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Revelan que el calamar vampiro conserva el mapa genético ancestral de los cefalópodos

Con más de 11 gigabases, el genoma del calamar vampiro es ahora el más grande descifrado en cualquier cefalópodo, superando por mucho al humano, cuyo código genético es cuatro veces más pequeño.

EEUU.- La secuenciación del genoma del calamar vampiro del infierno (Vampyroteuthis infernalis) ha revelado una conexión evolutiva profunda que redefine el origen de los pulpos modernos.

El hallazgo, publicado en la revista iScience por un equipo de investigadores japoneses y austríacos, muestra que esta especie abisal conserva la arquitectura genética ancestral de los cefalópodos.

Con más de 11 gigabases, el genoma del calamar vampiro es ahora el más grande descifrado en cualquier cefalópodo, superando por mucho al humano, cuyo código genético es cuatro veces más pequeño.

Gracias a este material biológico, los científicos demostraron que los pulpos ancestrales compartían un diseño cromosómico similar al de los calamares de 10 brazos, lo que convierte a esta criatura en una verdadera “Piedra Rosetta” para comprender la evolución del grupo.

Una reliquia viviente con 183 millones de años de historia

El Vampyroteuthis infernalis es una especie que vive a profundidades superiores a los 600 metros y representa el último vestigio de un linaje que se remonta a 183 millones de años.

Aunque pertenece a los octopodiformes —grupo donde se encuentran los pulpos— conserva rasgos fundamentales de los decapodiformes, sus antepasados de diez brazos.

Según Oleg Simakov, genomicista y autor principal del estudio, el calamar vampiro “se sitúa a medio camino entre los pulpos y los calamares”, lo que lo convierte en una pieza clave para rastrear el origen de ambos linajes.

Una arquitectura genética que revela el pasado

El ejemplar estudiado fue obtenido accidentalmente por un buque de investigación de la Universidad Tokai en la bahía de Suruga.

Al comparar su genoma con el de otros cefalópodos, los científicos confirmaron que, pese a ser un octopodiforme, mantiene la organización cromosómica típica de los decapodiformes. Por ello, los especialistas lo consideran un “fósil viviente”.

Los resultados indican que el ancestro común de pulpos y calamares —separados evolutivamente hace más de 300 millones de años— poseía un mapa genético más parecido al de los calamares modernos.

Después, el linaje de los pulpos experimentó un proceso de reorganización cromosómica masiva, conocido como fusión con mezcla, que compactó su genoma y originó sus adaptaciones actuales.

Evolución basada en la reorganización genética, no en nuevos genes

La investigadora Emese Tóth, de la Universidad de Viena, afirmó que el calamar vampiro conserva una herencia genética anterior a ambos linajes, lo que permite observar directamente las fases más tempranas de evolución de los cefalópodos.

El estudio concluye que la diversidad de especies actuales no surgió por la aparición de nuevos genes, sino por reordenamientos cromosómicos a gran escala.

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