Cómo la mente transforma el sabor: lo que la ciencia revela sobre la experiencia de comer
El sabor de la comida no depende solo de los ingredientes, sino también del estado mental, las emociones y la atención.

CIUDAD DE MÉXICO.- El sabor de los alimentos depende tanto de los ingredientes como del estado psicológico de cada persona. Un análisis publicado por The Conversation explica que la percepción del gusto cambia según la atención, el ánimo y las emociones. La autora del artículo, Harmehak Singh, candidata a doctorado en Psicología en Liverpool Hope University, señala que esta relación se ha estudiado desde la psicología y la gastrofísica.
Para muchas personas, comer es una actividad automática. Revisar el teléfono, responder mensajes o ver una serie durante una comida es común. Según Singh, esta distracción reduce la sensibilidad a los sabores y afecta la sensación de saciedad.
Cómo influye la distracción en lo que se come
Singh explica que este modo de “piloto automático” debilita la percepción gustativa y dificulta las señales internas de saciedad. Esto puede provocar que una persona coma más de lo necesario. Un estudio citado por la autora mostró que quienes jugaban un videojuego mientras almorzaban se sentían menos saciados, recordaban menos su comida y tendían a picar más tarde. La memoria del alimento consumido influye en el apetito con la misma fuerza que la biología.
La distracción también afecta la capacidad de reconocer señales corporales básicas. Cuando esto ocurre, el cuerpo no registra los matices del sabor y se pierde la oportunidad de disfrutar y regular la cantidad de comida de manera natural.
Cómo las emociones cambian el gusto
Estrés, ansiedad y menor sensibilidad al sabor
El estado emocional modifica la experiencia culinaria. Singh señala que el estrés, la ansiedad o la frustración pueden disminuir la percepción de sabores agradables, ya que el organismo prioriza la supervivencia. En un experimento realizado en 2021, quienes vieron una película de terror se sintieron más ansiosos y calificaron un jugo como menos dulce que quienes vieron una comedia o un documental.
Las personas más ansiosas bebieron más jugo, posiblemente como un intento por compensar la falta de dulzor percibido. Este comportamiento refleja cómo el cuerpo busca equilibrio cuando la mente está bajo presión.
Calma, conexión social y sabores más intensos
El efecto contrario ocurre en estados de relajación. La calma y la conexión social impulsan la liberación de dopamina y serotonina, sustancias asociadas al bienestar. De acuerdo con Singh, “cuando nos sentimos tranquilos, seguros y conectados socialmente, ocurre lo contrario. Nuestro cerebro libera sustancias químicas que nos hacen sentir bien, como la dopamina y la serotonina, y la comida sabe mejor”.
Estos hallazgos muestran que el contexto emocional no solo influye en el gusto, sino que también puede aumentar el disfrute de las comidas cotidianas.
Lo que vemos, olemos y esperamos también define el sabor
El papel de las expectativas y la presentación
Antes de probar un alimento, el cerebro ya formula predicciones. Las señales visuales influyen en estas expectativas: los colores, la forma del plato y el peso de los cubiertos alteran la percepción gustativa. Singh explica que “la presentación importa. Un emplatado elegante no es solo para Instagram. Cambia la percepción del sabor”.
Un estudio citado en The Conversation encontró que los platos negros hacen que los postres parezcan más exclusivos, mientras que los platos blancos los vuelven más familiares. El peso de los cubiertos también altera la percepción de calidad: los utensilios más pesados se asocian a alimentos mejor preparados.
El olfato como pieza central de la experiencia
El olfato completa gran parte del sabor. En experimentos donde se bloqueó la nariz de los participantes, las bebidas dulces parecieron menos intensas y menos satisfactorias. Esto explica por qué durante un resfriado el sabor de la comida se percibe más tenue.
El aroma proporciona información previa que prepara al cerebro para recibir el sabor. Cuando este proceso se interrumpe, la experiencia disminuye.
Cómo mejorar el sabor con pequeños cambios cotidianos
Atención plena y ambiente relajado para comer mejor
A partir de la evidencia disponible, Singh propone prácticas simples para aprovechar mejor el sabor de los alimentos. Recomienda dedicar unos minutos a relajarse antes de comer, escuchar música suave o compartir la mesa con personas que generen tranquilidad.
Otro punto clave es cuidar la presentación del plato: observar colores, formas y aromas antes del primer bocado ayuda a activar los sentidos. Esto permite que las señales del cuerpo se regulen de manera natural.
La alimentación consciente como herramienta práctica
La autora sugiere incorporar la alimentación consciente en la rutina diaria. Comer sin prisas y sin distracciones mantiene el foco en el sabor y la saciedad. Según Singh, “la alimentación consciente actúa como si subiéramos el volumen de nuestras papilas gustativas”.
Este enfoque no requiere cambios drásticos. Basta con introducir pequeñas pausas, ajustar el ambiente y prestar atención a las sensaciones para transformar la relación con la comida.
Sigue nuestro canal de WhatsApp
Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí
Te recomendamos

Comer sin compañía podría acelerar el envejecimiento

Científicos descubrieron un nuevo tratamiento contra el cáncer que eliminaría las células enfermas sin dañar las sanas, y costaría más barato

Cómo saber si una persona te quiere como algo más que solo amigos, según la psicología

Modo claro vs modo oscuro: la ciencia detrás de una elección que va más allá de la estética

Grupo Healy © Copyright Impresora y Editorial S.A. de C.V. Todos los derechos reservados