían procesos tardíos, construidos sobre una base de conocimientos y prácticas mucho más antiguas. Como señalan los autores, no se trató de un cambio repentino, sino de una continuidad.
Un cambio clave en la historia de la alimentación humana
Las conclusiones del estudio obligan a replantear la historia de la dieta prehistórica. Los humanos no fueron consumidores ocasionales de vegetales, sino actores que desarrollaron estrategias complejas para recolectar, procesar y cocinar plantas desde fechas tempranas.
El procesamiento vegetal emerge así como una innovación central para la supervivencia, la expansión geográfica y la diversidad cultural de nuestra especie. Entender este punto ayuda a mirar el pasado con mayor precisión y a reconocer el papel de las plantas en la evolución humana.
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