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¿Puede un país vivir más tiempo si es más feliz? Esto dicen los datos

Un estudio encontró que cuando una nación alcanza un nivel mínimo de satisfacción con la vida disminuye el riesgo de muertes prematuras por enfermedades crónicas como cáncer, diabetes y padecimientos cardíacos en personas de 30 a 70 años.

¿Puede un país vivir más tiempo si es más feliz? Esto dicen los datos

CIUDAD DE MÉXICO.- Diversas investigaciones han señalado que las personas con niveles más altos de bienestar suelen tener mejores relaciones personales, mayor estabilidad en el trabajo y una vida más larga. Un estudio reciente, publicado en la revista Frontiers in Medicine, analizó también este fenómeno a nivel social para entender cómo la felicidad promedio de un país podría relacionarse con la salud de su población.

Los investigadores utilizaron una escala llamada Life Ladder, que mide la satisfacción con la vida en una escala del 0 al 10. El 0 representa la peor vida posible y el 10 la mejor. Después de evaluar datos de 123 países, el equipo encontró un punto clave: cuando una nación supera una puntuación promedio de 2.7, disminuye el riesgo de muertes prematuras por enfermedades crónicas entre personas de 30 a 70 años.

Las enfermedades analizadas son algunas de las más comunes a nivel mundial: cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

El umbral 2.7: qué significa y por qué es importante

Las puntuaciones en el estudio variaron entre 2.18 y 7.97, con un promedio global de 5.45. Aunque no se publicaron las puntuaciones de cada país dentro del análisis, el World Happiness Report 2025 clasificó a Estados Unidos en el lugar 24, con una puntuación de 6.72.

La autora principal del estudio, Iulia Iuga, explicó que superar el nivel 2.7 puede marcar el inicio de un ciclo positivo:“Políticas que eleven los puntajes nacionales por encima del umbral de 2.7 pueden iniciar un ciclo reforzado de mayor felicidad y menor mortalidad”, señaló. Esto incluye inversión en sistemas de salud, redes de seguridad social, entornos urbanos saludables y combate a la corrupción.

Según los resultados, cada aumento del 1% en bienestar se relacionó con una disminución del 0.43% en muertes por enfermedades crónicas en adultos de mediana edad.

Felicidad no es lo mismo que placer: cómo se mide el bienestar

Expertas en bienestar psicológico destacaron que el término “felicidad” puede llevar a confusión. No se trata solo de sentir alegría o tener momentos agradables. La escala utilizada en el estudio se basa más en la satisfacción con la vida, es decir, si las personas sienten que cuentan con condiciones materiales, sociales y psicológicas suficientes para vivir con estabilidad.

Como explicó la psicóloga Saida Heshmati, “esto no trata sobre una emoción pasajera. Es una evaluación de si la sociedad ofrece las bases para que las personas puedan desarrollarse”.

Por ello, el análisis reconoce limitaciones. Por ejemplo, no todos los países cuentan con datos completos, especialmente aquellos que atraviesan conflictos o tienen bajos ingresos. Además, el estudio solo contempló muertes antes de los 70 años.

Bienestar, economía y salud pública: un vínculo profundo

La Organización Mundial de la Salud estima que en 2021 las enfermedades no transmisibles causaron al menos 43 millones de muertes, y 42% de estos fallecimientos ocurrieron antes de los 70 años. Cuatro grupos concentraron la mayor carga: enfermedades cardíacas, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes.

El estudio también mostró que los países con mayor gasto en salud por persona suelen superar el umbral de felicidad: desde 9 dólares al año per cápita en Etiopía hasta 12,000 dólares en Estados Unidos. El promedio entre los países evaluados fue de 1,300 dólares.

Esto sugiere que las condiciones estructurales, más que los sentimientos individuales, influyen en la salud colectiva.

¿Qué puede hacer una persona a nivel individual?

Los especialistas aclaran que no depende únicamente del individuo alcanzar la felicidad para vivir más tiempo. Factores como la estabilidad política, la calidad del aire o el acceso a servicios de salud no están bajo control personal.

Sin embargo, sí existen prácticas que pueden fortalecer el bienestar cotidiano:

  • Mantener vínculos sociales significativos
  • Construir una rutina con propósito
  • Trabajar en metas personales realistas
  • Evitar que el bienestar dependa solo de placeres momentáneos

Sonja Lyubomirsky, investigadora en bienestar emocional, enfatizó que “la felicidad puede ser una variable de salud pública. Es más que placer. Es una base para vivir mejor”.

Bienestar como inversión a largo plazo

El hallazgo central del estudio propone que elevar la satisfacción general de una sociedad puede reducir muertes prematuras por enfermedades crónicas. No se trata de promover sonrisas obligatorias, sino de crear condiciones para una vida estable, segura y con posibilidades de desarrollo.

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Para quienes toman decisiones públicas, este enfoque puede orientar políticas que integren salud, economía y bienestar. Para cada persona, puede ser un recordatorio: la calidad de vida se construye tanto a nivel colectivo como individual.

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