4 Descubrimientos sobre los sueños que desafían nuestra noción de la realidad
Nuevas teorías y hallazgos sugieren que soñar podría ser más que una simple actividad cerebral nocturna.

Los sueños han sido, durante siglos, objeto de estudio, misterio y fascinación. La ciencia tradicional los ha interpretado como un proceso neuronal destinado a organizar información, regular emociones o consolidar memoria. Sin embargo, nuevas investigaciones y teorías emergentes plantean que los sueños podrían revelar dimensiones más profundas de la conciencia, cuestionando nuestra comprensión de la mente humana y de la naturaleza misma de la realidad. A continuación, se presentan cuatro descubrimientos e hipótesis que están impulsando un replanteamiento radical sobre lo que realmente ocurre cuando dormimos.
1. La conciencia puede existir sin contenido: El fenómeno del “sueño sin objeto”
Estudios recientes han identificado un estado onírico en el que la persona permanece consciente, pero sin experimentar imágenes, pensamientos, sonidos ni sensación de identidad. Este estado, denominado “sueño sin objeto”, sugiere una forma de conciencia pura, silenciosa y vacía, distinta de la viva experiencia narrativa de los sueños tradicionales.
Aunque para la ciencia occidental esto es sorprendente, su descripción coincide con antiguas enseñanzas filosóficas y espirituales, como el Vedanta Advaita y prácticas meditativas del budismo Dzogchen, que reconocen la existencia de una conciencia sin ego. Este hallazgo implica que la conciencia puede sostenerse sin estímulos, sin sensaciones y sin un “yo”, lo que abre la posibilidad de estudiar la mente más allá de su contenido habitual.
2. Los sueños recurrentes podrían relacionarse con universos paralelos
Al considerar la Interpretación de los Muchos Mundos (IMM), una de las teorías más intrigantes de la física cuántica, surge la idea de que los sueños —especialmente aquellos repetitivos, coherentes y emocionalmente intensos— no serían solo reconstrucciones mentales, sino posibles experiencias alternas con versiones de nosotros en otras realidades.
Aunque esta hipótesis no forma parte de la explicación neurocientífica convencional, ha generado interés académico debido a testimonios recurrentes de personas que, en sueños, visitan lugares o vidas que se sienten familiares, constantes y lógicamente estructuradas, como si fueran escenarios en los que el soñador regresa, no inventa. Si esta idea fuera cierta, los sueños podrían actuar como canales perceptivos temporales hacia distintas líneas de existencia de nuestra propia identidad.
3. La mente podría existir en otra dimensión y no dentro del cerebro físico
Una hipótesis filosófico-científica llamada “dualismo material”, propuesta por el neurocientífico John Smythies, postula que la conciencia no está ubicada en el cerebro sino en un espacio o dimensión paralela, donde actúa como un módulo receptor de la información procesada por el sistema nervioso.
Según esta teoría, el cerebro no sería el contenedor de la conciencia, sino un emisario que traduce estímulos y experiencias. La conciencia, por su parte, sería una entidad material pero situada en un espacio fenoménico diferente al tridimensional, donde se agrupa e integra la información. Esta hipótesis podría ofrecer soluciones a debates neurológicos como la integración de percepciones sensoriales y el origen de la imagen corporal subjetiva, lo que sugiere que nuestra experiencia del yo también es una proyección organizada, no una reproducción literal del cuerpo físico.
4. El sueño lúcido: evidencia científica de conciencia activa durante el sueño
A diferencia de las hipótesis anteriores, el sueño lúcido es un fenómeno verificado mediante distintos estudios neurocientíficos. En él, el soñador se da cuenta de que está soñando y puede actuar con intencionalidad y conciencia reflexiva dentro del sueño.
Las investigaciones han mostrado reactivación parcial de áreas del cerebro relacionadas con el pensamiento crítico, especialmente la corteza prefrontal dorsolateral, así como incrementos en la actividad gamma, asociada con niveles altos de conciencia. Más allá de su carácter fascinante, el sueño lúcido tiene aplicaciones prácticas en campos como la psicoterapia, el tratamiento de pesadillas crónicas, la creatividad aplicada, el aprendizaje mental y el entrenamiento motor imaginado, aprovechando la neuroplasticidad durante el sueño.
Un territorio aún en construcción
Los descubrimientos y teorías actuales muestran que los sueños pueden ser más que simples escenarios de imaginación involuntaria: podrían revelar dimensiones alternas de la conciencia, herramientas de exploración interna, posibles conexiones con realidades paralelas y estados profundos de autocomprensión.
Aunque muchas de estas ideas aún no están comprobadas, todas coinciden en algo esencial, el mundo onírico es un territorio mucho más complejo, flexible y misterioso de lo que durante décadas se había considerado.
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Con información de Popular Mechanics, Infobae y The Wellbeing Planet.
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