Un estudio detecta más pólipos tempranos en mujeres que consumen ultraprocesados
El análisis encontró que quienes consumían más alimentos ultraprocesados tenían un 45 % más riesgo de desarrollar adenomas tempranos, especialmente por la alta presencia de grasas saturadas en estos productos.
CIUDAD DE MÉXICO.- En los últimos años, la comunidad médica ha observado un aumento de casos de cáncer de intestino en personas menores de 50 años. Este comportamiento ha generado preguntas sobre los cambios en la alimentación y en el estilo de vida que podrían explicar el fenómeno.
Un reciente estudio publicado en JAMA Oncology propone una posible explicación: la alta ingesta de alimentos ultraprocesados (UPF, por sus siglas en inglés) podría relacionarse con la aparición de lesiones precursoras del cáncer, sobre todo entre mujeres jóvenes.
Los UPF son productos industriales listos para comer. Suelen tener pocos ingredientes integrales y contienen grandes cantidades de azúcares, grasas saturadas, sal y aditivos. Esta categoría incluye bebidas azucaradas, snacks dulces y salados, panes industriales, embutidos y comida precocinada.
Aunque su definición exacta está en debate, múltiples investigaciones han vinculado su consumo frecuente con enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y mayor riesgo de mortalidad temprana. La posibilidad de que también influyan en la formación de pólipos intestinales refuerza la necesidad de entender mejor su efecto en la salud.
Un estudio busca respuestas en la dieta de mujeres jóvenes
Para estudiar este posible vínculo, un equipo de investigadores en Estados Unidos analizó datos del Estudio de Salud de las Enfermeras II (NHS II), una de las bases de datos más amplias del mundo para entender hábitos de vida en mujeres. La investigación incluyó a 29.105 participantes que, entre 1991 y 2015, respondieron cuestionarios dietéticos cada cuatro años y se sometieron al menos a una colonoscopia.
Ninguna de las mujeres tenía antecedentes de pólipos, enfermedad inflamatoria intestinal o cáncer (excepto cáncer de piel no melanoma). Durante el seguimiento, los investigadores identificaron 1.189 adenomas convencionales y 1.598 lesiones serradas, ambos tipos de pólipos con potencial de evolucionar hacia cáncer.
Para conocer el impacto de los ultraprocesados, el equipo dividió a las participantes en cinco grupos según su consumo diario. El contraste entre los extremos fue revelador: quienes consumían más UPF (9.9 porciones al día) tenían un 45 % más riesgo de desarrollar adenomas tempranos en comparación con quienes consumían menos (3.3 porciones).
No se observó un aumento significativo para las lesiones serradas, que siguen un curso biológico distinto.
Lo que se sabe sobre los mecanismos detrás del riesgo
Uno de los hallazgos clave fue el papel de las grasas saturadas, un componente común en los productos ultraprocesados. El autor principal del estudio, Andrew Chan, explicó que este tipo de grasas “se han asociado con trastornos metabólicos relacionados con la obesidad y la diabetes tipo 2, los cuales se asocian con un mayor riesgo de cáncer de colon”.
Chan detalló la motivación del equipo: “El estudio surgió a raíz de un esfuerzo por comprender qué estaba impulsando el aumento de las tasas de cáncer de intestino en personas jóvenes”.
También aclaró que la presencia de pólipos no significa que todos evolucionarán a cáncer, pero recordó que “la gran mayoría de los cánceres de intestino que vemos en personas jóvenes se originan a partir de estas lesiones precursoras”.
El especialista sostuvo que el mensaje no busca generar alarma: “Esto no implica que consumir alimentos ricos en proteínas nocivas vaya a provocar cáncer inevitablemente. Ese no es nuestro mensaje, desde luego”.
Los investigadores consideran que los efectos metabólicos, la inflamación crónica y los cambios en la microbiota intestinal podrían jugar un papel en la formación de lesiones. Aunque el estudio se realizó en mujeres, Chan apuntó que los resultados “probablemente también sean aplicables a los hombres”, aunque se necesita más evidencia.
Limitaciones del estudio y preguntas abiertas
La investigación presenta limitaciones importantes. Entre ellas, el consumo alimentario se midió mediante el recuerdo de las participantes cada cuatro años, un método que puede generar imprecisiones. Además, clasificar un producto como ultraprocesado no siempre es sencillo, y esto podría generar errores en la categorización.
Es importante destacar que el estudio analizó la aparición de pólipos, mas no el desarrollo completo de cáncer. Por tanto, no puede afirmarse que exista una relación causal directa entre los UPF y el cáncer de intestino.
Para Fiona Osgun, especialista de Cancer Research UK, “el estudio no midió directamente el riesgo de cáncer, pero ofreció información útil sobre cómo la dieta podría influir en los cambios tempranos en el intestino que a veces conducen al cáncer”. Añadió que “nuestra dieta en general influye más en el riesgo de cáncer que cualquier tipo de alimento en particular”.
Qué puede hacer usted con esta información
Este estudio no busca excluir por completo los alimentos ultraprocesados, sino ayudarle a tomar decisiones más informadas.
Algunas recomendaciones prácticas:
- Revisar etiquetas para identificar grasas saturadas, azúcares y sodio.
- Priorizar alimentos frescos como frutas, verduras y granos integrales.
- Equilibrar la dieta sin prohibir, pero sí moderar el consumo frecuente de UPF.
- Consultar con profesionales de salud si existen antecedentes de problemas intestinales.
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El llamado de los expertos es claro: mejorar el entorno alimentario para que “las dietas saludables sean más accesibles para todos”. Mientras esa transformación llega, la información disponible puede servirle para evaluar qué lugar ocupan los ultraprocesados en su día a día y cómo ajustar su consumo en favor de su salud futura.
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