¿Por qué no todos entendemos igual el sarcasmo?
Un estudio científico muestra que el cerebro no usa un solo mecanismo para entender el sarcasmo, la ironía o las indirectas.

CIUDAD DE MÉXICO.- En la vida diaria, comprender el lenguaje va mucho más allá de reconocer palabras. En muchas conversaciones, el mensaje real no está solo en lo que se dice, sino en cómo y cuándo se dice. Esa capacidad de leer entre líneas es tan común que pocas veces se reflexiona sobre cómo funciona en el cerebro.
Un estudio reciente ayuda a responder una pregunta frecuente: ¿por qué algunas personas entienden con facilidad el sarcasmo, la ironía o las indirectas, mientras que otras no? La investigación muestra que el cerebro no usa un solo mecanismo para descifrar el lenguaje no literal, sino varios sistemas distintos que trabajan al mismo tiempo.
Qué significa entender más allá de las palabras
Cuando alguien dice “qué puntualidad” a una persona que llega tarde, el mensaje no se interpreta de forma literal. Para comprenderlo, es necesario inferir la intención del hablante. A esta capacidad se le conoce como lenguaje pragmático.
La pragmática incluye formas habituales de comunicación como la ironía, el sarcasmo, el humor, las peticiones indirectas y las llamadas mentiras sociales. Estos recursos permiten comunicarse sin decir todo de manera explícita. Sin ellos, las conversaciones serían rígidas y poco naturales.
Durante años, la ciencia asumió que todas estas habilidades formaban parte de una sola destreza general. El nuevo estudio cuestiona esa idea y propone que estas capacidades están organizadas en componentes distintos.
Un experimento amplio sobre el lenguaje cotidiano
Para analizar cómo funciona el lenguaje no literal, los investigadores reclutaron a 776 adultos. Cada participante realizó una serie de tareas que tomó alrededor de ocho horas. No fue una prueba breve, sino una evaluación detallada.
Las actividades incluyeron entender bromas, interpretar ironías, detectar cambios de significado según la entonación y deducir causas a partir de situaciones cotidianas. El objetivo fue cubrir la mayor variedad posible de formas de comunicación no literal.
En lugar de usar escáneres cerebrales, el estudio analizó patrones de desempeño. Si una persona rendía de manera similar en distintas tareas, eso indicaba la posible existencia de un mecanismo común detrás de esas habilidades.
Tres sistemas que explican cómo entendemos lo implícito
Los resultados mostraron que las habilidades pragmáticas no forman un solo bloque. Se organizan en tres sistemas relativamente independientes.
Normas sociales y reglas implícitas
El primer sistema está relacionado con el conocimiento de normas y convenciones sociales. Incluye entender indirectas, captar ironías o interpretar frases que dicen una cosa pero quieren decir otra. Este mecanismo permite inferir intenciones a partir de reglas compartidas en la convivencia diaria. Las personas que dominan este sistema suelen hacerlo de forma consistente en distintos contextos sociales.
Conocimiento del mundo y razonamiento causal
El segundo sistema no depende tanto de normas sociales, sino del conocimiento general sobre cómo funciona el mundo. Aquí, comprender un mensaje implica razonar sobre causas, consecuencias y situaciones previas. Muchas inferencias del lenguaje cotidiano se apoyan en este tipo de razonamiento, incluso cuando no es evidente para quien escucha.
Tono de voz y entonación
El tercer sistema se relaciona con la capacidad de interpretar el tono y la entonación. Una misma frase puede cambiar de sentido según el énfasis o la emoción con la que se diga. Detectar sarcasmo, correcciones o estados emocionales depende en gran medida de estas señales acústicas. El estudio encontró que esta habilidad varía entre personas y no siempre coincide con las otras dos.
Resultados que se confirman en nuevas pruebas
Para verificar que los hallazgos no fueran casuales, el estudio se repitió con una muestra independiente de 400 personas. Los tres sistemas aparecieron nuevamente con claridad.
Además, los investigadores controlaron factores como la inteligencia general y la capacidad auditiva. Las diferencias observadas no se explican por ser “más listo” o escuchar mejor. Se trata de habilidades específicas del lenguaje, no de ventajas generales.
Esto explica por qué una persona puede entender bien las normas sociales, pero tener dificultades para captar el tono emocional, o al contrario.
Por qué este hallazgo importa en la vida diaria
Conocer que el lenguaje no literal se apoya en varios sistemas ayuda a entender mejor los malentendidos cotidianos. No todas las dificultades de comunicación tienen la misma causa, y no todos fallamos en lo mismo.
Este enfoque también es útil para estudiar poblaciones neurodivergentes, como personas dentro del espectro autista. Permite describir con mayor precisión qué tipo de dificultad aparece y por qué, sin asumir un problema general.
Finalmente, el estudio abre preguntas relevantes para la educación y la tecnología. Los sistemas de inteligencia artificial también enfrentan problemas para interpretar ironía, sarcasmo o tono emocional. Comprender cómo lo hace el cerebro humano es un paso clave para mejorar la comunicación, tanto entre personas como entre humanos y máquinas.
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