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Insuficiencia cardíaca: por qué avanza en silencio y cómo detectarla a tiempo

La insuficiencia cardíaca avanza sin síntomas claros en sus primeras etapas y se origina por infartos previos, hipertensión sin control, enfermedades valvulares o hábitos como fumar y el sedentarismo.

Insuficiencia cardíaca: por qué avanza en silencio y cómo detectarla a tiempo

CIUDAD DE MÉXICO.- La insuficiencia cardíaca se mantiene como uno de los retos médicos más importantes para los sistemas de salud del mundo. De acuerdo con el cardiólogo Alejandro Meretta, jefe de Cardiología Nuclear en el ICBA Instituto Cardiovascular, su diagnóstico temprano es “decisivo” porque las primeras señales suelen pasar desapercibidas.

El especialista explicó en entrevista que esta condición se presenta cuando el corazón no logra oxigenar adecuadamente al organismo. Hoy afecta a unos 64 millones de personas y su prevalencia ronda el 1% de la población global. El envejecimiento poblacional y los tratamientos que permiten sobrevivir a eventos cardíacos antes letales contribuyen a su crecimiento.

Meretta describió el proceso de manera simple: “En algún momento, si no se trata, el corazón termina fallando. Es como querer subir con un auto que tiene el motor averiado: en el llano avanza, en la subida se detiene”.

Cómo se origina y cuáles son sus causas más frecuentes

El cardiólogo recordó que la insuficiencia cardíaca “no es una sola entidad, sino el punto de convergencia de múltiples afecciones”. Entre las causas más comunes mencionó infartos previos, hipertensión arterial sin control, enfermedades valvulares y miocardiopatías. También señaló que el tabaquismo, la diabetes, la obesidad y el sedentarismo elevan los riesgos.

El problema central es progresivo. Si el músculo cardíaco no logra bombear sangre de forma eficiente, los órganos no reciben oxígeno ni nutrientes. Esto produce fatiga, retención de líquidos y un aumento de la carga del corazón, que inicia un ciclo de deterioro.

Meretta advirtió que es una de las principales causas de hospitalización en personas mayores de 65 años. Su desarrollo silencioso retrasa el diagnóstico y limita la capacidad para realizar actividades cotidianas.

Los dos tipos de insuficiencia cardíaca y por qué importan

Durante la conversación, el especialista aclaró que existen dos grandes tipos de insuficiencia cardíaca. La primera se relaciona con un corazón dilatado que bombea mal. La segunda ocurre con un corazón rígido, que mantiene su tamaño, pero no logra llenarse de forma adecuada.

“No es tan conocido que uno puede tener el corazón chiquito e igual tener insuficiencia cardíaca. Esa es más difícil y compleja de tratar”, explicó. La elasticidad del corazón, conocida como compliance, permite recibir la sangre y luego expulsarla. Cuando se pierde esta característica, aparece el segundo tipo de insuficiencia.

Meretta detalló que la fibrilación auricular, las enfermedades valvulares y los infartos afectan esa elasticidad. La clave, insistió, es determinar el origen del problema para elegir el tratamiento adecuado.

Diagnóstico temprano: señales de alerta y estudios esenciales

El cardiólogo fue enfático: “Lo más importante es el diagnóstico primero y el tratamiento adecuado”. El examen físico aporta información, pero el estudio fundamental es el ecocardiograma, que permite analizar la estructura y la función del corazón.

Una vez detectada la insuficiencia cardíaca, la enfermedad tiende a avanzar. Por eso, destacó la importancia de medidas simples como pesarse todos los días. Un aumento de más de un kilo en 24 horas sugiere retención de líquidos y es una señal que requiere atención médica inmediata.

El manejo de esta condición exige vigilancia continua. Muchos pacientes necesitan ajustes frecuentes de medicación e internaciones para controlar el exceso de líquidos.

Tratamientos actuales: los cuatro pilares que cambiaron el pronóstico

La buena noticia, según Meretta, es que los avances farmacológicos han transformado la atención. Hoy se utilizan cuatro grupos principales de medicamentos: betabloqueantes, inhibidores de la enzima convertidora, ARNi y gliflozinas. “Todo apunta a restablecer el equilibrio y la capacidad del corazón para adaptarse”, señaló.

Comparó este proceso con “un tablero de avión”, donde cada fármaco se ajusta de manera gradual. La medicación suele ser de por vida, salvo excepciones específicas como ciertos cuadros de miocarditis. En casos severos, cuando fallan todas las terapias, el trasplante cardíaco se convierte en la última opción y solo se indica bajo criterios estrictos.

Además del tratamiento farmacológico, algunos pacientes requieren dispositivos como marcapasos o desfibriladores, acompañados de cambios en el estilo de vida.

Prevención y hábitos que reducen riesgos a largo plazo

Meretta insistió en la prevención como eje central. Recordó que la hipertensión y el colesterol alto no provocan dolor. Mantener la presión en niveles adecuados, evitar fumar, moderar la sal, realizar actividad física y sostener hábitos saludables son medidas que pueden evitar llegar a etapas avanzadas de la enfermedad.

“Ojalá uno lo supiera antes. El control temprano salva vidas”, sostuvo el especialista. La insuficiencia cardíaca no aparece de un día para otro; es consecuencia de factores acumulados que pasan inadvertidos.

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A modo de cierre, Meretta enfatizó: “Lo más importante es que no hay que esperar a sentirse mal. El control médico, la consulta temprana y los hábitos sanos son la verdadera medicina preventiva”.

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