Arsénico en el agua: cómo identificar el riesgo y qué filtros funcionan de verdad

CIUDAD DE MÉXICO.- La presencia natural de arsénico en zonas amplias de Argentina convirtió una acción básica como beber agua en un desafío sanitario. El problema, antes asociado a historias del pasado, se volvió parte de la rutina para quienes dependen de pozos, perforaciones y redes sin control suficiente.

El Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) analizó cientos de muestras en buena parte del país y presentó datos que exigen una discusión urgente: millones de personas toman agua con concentraciones superiores a las recomendadas por autoridades sanitarias.

El fenómeno se origina dentro de la estructura geológica del territorio. Suelos y capas subterráneas liberaron el metaloide durante miles de años, por lo que el arsénico aparece incluso en zonas sin actividad industrial. Según Jorge Stripeikis, director de Ingeniería Química del ITBA, “la contaminación por arsénico es mayoritariamente natural y obedece a fenómenos que se produjeron hace millones de años”.

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Dónde está el problema: lectura simple del mapa del ITBA

El ITBA creó el Mapa de Arsénico con más de 350 muestras. El análisis mostró que gran parte del territorio bonaerense presenta niveles superiores a los recomendados.

Los datos clave son:

• 70% de Buenos Aires tiene concentraciones mayores al límite sugerido.
• Valores de 50 ppb o más son frecuentes en zonas de la llanura Chacopampeana, que abarca regiones de Buenos Aires, Córdoba, sur de Santa Fe y sectores de La Pampa.
• Valores de 10 a 50 ppb generan estado de precaución en amplias zonas del norte argentino.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al arsénico una de las diez sustancias más preocupantes para la salud pública. Su exposición prolongada puede originar enfermedades graves como cáncer de piel, vejiga o pulmón; alteraciones respiratorias; problemas cardiovasculares; diabetes; neuropatías; y lesiones en la piel.

Stripeikis agregó una precisión relevante para quienes viven en áreas intermedias: “No hay evidencia significativa de efectos adversos en la salud por consumo de agua con arsénico entre 10 y 50 ppb”. Aun así, esos valores exigen monitoreo frecuente.

Por qué el agua de pozo y el agua de red no representan el mismo riesgo

Los expertos coinciden en que la fuente de agua define el nivel de exposición. Las empresas de red suelen aplicar ósmosis inversa en sus plantas de tratamiento, lo que garantiza valores dentro de los límites establecidos por el Código Alimentario Argentino.

Pero quienes dependen de perforaciones particulares carecen de controles periódicos. Esto aumenta el riesgo de recibir agua con concentraciones extremadamente altas. La situación afecta sobre todo a zonas rurales y periurbanas donde la evaluación de calidad es escasa o inexistente.

La advertencia es clara: cuando los resultados superan los 50 ppb, el consejo es no usar esa agua para beber ni para cocinar. El informe del ITBA señala: “No consumir para ingesta directa y cocción de alimentos. Reemplazar por otra fuente de agua segura”.

Qué filtros funcionan realmente para reducir arsénico

En muchos hogares, los filtros tradicionales generan una falsa sensación de seguridad. El carbón activado es útil para cloro, pesticidas y olores, pero no retiene arsénico ni otros metales pesados.

Francisco Dadic, médico toxicólogo del Hospital Durand y del Sanatorio Las Lomas, lo explicó así: “Para quitar el arsénico del agua se requiere un procesamiento especial que realice la decantación de los metales pesados. No cualquier filtro convencional es útil”.

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Las tecnologías efectivas son:

1. Ósmosis inversa

• Es la opción con mayor respaldo y reduce hasta el 99,9% del arsénico.
• Funciona con una membrana que solo deja pasar moléculas de agua.
• Requiere inversión inicial y recambio de filtros.

2. Resina selectiva con óxido de hierro

• Actúa como una esponja con alta afinidad por el arsénico.
• Es simple de instalar y adecuada para uso doméstico.
• Su eficacia depende del mantenimiento y del volumen de agua tratada.

3. Otros métodos menos accesibles en hogares

Incluyen coagulación con filtración, alúmina activada, intercambio iónico y electrodiálisis. Son eficientes, pero más costosos o complejos.

Nuevas alternativas económicas: avances desarrollados en Argentina

Investigadores del CONICET desarrollaron un método económico que reduce más del 50% de arsénico y nitratos mediante carbón vegetal tratado químicamente. El proceso usa biomasa descartada, como cáscaras de semillas y restos agrícolas.

Se trata de una opción experimental que busca ofrecer soluciones accesibles a comunidades vulnerables, donde el acceso a filtros avanzados es limitado.

La decisión final dentro de un hogar dependerá de tres factores: la fuente de agua, el nivel de contaminación y la capacidad económica de cada familia. Mientras tanto, muchos eligen agua embotellada como medida inmediata, aunque no es una solución sostenible.

Qué pueden hacer hoy las familias en zonas de riesgo

Para millones de personas, prevenir es más importante que detectar síntomas, ya que la intoxicación crónica avanza lentamente y puede acompañar toda la vida adulta.

Los pasos mínimos recomendados incluyen:

• Medir el agua de forma periódica, tanto en pozos como en perforaciones.
• Optar por sistemas de purificación avalados, como ósmosis inversa o resina selectiva.
• Evitar el consumo directo cuando las mediciones superen 50 ppb.
• Solicitar asesoramiento técnico antes de comprar equipos.
• Considerar alternativas comunitarias o municipales cuando la inversión individual no es posible.

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La OMS establece un límite seguro de 10 ppb, aunque investigaciones recientes detectan efectos negativos con valores más bajos. En zonas vulnerables, la vigilancia constante es una necesidad.