La dieta también define el riesgo de estreñimiento
Un estudio con casi 96 mil adultos en Estados Unidos encontró que la dieta occidental e inflamatoria aumenta hasta 24 % el riesgo de estreñimiento crónico.
CIUDAD DE MÉXICO.- Elegir entre verduras frescas o comida rápida no solo influye en el peso o el colesterol. Una nueva investigación muestra que el tipo de dieta también puede definir el riesgo de padecer estreñimiento crónico, uno de los trastornos digestivos más comunes. El estudio confirma que la salud intestinal no depende solo de la fibra, sino del patrón completo de alimentación.
La investigación fue publicada en la revista Gastroenterology y retomada por el medio especializado EatingWell. Los resultados indican que la dieta occidental se asocia con un mayor riesgo de estreñimiento, mientras que la dieta mediterránea y la basada en plantas reducen esa probabilidad.
Qué dietas aumentan y cuáles reducen el riesgo
La dieta occidental se caracteriza por alto consumo de alimentos procesados, carnes rojas, sal y lácteos altos en grasa. Las personas con mayor apego a este patrón presentaron un aumento del 22 % en el riesgo de estreñimiento. En el caso del patrón inflamatorio, el aumento fue del 24 %.
En contraste, quienes seguían una dieta mediterránea tuvieron un 16 % menos de probabilidades de desarrollar estreñimiento. Aquellos con una alimentación basada en plantas redujeron el riesgo en un 20 %. Estos beneficios se mantuvieron incluso al considerar la cantidad de fibra, lo que muestra que no solo importa un nutriente, sino el conjunto de la dieta.
El estudio también analizó las dietas bajas en carbohidratos, sin encontrar una relación clara entre este tipo de alimentación y el estreñimiento.
Cómo se realizó la investigación
La investigación analizó datos de casi 96 mil adultos de Estados Unidos durante un periodo de 30 años. Los participantes formaban parte de los estudios Nurses’ Health Study, Nurses’ Health Study II y Health Professionals Follow-Up Study. La mayoría eran adultos mayores y profesionales de la salud.
Cada cuatro años, los participantes respondieron cuestionarios detallados sobre sus hábitos alimentarios. Con esa información, los investigadores evaluaron la adherencia a cinco patrones de dieta y recabaron datos sobre estreñimiento crónico, definido como malestar persistente durante al menos 12 semanas en el último año.
Qué define a cada patrón alimentario
Los investigadores explicaron que la dieta occidental suele ser baja en frutas, verduras y cereales integrales. La dieta mediterránea prioriza vegetales, legumbres, frutos secos y grasas saludables como el aceite de oliva. El patrón inflamatorio incluye alimentos vinculados con procesos inflamatorios en el cuerpo.
Aunque el tamaño de la muestra fue amplio, EatingWell advierte que se trata de un estudio observacional. Esto quiere decir que “solo permite identificar asociaciones” y no establecer una relación directa de causa y efecto. Además, los resultados pueden no aplicar a poblaciones más jóvenes o de mayor diversidad.
Qué hacer en la práctica para cuidar la digestión
Para quienes siguen una dieta occidental o inflamatoria, los especialistas sugieren aumentar el consumo diario de frutas frescas, verduras y cereales integrales. Estos alimentos aportan fibra y compuestos que ayudan a la microbiota intestinal y reducen la inflamación.
Las Guías Alimentarias para los Estadounidenses recomiendan una ingesta de fibra de entre 25 y 34 gramos diarios en adultos. También se destaca la importancia de una hidratación adecuada para facilitar el tránsito intestinal.
Alimentos que pueden ayudar a prevenir el estreñimiento
Las dietas mediterránea y basada en plantas ponen el acento en vegetales de hoja verde, brócoli, tomate, frutos secos, legumbres y grasas saludables. Ejemplos prácticos son los platillos con frijoles, batata, aceite de oliva y verduras frescas.
Para personas con episodios frecuentes de estreñimiento, expertos de EatingWell recomiendan priorizar alimentos de origen vegetal en cada comida, incluir frutos secos y legumbres de manera regular, y reducir carnes procesadas y granos refinados. Cuando el problema persiste, se sugiere acudir con un dietista registrado para ajustar la alimentación a las necesidades individuales.
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