FOTO: ¿Sabías que este emblemático zar ruso llevaba un tatuaje inesperado?
El hallazgo del tatuaje de Nicolás II invita a replantear la narrativa histórica sobre la realeza: más allá de las coronas y las formalidades, hay humanidad, curiosidad y matices que nos recuerdan que incluso los emperadores pueden ser, en su fondo, rebeldes con tinta.

MÉXICO-. El internet nunca deja de sorprender, y esta vez el protagonista es Nicolás II, el último zar de Rusia, quien se volvió tendencia después de que un detalle poco conocido —y sumamente inusual para su época y su clase social— saliera a la luz: el monarca tenía un tatuaje.
Lo que al inicio muchos internautas atribuyeron a un truco de IA terminó confirmándose como un hecho histórico que, aunque discreto, desmonta la imagen rígida y solemne que se suele tener de la realeza rusa.
El día que un futuro zar decidió tatuarse
La historia señala que Nicolás II se tatuó en 1891, durante su viaje a Japón, cuando aún era príncipe.
Según registros, fue un dragón tradicional japonés lo que se plasmó en su antebrazo, y el proceso duró aproximadamente siete horas. vdoc.pub+2Nicholas II+2
Este grabado no es leyenda: aparece en fotografías antiguas que muestran el antebrazo del zar con el diseño apenas visible. Wikimedia Commons+2Wikimedia Commons+2
Además, la Colección Romanov (GEN MSS 313) de la biblioteca Beinecke de Yale contiene álbumes fotográficos con imágenes de la familia imperial. ead-pdfs.library.yale.edu
Historiadores indican que el tatuador habría sido Hori Chiyo, un artista tradicional japonés, lo cual concuerda con crónicas sobre su estancia en Nagasaki. vdoc.pub+2eprints.lse.ac.uk+2


Más aún, durante ese viaje también ocurrió el incidente de Ōtsu, en el que el príncipe fue atacado por un policía japonés con un sable y quedó con una cicatriz de 9 cm en la frente. Rare Historical Photos+1
Según informes, la decisión del tatuaje contrastaba con las expectativas sociales: la Iglesia Ortodoxa Rusa, predominante entre la realeza, veía estas marcas con recelo, pues algunos las consideraban profanación del cuerpo divino.
Y no era algo común: aunque hoy es más aceptable ver realeza con tatuajes, en esa época era toda una ruptura con la tradición, lo que podría explicar por qué Nicolás rara vez mostraba sus brazos en retratos oficiales.
El hallazgo del tatuaje de Nicolás II invita a replantear la narrativa histórica sobre la realeza: más allá de las coronas y las formalidades, hay humanidad, curiosidad y matices que nos recuerdan que incluso los emperadores pueden ser, en su fondo, rebeldes con tinta.
Fuentes principales:
- The Romanov Family, sobre el tatuaje del dragón. theromanovfamily.com
- Pictolic, con detalles acerca del diseño y su significado. Pictolic - Picture news
- Documentos de Yale / Beinecke Library, colección Romanov. ead-pdfs.library.yale.edu
- Crónicas del viaje a Japón y el incidente de Ōtsu. Rare Historical Photos+2Wikipedia+2
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