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La depresión resistente al tratamiento: cuando el sistema inmune entra en la conversación

Un estudio publicado en Advanced Science y difundido por Psychology Today plantea que la depresión resistente al tratamiento podría estar relacionada con alteraciones del sistema inmunológico y procesos inflamatorios, no solo con el cerebro.

La depresión resistente al tratamiento: cuando el sistema inmune entra en la conversación

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante años, la depresión resistente al tratamiento ha representado un reto para pacientes y especialistas. Personas que, pese a recibir antidepresivos y terapias convencionales, no logran una mejoría clara. Un estudio reciente publicado en Advanced Science y difundido por Psychology Today propone una explicación distinta: el problema podría no estar solo en el cerebro, sino también en el sistema inmunológico.

Este hallazgo replantea lo que se sabía sobre uno de los trastornos mentales más complejos y abre la puerta a nuevas opciones terapéuticas para quienes no han encontrado alivio.

¿Qué hace diferente a este nuevo estudio sobre depresión resistente?

A diferencia de investigaciones previas, el equipo científico aplicó un enfoque integral. Analizó de forma simultánea tres sistemas biológicos clave en las mismas pacientes:

  • Proteínas presentes en la sangre.
  • Células del sistema inmunitario.
  • Modelos de cerebro en miniatura, conocidos como organoides, creados a partir de células de las propias participantes.

El estudio se centró exclusivamente en mujeres diagnosticadas con trastorno depresivo mayor resistente al tratamiento, en especial aquellas con síntomas atípicos y cuadros psicóticos, un grupo que suele responder poco a los antidepresivos habituales.

Este diseño permitió observar cómo interactúan distintos sistemas del cuerpo y cómo la enfermedad se refleja en la fisiología.

Proteínas inflamatorias elevadas: una señal clave

Los resultados, detallados por Psychology Today, mostraron niveles elevados de proteínas relacionadas con el estrés y la inflamación. Dos marcadores destacaron:

  • DCLK3, vinculada con la supervivencia de las neuronas bajo presión.
  • C5, parte central del sistema de complemento del sistema inmune.

Ambas proteínas estaban notablemente elevadas en las pacientes. Además, estos niveles se relacionaron de forma directa con la intensidad de síntomas como ansiedad, depresión, trauma y estrés. Esto sugiere una conexión clara entre el estado biológico del cuerpo y el malestar psicológico reportado.

¿Cómo se comporta el sistema inmune en estos casos?

El análisis de las células inmunitarias reveló un desequilibrio importante.

  • Los neutrófilos y monocitos, encargados de la defensa general, mostraban una activación elevada.
  • En contraste, las células T y B, responsables de la inmunidad adaptativa, aparecían agotadas y con baja capacidad de respuesta.

Este patrón sugiere un organismo en estado de alerta constante, como si estuviera preparado para enfrentar una amenaza continua, aun sin una enfermedad física evidente.

Organoides cerebrales: señales desde la biología celular

El estudio también utilizó organoides cerebrales, pequeñas estructuras que imitan funciones del cerebro y se desarrollan a partir de células madre obtenidas de la sangre.

Al compararlos con organoides creados a partir de personas sin depresión, los modelos derivados de pacientes crecieron más lento, fueron de menor tamaño, tuvieron menos células progenitoras neurales y mostraron mayor muerte celular.

Cuando ambos tipos de organoides fueron expuestos a dexametasona, una sustancia que imita el efecto del estrés, las alteraciones genéticas fueron más intensas en los organoides de las pacientes. Según Psychology Today, esto indica que la vulnerabilidad al estrés podría estar inscrita en la biología celular en la depresión resistente.

Trauma psicológico y sistema inmune: una relación directa

Otro hallazgo relevante fue el papel del trauma. Las mujeres con depresión resistente reportaron mayor exposición a experiencias traumáticas a lo largo de su vida en comparación con el grupo de control.

Como señala Psychology Today, el trauma “deja rastros biológicos”. Estas experiencias pueden modificar el funcionamiento del sistema inmunológico y afectar de forma profunda la salud mental. El estudio refuerza la idea de que no basta con atender solo los síntomas emocionales, sino también los cambios biológicos asociados.

¿Qué implicaciones tiene este enfoque neuroinmune?

Las conclusiones del estudio apuntan a un cambio en la forma de abordar la depresión resistente. El futuro del tratamiento podría integrar la evaluación de inflamación, la función del sistema inmune y la historia de trauma en el diseño de las terapias.

Si la inflamación resulta ser un factor central, los tratamientos antiinflamatorios o dirigidos al sistema inmunitario podrían convertirse en opciones reales para pacientes que no responden a los antidepresivos tradicionales.

Un cambio de rumbo en salud mental

Esta investigación marca un punto de inflexión. Coloca al sistema inmunológico y a la biología individual como piezas clave en la comprensión de la depresión resistente. Para los profesionales de la salud, el reto será integrar conocimientos médicos y psicológicos en estrategias más completas y personalizadas.

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Para los pacientes, el mensaje es claro: la falta de respuesta a un tratamiento no significa que no haya alternativas. La ciencia sigue explorando caminos que ofrecen nuevas respuestas y, con ellas, una esperanza renovada para quienes buscan alivio más allá de la medicina convencional.

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