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“¿Cómo que no me sirve? ¡Sí me sirve!”: Joven muestra cómo su madre prefiere su viejo e inservible cepillo —con más de 10 años— antes de comprar uno nuevo

Más que un simple objeto desgastado, el cepillo rosa demostró cómo las pequeñas rutinas familiares pueden despertar risas, nostalgia y una inesperada ola de cariño en Internet.

MÉXICO-. La joven compartió un clip donde enseña el viejo cepillo rosa que su mamá usa para lavar ropa. El objeto, evidentemente desgastado, ya apenas tenía cerdas: las pocas que quedaban parecían puntitos en lugar de mechones y, además, tenía una grieta atravesándolo. Según explicó, ese cepillo llevaba más de 10 años en uso.

“Vean esto, es un cepillo para lavar ropa, pero vean cómo está. Le vamos a decir a mi mamá que lo vamos a tirar y a ver cómo reacciona.”, narró la joven mientras mostraba el estado del objeto.

Enseguida, se dirigió hacia su mamá, quien estaba haciendo el quehacer, y le dijo:

“Ama, voy a tirar esto ya, ¿bueno?”

La señora volteó incrédula y preguntó:

“¿A cuál? ¿Esto!?”

La joven insistió en que el cepillo ya no servía, pero su madre, visiblemente molesta, respondió con firmeza:

“¿Cómo que no me sirve? ¡Sí me sirve! Así lavo yo, ¡mira nomás!”

La escena, tan cotidiana como hilarante, resonó entre miles de usuarios que se identificaron de inmediato con la reacción materna.

Los comentarios se llenaron de humor y nostalgia:

  • “Quiero ser esa señora y usar las cosas hasta el último suspiro.”
  • “Sí está bueno ese cepillo jajaja.”
  • “Pues es de una generación que no compraba cosas a cada rato, deberíamos aprender un poco.”

El breve video se convirtió en un recordatorio divertido del valor sentimental —y práctico— que muchas mamás encuentran en objetos que, para otros, ya son irreparables.

Un clásico del hogar mexicano hecho viral

La publicación se viralizó precisamente por lo universal de la escena: casi todos hemos visto a una mamá defendiendo un plato, una escoba, un sartén o, como en este caso, un cepillo que “todavía sirve”.

Más que un simple objeto desgastado, el cepillo rosa demostró cómo las pequeñas rutinas familiares pueden despertar risas, nostalgia y una inesperada ola de cariño en Internet.

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