Sadfishing: La necesidad de validación en redes sociales por medio de “enseñar” la tristeza
De acuerdo con Oliver Serrano León, director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea, el sadfishing puede entenderse psicológicamente como una búsqueda de validación social.

México.- No importa si se trata de tu celebridad favorita, un tiktoker en transmisión en vivo o una amiga compartiendo historias: cada vez es más común encontrar en redes sociales videos o textos donde las personas exponen con lujo de detalle una crisis personal.
¿Se trata simplemente de un acto de desahogo o de una búsqueda genuina de apoyo? ¿O estamos frente a una instrumentalización del dolor para obtener validación, atención o alcance?
A este fenómeno se le conoce como sadfishing, un término relativamente reciente que refleja cómo el consumo masivo de redes sociales está transformando la manera en que comunicamos y procesamos nuestras emociones.
¿Qué es el sadfishing?
El concepto fue acuñado en 2019 por la escritora Rebecca Reid, quien lo definió de la siguiente manera:
“Sadfishing es cuando alguien usa sus problemas emocionales para enganchar a una audiencia en Internet”.
No se trata de invalidar la expresión emocional en redes —algo completamente humano y legítimo—, sino de identificar cuándo la tristeza se utiliza como anzuelo para atraer atención, compasión o interacción, que en algunos casos puede traducirse en beneficios económicos o crecimiento de marca personal.
Reid ejemplificó el fenómeno con el caso de Kendall Jenner, quien compartió publicaciones aparentemente íntimas sobre su lucha contra el acné.
Posteriormente se reveló que formaban parte de una campaña publicitaria pagada, lo que abrió el debate sobre los límites entre vulnerabilidad genuina y estrategia de marketing.
El trasfondo psicológico: la búsqueda de validación
De acuerdo con Oliver Serrano León, director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea, el sadfishing puede entenderse psicológicamente como una búsqueda de validación social.
La necesidad de reconocimiento y aprobación es inherente al ser humano y se desarrolla desde la infancia.
Sin embargo, plataformas como TikTok, Instagram o X (antes Twitter) han amplificado esta dinámica al convertir la validación en métricas visibles: likes, comentarios, vistas y compartidos.
En este contexto, la vulnerabilidad emocional, especialmente la tristeza, se convierte en una herramienta poderosa para sentirse visto, comprendido y acompañado.
El problema es que resulta casi imposible distinguir entre una petición genuina de ayuda y una estrategia consciente o inconsciente para captar atención.
A esto se suma el papel de los algoritmos, diseñados para priorizar el contenido que genera mayor interacción. Las emociones intensas —tristeza, enojo, desesperación— tienden a viralizarse con facilidad, sin que exista una distinción entre el dolor auténtico y el performativo, ni advertencias previas para quienes lo consumen.
Trauma dumping: la sobrecarga emocional no solicitada
Relacionado con el sadfishing aparece otro concepto: el trauma dumping, término que se popularizó en 2020 para describir la acción de compartir experiencias traumáticas de forma intensa, descontrolada y sin considerar la disposición emocional de quien recibe el mensaje.
Aunque este comportamiento no es nuevo, las redes sociales lo han potenciado al tratarse de espacios de comunicación unidireccional.
Basta con abrir una aplicación para encontrarse, sin previo aviso, con alguien llorando mientras relata una pérdida reciente o una experiencia profundamente dolorosa.
Esta exposición inesperada puede generar agotamiento emocional, angustia o incluso traumatización secundaria.
Un artículo de Alix Woolard en The Conversation advierte que compartir traumas en redes conlleva el riesgo de provocar trauma indirecto, cuando una persona se ve afectada psicológicamente por el dolor ajeno.
A diferencia de un diálogo terapéutico, el trauma dumping suele buscar alivio inmediato o atención, sin un interés real en la reflexión o la búsqueda de soluciones.
Riesgos y consecuencias
Juzgar las intenciones detrás de una publicación emocional es complicado. Lo que para algunos parece exageración o manipulación, para otros puede ser la única forma disponible de procesar lo que sienten.
Sin embargo, Internet dista mucho de ser un espacio empático. Quienes se exponen emocionalmente quedan vulnerables a la burla, la incredulidad o el acoso.
Serrano advierte otro riesgo importante: la dependencia de la validación externa.
“Cuando el alivio emocional depende exclusivamente de la respuesta digital, se debilita la capacidad de autogestión emocional”.
Esto puede reforzar un ciclo en el que la persona necesita publicar constantemente para sentirse mejor, trivializando además temas complejos de salud mental y reduciendo el sufrimiento a una narrativa estética o a una marca personal.
Más empatía, menos juicio
Distinguir entre sadfishing y una expresión emocional honesta no siempre es posible. Por ello, los especialistas coinciden en la importancia de evitar juicios rápidos.
“Tras las pantallas, hay personas buscando alivio”, subraya Serrano.
El reto no está solo en quién publica, sino también en cómo consumimos este tipo de contenido.
Abrir conversaciones más empáticas, establecer límites emocionales y replantear nuestra relación con las redes sociales se vuelve clave en una era marcada por la hiperconectividad.
Porque, al final, detrás de cada video o texto hay alguien intentando ser escuchado.
También te puede interesar: Reducir una semana el uso de redes sociales mejora la ansiedad, depresión y sueño en jóvenes adultos, según estudio
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí
Te recomendamos

Video viral: Joven con cáncer pide autorización al “consejo de hombres” para empeñar su Xbox y así poder pagar su última quimioterapia; la comunidad rechaza y coopera para costear el tratamiento

“Broma del vagabundo a mi familia, sale mal”: joven intenta una broma y termina haciéndose viral en redes

¿Qué tenía MetroFlog que ya no tienen las nuevas redes sociales?

FOTOS: Caballos tienen compañeros de soporte emocional… ¡y son peluches!

Grupo Healy © Copyright Impresora y Editorial S.A. de C.V. Todos los derechos reservados