¿Cómo afecta el arsénico en el agua potable y qué puede hacer la población?
El arsénico está presente de forma natural en el agua subterránea y afecta a más de cuatro millones de personas en Argentina, según el ITBA y la OMS.

CIUDAD DE MÉXICO.- El arsénico es un elemento natural presente en la corteza terrestre. En zonas específicas, puede filtrarse hacia el agua subterránea y llegar al consumo humano. En Argentina, este fenómeno no es nuevo, pero una investigación reciente del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) y reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que el problema podría afectar a más de cuatro millones de personas que dependen de pozos o redes locales.
Según estimaciones del ITBA, “más de cuatro millones de personas estarían expuestas a arsénico a través del agua subterránea en Argentina”. La cifra encendió alarmas entre especialistas porque la exposición prolongada puede generar daños serios en la salud.
Intoxicación aguda: qué es y por qué es poco frecuente
La intoxicación aguda por arsénico sucede cuando una persona ingiere una gran cantidad en poco tiempo. Es muy rara y suele ocurrir por accidentes o intentos de suicidio u homicidio. El médico toxicólogo Carlos Damin, profesor de la UBA y presidente de Fundartox, explica: “La intoxicación aguda es generalmente mortal y genera un cuadro de mucha virulencia con diarreas acuosas que rápidamente terminan en una falla multiorgánica”.
Los síntomas inmediatos incluyen vómitos, diarrea, dolor abdominal, calambres, entumecimiento y, en casos extremos, muerte. No se trata del escenario que enfrenta la población general, ya que no ocurre por agua de consumo habitual.
Exposición crónica: el verdadero riesgo para millones de personas
El principal riesgo está en el consumo diario de agua con pequeñas cantidades de arsénico durante años. Esa exposición prolongada causa una enfermedad conocida como hidroarsenicismo crónico regional endémico (ACRE), identificada hace más de un siglo en el país.
Francisco Dadic, médico especialista en Toxicología, detalla que el ACRE “se caracteriza inicialmente por alteraciones en la piel, como hiperhidrosis, descamación y picazón en palmas y plantas. Posteriormente pueden aparecer manchas oscuras, lesiones verrugosas y, en etapas avanzadas, cánceres de piel”.
Estas señales pueden tardar décadas en aparecer. Además, la OMS sostiene que la exposición crónica al arsénico inorgánico incrementa el riesgo de cáncer de piel y de órganos internos, enfermedades cardiovasculares y diabetes. Concentraciones superiores a 10 partes por billón —el límite recomendado internacionalmente— son suficientes para activar estos riesgos con el paso del tiempo.
Otros daños en el organismo: qué informan los especialistas
Consumir agua con arsénico impacta en distintos órganos. Jorge Stripeikis, director de Ingeniería Química del ITBA, señala que el hidroarsenicismo incrementa el riesgo de cáncer de pulmón y vejiga, además de enfermedades respiratorias y alteraciones hepáticas. También puede producir fibrosis pulmonar, una afección que dificulta la respiración.
Dadic recuerda que otra consecuencia posible es la polineuropatía sensitivo-motora, una alteración de los nervios que genera debilidad, pérdida de sensibilidad y limitaciones en el movimiento. Estas manifestaciones suelen ser progresivas y requieren seguimiento médico.
En qué zonas del país se detectan niveles elevados
El arsénico en el agua subterránea afecta sobre todo a la llanura Chacopampeana, que incluye gran parte de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y el sur de Santa Fe. También se registran niveles preocupantes en sectores de Santiago del Estero, Chaco y Tucumán.
Stripeikis advierte que el riesgo mayor se observa en hogares que consumen agua de pozos particulares sin controles periódicos, donde no existe un sistema formal de vigilancia sanitaria.
Cómo prevenir riesgos: controles, tecnologías y participación ciudadana
La OMS y el ITBA coinciden en que la medida más importante es garantizar acceso a agua segura. Para los hogares que dependen de pozos, se recomienda realizar controles anuales y repetirlos ante cambios en el consumo o modificaciones del terreno.
Existen tecnologías que ayudan a reducir o eliminar arsénico del agua, como la ósmosis inversa. Pueden aplicarse tanto en sistemas domésticos como en plantas comunitarias.
El ITBA mantiene disponible su laboratorio para analizar muestras domiciliarias enviadas por la población. También creó un mapa interactivo que permite identificar zonas de riesgo y consultar información actualizada sobre la calidad del agua en distintas regiones del país.
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