El Imparcial / Lo Curioso / Abuso

¿Tu pareja puede “leerte la mente”? Cómo la tecnología se convierte en el arma secreta del abuso

El control coercitivo digital que hizo creer a una mujer que estaba perdiendo la cordura… hasta que encontró la prueba que cambió su vida.

La historia de “Amanda” revela una forma moderna y silenciosa de abuso: el control coercitivo facilitado por la tecnología. Su exesposo no necesitó violencia física para manipularla, sino el acceso a sus redes sociales y dispositivos. Durante años, él leyó sus conversaciones privadas, utilizó esa información en su contra y la hizo sentir que podía “leerle la mente”, una táctica de gaslighting diseñada para quebrar su percepción de la realidad y su autoestima.

La manipulación fue tan sutil como devastadora, comentarios que coincidían con conversaciones privadas, insinuaciones calculadas, y un ambiente constante de duda. Amanda llegó a creer que estaba perdiendo la cordura. El punto de quiebre llegó cuando descubrió evidencia directa del espionaje, inicios de sesión desde los dispositivos de su exesposo. Ese hallazgo, aunque doloroso, representó un momento crucial de validación. Por primera vez, tuvo pruebas de que no estaba imaginando el abuso.

La violencia que enfrentó iba más allá del espionaje. Su expareja también la humilló mediante fotos tomadas sin su consentimiento mientras dormía, enviándolas a terceros. La audacia con la que lo hacía, incluso mostrándole las imágenes, tornó la relación aún más insoportable. Pero lo verdaderamente decisivo fue descubrir que él estaba manipulando y hablando mal de ella con su propia hija, lo que la motivó a escapar no solo por su bien, sino para proteger a la menor.

El abuso digital era solo una parte de una estrategia más amplia de sometimiento. Su agresor buscaba destruir su autoestima hasta hacerla creer incapaz de realizar tareas básicas como colgar un cuadro o sacar la basura. Esta demolición emocional llevó a Amanda a múltiples hospitalizaciones y a la convicción de que no podría sobrevivir sin él. Ese convencimiento, típico del control coercitivo, la mantuvo atrapada incluso cuando sabía que estaba en peligro.

Sin embargo, al dejar la relación, Amanda descubrió que la narrativa de su abusador era mentira. Contra todo lo que le habían hecho creer, no solo pudo salir adelante: logró reconstruir una vida plena, formar una nueva relación sana y convertirse en defensora a través de la organización Advocates for Change. Hoy utiliza su experiencia para ayudar a otras víctimas a reconocer estas formas invisibles de abuso.

Su historia evidencia cómo la tecnología puede ser usada como arma para la manipulación emocional, el espionaje, la humillación y el aislamiento. También muestra que la libertad comienza al identificar estas señales y que, aunque el camino puede ser devastador, es posible recuperarse, sanar y prosperar. La experiencia de Amanda es un llamado urgente a reconocer el abuso digital y a brindar apoyo a quienes viven atrapados en un ciclo silencioso del que creen que no pueden escapar.

---

Con información de ABC News.

Temas relacionados