Señales sutiles que te da tu cuerpo cuando no estás descansando por completo, según expertos
Los especialistas recomiendan mantener horarios regulares para dormir, moderar el consumo de cafeína y alcohol, y crear un ambiente oscuro y tranquilo en el dormitorio.

CIUDAD DE MÉXICO.- Dormir entre siete y nueve horas cada noche es una necesidad básica para mantener la salud física y mental. Aun así, la mayoría de las personas no alcanza esta recomendación y vive con cansancio acumulado. Esta falta de descanso afecta la calidad de vida y complica las actividades diarias.
En las grandes ciudades, el ritmo acelerado, el uso constante de tecnología y el estrés dificultan priorizar el sueño. Por eso, comprender cómo se manifiesta la falta de descanso se vuelve un paso clave para detectar riesgos y buscar soluciones prácticas.
Harvard Health explica que “las dificultades para dormir al acostarse, los despertares durante la noche y la sensación persistente de cansancio” son señales frecuentes de un sueño insuficiente.
Cómo identificar que no está durmiendo lo suficiente
Señales físicas y emocionales del sueño insuficiente
La somnolencia durante el día, los despertares tempranos y la falta de concentración suelen pasar desapercibidos, pero son indicadores comunes de un descanso deficiente. También es habitual no recordar los sueños o sentir que la mente se ralentiza.
A esto se suma un aumento del apetito, sobre todo por alimentos poco saludables, junto con cambios en el estado de ánimo. La irritabilidad, la inestabilidad emocional o la sensación de desánimo son parte de este cuadro.
En el aspecto físico, los efectos son visibles: ojeras pronunciadas, ojos hinchados y piel apagada suelen ser señales claras de que el descanso no está siendo reparador.
El papel de los pensamientos excesivos
Otra señal frecuente es el exceso de pensamientos al intentar dormir. Cuando la mente sigue activa por preocupaciones o pendientes, conciliar el sueño se vuelve más difícil. No es necesario que todas estas manifestaciones aparezcan al mismo tiempo; basta con la combinación de algunas para sugerir que algo no está funcionando bien.
Hábitos que ayudan a recuperar el sueño
Rutinas de sueño: el primer paso para el descanso
Establecer una rutina regular es una herramienta sencilla y efectiva. Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días —incluidos fines de semana— ayuda a sincronizar el ritmo circadiano. Según Harvard Health, “la consistencia en los horarios favorece un descanso más reparador y ayuda a combatir el insomnio”.
Reducir el consumo de café y alcohol también contribuye a mejorar el descanso. La cafeína en exceso altera el ciclo de sueño y el alcohol, aunque provoca somnolencia inicial, tiende a fragmentarlo.
El papel del ambiente y la actividad física
Dormir en un dormitorio oscuro, tranquilo, sin ruidos y sin exceso de calefacción facilita un sueño profundo. Por otro lado, evitar ejercicio intenso por la noche puede disminuir el estado de alerta. En cambio, la actividad física por la mañana o por la tarde favorece un sueño más estable.
Cómo la luz y la tecnología influyen en su descanso
Luz natural en el día, pantallas fuera de la noche
La exposición a luz natural por la mañana ayuda a regular el ritmo circadiano. Esto apoya la producción natural de melatonina en la noche, lo que facilita conciliar el sueño.
Harvard Health advierte que la luz azul de los dispositivos electrónicos —como teléfonos, tabletas y computadoras— interfiere con los mecanismos que preparan al cuerpo para dormir. Por ello, limitar su uso al menos una hora antes de acostarse puede marcar una diferencia inmediata.
Estrategias prácticas para manejar el estrés y mejorar el sueño
Relajación y registro de hábitos
El estrés, la ansiedad y las preocupaciones son factores que impactan directamente en el sueño. Técnicas como la respiración profunda, la meditación o los estiramientos suaves ayudan a reducir la tensión mental antes de acostarse.
Registrar el sueño también resulta útil. Anotar los horarios, la calidad del descanso, las comidas y los factores que interrumpen la noche permite identificar patrones y corregir hábitos.
Pequeños cambios que generan grandes mejoras
Cenas copiosas, horarios irregulares o pensamientos persistentes pueden convertirse en obstáculos para dormir bien. Ajustar estos aspectos facilita un descanso más continuo y reparador.
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Las recomendaciones de Harvard Health señalan que priorizar el sueño no solo mejora la salud física y emocional, sino que también permite enfrentar cada día con mayor energía.
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