Dolor crónico y presión arterial: lo que revela un estudio con más de 200 mil adultos
El dolor crónico puede aumentar de forma importante el riesgo de desarrollar presión arterial alta.

CIUDAD DE MÉXICO.- Sentir dolor durante meses no es solo una experiencia incómoda. Un equipo de científicos del Reino Unido confirmó que el dolor crónico puede aumentar el riesgo de desarrollar presión arterial alta, un problema que afecta al corazón y a las arterias a largo plazo. El análisis incluyó a más de 200.000 adultos y encontró que quienes reportaron molestias en varias zonas del cuerpo tuvieron una mayor probabilidad de desarrollar hipertensión.
El estudio observó también la relación con otros factores. La depresión y los signos de inflamación fueron elementos que elevaron de forma adicional el riesgo. Según Jill Pell, profesora de la Universidad de Glasgow, “el dolor más extendido eleva más el riesgo de desarrollar presión arterial alta”.
Cómo se investigó el impacto del dolor persistente
Qué midieron los científicos
Los investigadores trabajaron con más de 206.000 voluntarios de entre 40 y 69 años. Utilizaron un cuestionario para registrar si las personas habían tenido dolor en las semanas recientes, cuánto había durado y en qué partes del cuerpo aparecía. El formulario también incluyó preguntas sobre síntomas depresivos, como sentirse desanimado o sin energía.
Para medir la inflamación, el equipo empleó un análisis de sangre que detecta la proteína C reactiva, un marcador que sube cuando el cuerpo responde a infecciones o lesiones.
Un seguimiento de más de una década
Durante un periodo promedio de 13,5 años, los especialistas consultaron registros clínicos y datos hospitalarios para identificar nuevos diagnósticos de presión arterial alta. Casi el 10% de los participantes desarrolló hipertensión.
La Asociación Estadounidense del Corazón recuerda que este problema ocurre cuando la sangre empuja con más fuerza de lo normal las paredes de los vasos sanguíneos, lo que puede derivar en infartos o accidentes cerebrovasculares.
El papel de la depresión y la inflamación
El estudio encontró que el dolor distribuido en varias partes del cuerpo elevó el riesgo de hipertensión en un 75% frente a quienes no tenían dolor. En el caso del dolor abdominal crónico, el incremento fue del 43%.
La depresión tuvo un papel relevante. Los autores explicaron: “Parte de la explicación fue que el dolor crónico aumenta la posibilidad de depresión, y la depresión eleva el peligro de hipertensión”. La inflamación también estuvo asociada, aunque con un impacto menor.
Qué tipo de dolor se relaciona más con la hipertensión
Dolor musculoesquelético frecuente en adultos
Muchos participantes reportaron dolor musculoesquelético persistente, como molestias en espalda, cuello, rodillas o caderas por más de tres meses. El análisis mostró que aunque varias áreas del cuerpo presentaron incrementos en el riesgo, el dolor repartido en múltiples zonas fue el que mostró el efecto más fuerte.
Quiénes fueron los más afectados
La mayoría de las personas que reportaron dolor eran mujeres (61,7%). También se observaron patrones de estilos de vida menos saludables y un índice de masa corporal más alto entre quienes tenían dolor crónico.
Los autores aclararon que los resultados provienen principalmente de adultos británicos y de información recolectada en un solo momento, por lo que las cifras pueden variar en otras poblaciones o grupos de edad.
Qué dicen los expertos externos
Daniel Jones, presidente de la Guía 2025 sobre Presión Arterial Alta de la Asociación Estadounidense del Corazón, destacó:
Se sabe que sentir dolor puede elevar la presión arterial a corto plazo, pero hemos sabido menos sobre cómo el dolor crónico afecta la presión arterial. Este estudio agrega información a ese conocimiento”.
Qué significa esto para su salud
Por qué importa identificar el dolor crónico
El estudio sugiere que atender el dolor persistente no solo mejora el bienestar diario, sino que podría ayudar a prevenir la hipertensión. Esto incluye prestar atención al número de áreas donde aparece el dolor y al tiempo que dura.
La doctora Jill Pell lo resume así: “Cuando se atiende a personas con dolor, los trabajadores de la salud necesitan saber que corren un riesgo más alto de tener presión arterial alta”.
El papel de la salud emocional
Una conclusión clave es que la depresión actúa como intermediaria entre el dolor crónico y la hipertensión. Esto significa que detectar y tratar el ánimo bajo puede reducir el riesgo de que aparezca presión arterial alta.
Los expertos consideran que incorporar atención psicológica en el manejo del dolor puede ser útil tanto para el bienestar emocional como para la salud cardiovascular.
Recomendaciones para las personas con dolor persistente
Aunque cada caso es distinto, los especialistas sugieren:
- Revisar periódicamente la presión arterial.
- Consultar si el dolor se mantiene por más de tres meses.
- Hablar con un profesional si aparecen signos de depresión, como desánimo constante o falta de energía.
- Mantener hábitos que ayuden a regular la presión, como actividad física moderada, alimentación equilibrada y control del peso corporal.
Un llamado a actuar a tiempo
El dolor crónico no solo afecta la movilidad o el ánimo. También puede ser una señal que advierte sobre un mayor riesgo de hipertensión. El estudio deja claro que tratar el dolor, vigilar la salud emocional y atender la inflamación puede tener un impacto directo en la prevención de problemas cardiovasculares.
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Si usted vive con dolor persistente, este hallazgo ofrece una razón más para buscar apoyo médico y monitorear su salud con regularidad.
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