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¿Por qué recordar implica reconstruir el pasado? Así funciona realmente la memoria humana

Cada vez que una persona recuerda, el cerebro reconstruye el pasado usando huellas de la experiencia original mezcladas con información nueva y el contexto actual.

¿Por qué recordar implica reconstruir el pasado? Así funciona realmente la memoria humana

CIUDAD DE MÉXICO.- Recordar una fiesta, una conversación importante o un viaje no significa abrir un archivo intacto guardado en el cerebro. Cada vez que evoca un episodio del pasado, su memoria se reactiva, se mezcla con información nueva y puede cambiar. Esta idea, respaldada por décadas de investigación, es el eje de un amplio artículo científico firmado por Michael D. Rugg y Louis Renoult, publicado en Neuroscience & Biobehavioral Reviews.

El estudio revisa cerca de doscientos trabajos en psicología, neurociencia y modelos animales para responder una pregunta central: qué es exactamente un recuerdo y cómo lo representa el cerebro. La conclusión es clara y útil para la vida diaria: la memoria es un proceso dinámico. Recordar es una actividad del presente, no una copia exacta del pasado.

¿Qué es un recuerdo y qué no lo es?

Durante años, la memoria se explicó como si funcionara como un archivo digital: algo se guarda y luego se recupera. El análisis desmonta esa idea y propone una distinción clave. En el cerebro existen huellas físicas de las experiencias, conocidas como trazas o engramas. Estas huellas pueden permanecer inactivas durante mucho tiempo. Solo cuando se activan se convierten en un recuerdo consciente.

La diferencia entre lo que está “guardado” y lo que está “activo” es esencial. Muchas experiencias dejan una marca en el cerebro, pero no todas están disponibles en cualquier momento. Necesitan una señal, un contexto o una pista para emerger. Un recuerdo existe, en sentido práctico, cuando se activa y entra en juego en su mente.

El estudio subraya además un punto fundamental: para que algo cuente como memoria, debe estar ligado a un hecho real vivido en el pasado. Si no existe esa conexión causal con un evento, no se trata de un recuerdo, aunque se sienta como tal. En esos casos, el cerebro puede estar imaginando, no recordando.

Recordar no es repetir, es reconstruir

Cuando un recuerdo se activa, no aparece solo. El cerebro combina la información recuperada del episodio con conocimientos generales, experiencias previas y el contexto actual. Por eso un mismo recuerdo puede cambiar dependiendo de cuándo, cómo y por qué se evoca.

La información original puede mantenerse, pero se integra con otros elementos que no estaban presentes en el momento vivido. El contenido de un recuerdo es siempre una mezcla, no una reproducción exacta. Esta forma de funcionar explica por qué dos personas pueden recordar de manera distinta un mismo hecho y por qué sus propios recuerdos cambian con los años.

El efecto es más visible en recuerdos antiguos. Con el paso del tiempo, al ser recordados una y otra vez, esos episodios se reactivan y se “regraban”. Cada reactivación añade un eslabón más entre la experiencia original y la versión disponible hoy, lo que puede alejarlos gradualmente de lo que ocurrió.

El papel del hipocampo en la memoria

El trabajo destaca el papel del hipocampo, una estructura profunda del cerebro, como pieza central de este proceso. El hipocampo no almacena recuerdos completos. Funciona como un organizador que conecta distintas áreas del cerebro que participaron en la experiencia original.

Cuando recuerda, el hipocampo ayuda a reactivar patrones de actividad similares a los que se produjeron cuando ocurrió el evento. Este mecanismo, conocido como reinstauración, permite que una experiencia pasada vuelva a hacerse presente. Recordar implica reactivar redes cerebrales, no abrir un archivo cerrado.

Gracias a este sistema, una pista parcial —una imagen, un olor o una palabra— puede detonar un recuerdo completo. Sin embargo, esa reactivación nunca es perfecta ni total. Siempre hay espacio para cambios, omisiones y añadidos.

Por qué los recuerdos cambian con el tiempo

El análisis identifica varias razones por las que los recuerdos se transforman. Algunas partes de una experiencia se olvidan antes que otras. Los detalles sensoriales suelen perderse con mayor rapidez, mientras que la información general se conserva mejor. Con los años, los recuerdos se vuelven más esquemáticos.

Además, cada vez que se recuerda algo, el recuerdo puede verse influido por información nueva. En algunos casos, el cerebro genera nuevas huellas que compiten con las anteriores, en lugar de borrar las originales. El pasado no siempre desaparece. A veces queda oculto bajo nuevas versiones.

Este enfoque ayuda a entender fenómenos como la distorsión de recuerdos o la influencia de información posterior, sin asumir que la memoria original se pierde por completo. En muchos casos, el problema no es perder un recuerdo, sino que una versión se imponga sobre otras.

¿Por qué importa entender cómo funciona la memoria?

Comprender que la memoria es dinámica tiene implicaciones prácticas claras. En salud mental, ayuda a explicar por qué ciertos recuerdos cambian durante la terapia o por qué algunos episodios siguen influyendo durante años. En educación, refuerza la idea de que recordar activamente transforma lo aprendido.

En el ámbito legal, el mensaje es especialmente relevante. La investigación muestra que la seguridad con la que una persona recuerda algo no garantiza que ese recuerdo sea fiel a los hechos. La memoria puede ser sincera y, al mismo tiempo, inexacta.

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El estudio concluye que pensar la memoria como un proceso activo y cambiante permite entender mejor cómo se piensa, se aprende y se toman decisiones. No se recuerda para revivir el pasado tal como fue, sino para darle sentido desde el presente.

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