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¿Qué revela la genética del golden retriever sobre el comportamiento humano?

Los investigadores compararon muestras genéticas y cuestionarios de conducta y hallaron coincidencias en rasgos como miedo, agresividad, energía y facilidad de aprendizaje.

¿Qué revela la genética del golden retriever sobre el comportamiento humano?

CIUDAD DE MÉXICO.- Los golden retriever son conocidos por su carácter sociable y su disposición al juego. Son perros que suelen convivir bien con familias y que aprenden órdenes con rapidez. Este comportamiento, observado por años por veterinarios y cuidadores, motivó a un grupo de científicos de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, a estudiar su origen.

El equipo logró identificar 12 genes presentes en esta raza que también influyen en rasgos humanos como inteligencia, ansiedad y depresión. Los resultados fueron publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Para entender esta conexión, los investigadores analizaron el ADN de más de 1,300 golden retriever y lo relacionaron con su conducta diaria. El objetivo fue encontrar qué parte del carácter proviene de la genética y qué parte depende del entorno.

“Los hallazgos son realmente sorprendentes, ya que aportan una fuerte evidencia de que humanos y golden retrievers tienen raíces genéticas compartidas para su comportamiento”, explicó Eleanor Raffan, veterinaria y profesora de fisiología de sistemas en Cambridge.

Cómo se realizó el estudio

Un análisis a gran escala del comportamiento canino

En el proyecto participaron especialistas de la Fundación Morris Animal, la Universidad de Lincoln y centros de Europa y Reino Unido. El trabajo combinó muestras de sangre con cuestionarios que describían emociones, hábitos y reacciones de cada perro, mediante el formulario internacional C-BARQ.

Los científicos querían entender por qué algunos golden retriever son miedosos o inquietos mientras otros muestran más calma, aun cuando crecieron en ambientes similares. Este contraste sugería que el temperamento no dependía solo del entorno.

Con técnicas de análisis genómico (GWAS), el equipo buscó variantes genéticas que influyeran en las emociones. Posteriormente compararon esos datos con información genética y emocional de personas.

Así fue posible identificar coincidencias en rasgos como miedo, agresividad, nivel de energía y capacidad de aprendizaje.

Qué genes encontraron y por qué importa

Regiones genéticas asociadas a emociones y capacidades

El análisis reveló doce regiones genéticas principales vinculadas a la regulación de emociones y habilidades sociales en los perros. Entre ellas destacó el gen PTPN1, asociado en los golden retriever con agresión hacia otros animales. En humanos, este mismo gen se relaciona con inteligencia y depresión, lo que ofreció una pista importante sobre raíces biológicas compartidas.

Otro gen identificado fue ROMO1, que influye en la facilidad de entrenamiento en perros y está relacionado con la sensibilidad emocional humana.

Estos hallazgos permiten avanzar hacia un mapa genético que explique por qué surgen ciertos miedos, cómo se desarrolla la energía diaria o por qué algunos animales aprenden órdenes con mayor facilidad.

El papel del ambiente en el comportamiento

Aunque los investigadores identificaron regiones genéticas clave, subrayaron que el ambiente, la crianza y las experiencias son factores esenciales para moldear la conducta. Esto se confirmó al comparar el ADN con las descripciones que dieron los responsables de cada perro sobre su personalidad y vida cotidiana.

Situaciones como la forma de entrenamiento, la convivencia diaria, el nivel de actividad o las interacciones sociales pueden potenciar o suavizar la influencia genética. Por ello, no es posible predecir por completo el comportamiento de un perro solo por su herencia.

Recomendaciones para cuidadores y veterinarios

Cómo usar esta información en el cuidado diario

El estudio señala que conocer las predisposiciones genéticas puede ayudar a anticipar problemas de conducta y mejorar las estrategias de bienestar. Esto incluye:

  • Ajustar el entrenamiento según la sensibilidad del perro.
  • Identificar tempranamente rasgos como miedo, energía alta o dificultad para aprender.
  • Adaptar los espacios de convivencia y rutinas.
  • Evitar juicios basados solo en el carácter aparente.

Los autores proponen considerar tanto el perfil genético como las vivencias del animal para diseñar cuidados más precisos.

Hacia futuras investigaciones

Próximos pasos para entender el comportamiento animal

Los científicos sugieren ampliar los estudios a otras razas para desarrollar estrategias de entrenamiento más personalizadas. Esperan que esta línea de investigación ayude a comprender mejor las emociones en perros y personas, y que también contribuya a mejorar la convivencia, el bienestar y la prevención de problemas de conducta.

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La meta final es crear herramientas que permitan a cuidadores y veterinarios tomar decisiones informadas, considerando tanto la biología como el entorno de cada animal.

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