Por qué la vitamina D es clave para el sistema inmunológico y la salud mental
La vitamina D es esencial para fortalecer el sistema inmunológico, cuidar la salud ósea y mantener el equilibrio emocional.

Cuidar el sistema inmunológico y la salud mental se ha vuelto una prioridad. Ambos influyen directamente en la calidad de vida y en la prevención de enfermedades. Un cuerpo con defensas eficientes responde mejor ante infecciones o virus, mientras que una mente equilibrada permite afrontar mejor el estrés diario y reduce el riesgo de trastornos como la ansiedad o la depresión.
En este contexto, la vitamina D ocupa un papel esencial. Además de facilitar la absorción de calcio y fortalecer los huesos, también participa activamente en el funcionamiento del sistema inmune. Diversos estudios relacionan su deficiencia con un mayor riesgo de enfermedades crónicas y alteraciones del estado de ánimo. Por ello, los especialistas recomiendan mantener niveles adecuados a través de una dieta equilibrada y exposición solar diaria.
Cómo obtener vitamina D de forma natural
El cuerpo puede producir vitamina D cuando la piel se expone a la radiación ultravioleta B (UVB). Sin embargo, varios factores pueden limitar este proceso: la latitud, la estación del año, el uso de bloqueadores solares, la ropa y el tipo de piel. Por eso, la alimentación se convierte en una fuente complementaria indispensable.
Entre los alimentos más ricos en vitamina D destacan los pescados grasos, como el salmón, la caballa y las sardinas. El salmón, por ejemplo, aporta cerca de 570 unidades internacionales (UI) por cada 100 gramos. También son buenas opciones el aceite de hígado de bacalao, los productos lácteos fortificados y los hongos expuestos a la luz solar.
Aunque las frutas y verduras aportan poca cantidad de esta vitamina, algunas como la palta ayudan a mejorar su absorción. Los frutos secos, pese a no ser fuentes directas, también contribuyen gracias a sus grasas saludables, que facilitan el aprovechamiento del nutriente.
Cómo actúa en el cuerpo
La vitamina D se activa en un proceso que comienza con la exposición solar y continúa en órganos como el hígado y los riñones. Estudios recientes muestran que incluso algunas células del sistema inmunológico y del intestino pueden convertirla en su forma activa. Esto demuestra su relevancia en distintas funciones del organismo.
En el sistema inmune, la vitamina D interviene en la respuesta de las células defensivas, como los linfocitos T y B. Cuando hay deficiencia, el cuerpo puede volverse más vulnerable ante infecciones y, en algunos casos, desarrollar respuestas autoinmunes. En palabras de los especialistas, “una adecuada concentración de vitamina D mejora la capacidad del organismo para reconocer y combatir agentes patógenos”.
Relación entre vitamina D y salud mental
Más allá de su función física, la vitamina D también influye en el estado de ánimo. Se ha comprobado que los receptores de esta vitamina están presentes en zonas del cerebro relacionadas con la regulación emocional. Su presencia favorece la producción y el funcionamiento de neurotransmisores que participan en el bienestar psicológico.
Las personas con niveles bajos pueden tener un mayor riesgo de experimentar síntomas depresivos o ansiedad. Aunque esta relación aún se estudia, la evidencia indica que mantener niveles adecuados podría ayudar a estabilizar el ánimo y mejorar la salud mental.
Síntomas y consecuencias de la deficiencia
La carencia de vitamina D puede pasar desapercibida en sus primeras etapas. Sin embargo, algunos signos tempranos incluyen fatiga constante, debilidad muscular y dolores óseos leves. Con el tiempo, la deficiencia puede provocar una disminución de la fuerza, infecciones frecuentes y una recuperación más lenta ante enfermedades comunes.
En casos más graves, puede derivar en enfermedades óseas como la osteomalacia en adultos y el raquitismo en niños, que se caracterizan por el debilitamiento y desmineralización de los huesos. Estas condiciones refuerzan la importancia de mantener una exposición solar regular y una alimentación adecuada.
Consejos prácticos para mantener niveles saludables
Para asegurar una buena cantidad de vitamina D, se recomienda exponerse al sol entre 10 y 30 minutos al día, dependiendo del tipo de piel y la hora. También es importante incluir en la dieta pescados grasos, huevos, lácteos fortificados y hongos. En personas con poca exposición solar o dietas restrictivas, los suplementos pueden ser una alternativa bajo supervisión médica.
Mantener niveles óptimos de vitamina D no solo contribuye a fortalecer las defensas, sino también a preservar la salud mental y ósea. En palabras de los especialistas, “un pequeño cambio en los hábitos diarios puede marcar la diferencia en el bienestar general”.
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