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Síndrome del ojo seco: causas, síntomas y cuidados esenciales para proteger la vista

El síndrome del ojo seco aparece cuando los ojos producen pocas lágrimas o cuando su calidad no es suficiente para mantener la superficie ocular hidratada.

CIUDAD DE MÉXICO.- El síndrome del ojo seco es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aparece cuando el ojo produce pocas lágrimas o cuando su calidad no es la adecuada para mantener la superficie ocular húmeda. Esto genera irritación, sequedad y malestar. Aunque suele relacionarse con la edad, especialistas de Harvard advierten que puede presentarse en personas de cualquier etapa de la vida y por múltiples factores.

¿Qué causa el síndrome del ojo seco?

Factores que influyen en la producción y calidad de las lágrimas

Uno de los factores de riesgo más frecuentes es el envejecimiento. Con el paso del tiempo disminuye la producción natural de lágrimas y aumenta la probabilidad de desarrollar sequedad ocular. Sin embargo, no es el único elemento que interviene.

Los especialistas señalan que los cambios hormonales, especialmente durante la menopausia, pueden modificar la composición de las lágrimas. Además, algunos medicamentos reducen la lubricación ocular. Entre ellos se encuentran antihistamínicos, descongestionantes, anticonceptivos orales y ciertos antidepresivos.

Ambientes secos y pantallas digitales

El entorno también juega un papel importante. La exposición prolongada a aire acondicionado, calefacción o climas secos acelera la evaporación de las lágrimas. El uso continuo de pantallas disminuye la frecuencia del parpadeo, lo que reduce la hidratación natural del ojo.

Otras condiciones médicas

Algunas enfermedades como diabetes, trastornos tiroideos o patologías autoinmunes pueden asociarse a la sequedad ocular. También influyen el uso de lentes de contacto y antecedentes de cirugías oculares, ya que pueden alterar la película lagrimal.

¿Cómo identificar el síndrome del ojo seco?

Síntomas que conviene atender a tiempo

Las molestias pueden ser leves o intensas. Harvard resalta que los síntomas más habituales incluyen:

  • Irritación, picazón o ardor
  • Sensación de arenilla o cuerpo extraño
  • Enrojecimiento continuo
  • Visión borrosa o fluctuante
  • Sensación viscosa y fatiga ocular
  • Sensibilidad a la luz
  • Disminución de lágrimas al llorar

La falta de lubricación facilita infecciones y puede generar lesiones en la córnea si no se trata oportunamente.

Grupos con mayor riesgo

Aunque afecta más a personas mayores de 50 años, no se limita a este grupo. Las mujeres presentan un riesgo mayor debido a los cambios hormonales. También son vulnerables quienes utilizan dispositivos digitales durante horas, trabajan en ambientes secos o polvorientos o toman medicamentos de uso crónico.

Por qué no debe ignorarse la molestia

Las molestias visuales pueden evolucionar si no se atienden. “Reconocer los primeros síntomas y consultar a tiempo permite evitar infecciones y lesiones”, destacan especialistas. Un diagnóstico temprano ayuda a definir el tratamiento más adecuado para cada caso.

Cómo reducir el riesgo: hábitos sencillos para cuidar la salud ocular

Pausas visuales y parpadeo consciente

El uso constante de dispositivos digitales incrementa el riesgo de sequedad. Se recomienda realizar pausas visuales frecuentes y parpadear de manera consciente para mantener la superficie ocular hidratada.

Ambientes adecuados y protección externa

El uso de humidificadores en espacios cerrados ayuda a conservar la humedad ambiental. También es útil proteger los ojos del viento, polvo y humo con gafas adecuadas, y evitar ventiladores o corrientes de aire directo.

Alimentación que favorece la lubricación

Una dieta equilibrada y rica en ácidos grasos omega-3 apoya la calidad de las lágrimas. Estos nutrientes pueden encontrarse en pescado, nueces y semillas.

Opciones de tratamiento: desde lágrimas artificiales hasta procedimientos especializados

Productos de uso cotidiano

Las lágrimas artificiales y los geles lubricantes ofrecen alivio temporal. Para la noche, los oftalmólogos suelen recomendar ungüentos que mantienen el ojo hidratado durante más tiempo.

Medicamentos y terapias médicas

En casos moderados o graves, los especialistas pueden indicar fármacos antiinflamatorios o estimulantes de la producción lagrimal. También existen procedimientos como tapones lagrimales, dispositivos térmicos o tratamientos con luz pulsada que ayudan a mejorar el funcionamiento de las glándulas de los párpados.

Ajustes en la rutina y seguimiento clínico

Modificar factores externos y revisar la medicación habitual, siempre bajo supervisión médica, puede mejorar significativamente los síntomas. “Las lágrimas artificiales son una de las opciones más utilizadas para tratar el síndrome del ojo seco”, explican expertos.

¿Cuándo acudir al oftalmólogo?

Importancia del diagnóstico profesional

Ante síntomas persistentes como irritación, visión borrosa o sensación constante de sequedad, es fundamental consultar a un especialista. Un diagnóstico adecuado permite descartar otras enfermedades y determinar el tratamiento más eficaz.

Evitar la automedicación

No minimizar las molestias ni recurrir a remedios sin supervisión médica es clave para prevenir complicaciones. La atención profesional garantiza un plan personalizado y un seguimiento adecuado.

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Un cuidado que protege la calidad de vida

Atender este problema a tiempo ayuda a mantener una buena salud visual. Un acompañamiento especializado y revisiones periódicas permiten controlar los síntomas y prevenir daños en la superficie ocular.

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