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T. rex no estaba solo: un fósil enterrado durante 67 millones de años cambia lo que sabíamos

Un estudio reciente confirma que Nanotyrannus no era un T. rex joven, sino un tiranosaurio adulto distinto.

En Montana, desde 2006, descansaba uno de los hallazgos más impactantes de la paleontología: un fósil conocido como los “dinosaurios en duelo”, que mostraba a un triceratops y a un pequeño tiranosaurio atrapados en combate. Hoy, ese hallazgo aporta nuevas respuestas sobre la diversidad de los tiranosaurios y confirma la existencia de otra especie depredadora que convivió con el T. rex.

Un estudio reciente publicado en la revista Nature resolvió un debate que duró más de 30 años: ¿Nanotyrannus era un depredador independiente o simplemente un T. rex joven? La conclusión de los investigadores es clara: “Nanotyrannus existió, cazó y murió como una especie distinta”.

El debate de décadas sobre Nanotyrannus

El primer fósil de Nanotyrannus fue descubierto en los años 40 en la formación Hell Creek de Montana. En 1988 se le nombró Nanotyrannus lancensis, pero muchos expertos argumentaban que se trataba de un T. rex en etapa juvenil. La lógica parecía simple: tamaño más pequeño y proporciones diferentes podrían indicar adolescencia.

Sin embargo, los nuevos estudios desmontan esa idea. El fósil analizado corresponde a un adulto de unos 20 años, con características que no coinciden con un T. rex joven. “El esqueleto presenta una combinación de características anatómicas imposibles de reconciliar con un T. rex”, indican los investigadores.

Diferencias anatómicas clave

Entre las diferencias más importantes destacan:

  • Brazos más largos que los del T. rex adulto.
  • Mayor número de dientes que cualquier T. rex conocido.
  • Estructura craneal distinta, con cavidades sinusales y rutas nerviosas únicas.
  • Patrón de anillos de crecimiento que demuestra madurez completa.

El tamaño del Nanotyrannus adulto apenas superaba los 6 metros de largo y pesaba una décima parte de un T. rex. Esto confirma que no era un T. rex en desarrollo, sino una especie completamente distinta.

Dos depredadores, un mismo ecosistema

Este descubrimiento cambia la percepción del ecosistema del Cretácico tardío. Ahora se sabe que el T. rex no era el único depredador dominante. Nanotyrannus compartía el mismo territorio, pero probablemente se alimentaba de presas más pequeñas o rápidas, evitando la competencia directa con el T. rex.

El estudio señala que este fenómeno no es único: en Asia, tiranosaurios como Tarbosaurus y Alioramus coexistieron de forma similar. Esto sugiere un ecosistema más dinámico y complejo, con depredadores especializados.

Una nueva clasificación evolutiva

La investigación propone un nuevo grupo para Nanotyrannus: los Nanotyrannidae, posiblemente originarios del este de Norteamérica. Esto abre la puerta a que otros fósiles pequeños, previamente identificados como T. rex juveniles, podrían pertenecer a especies aún no descritas.

Un ejemplo es el fósil apodado “Jane”, descubierto en 2001. Antes considerado un T. rex adolescente, ahora se clasifica como Nanotyrannus lethaeus, una especie distinta dentro del mismo género.

Impacto del hallazgo y perspectivas futuras

Aunque el descubrimiento es concluyente, algunos paleontólogos mantienen cautela. La ciencia raramente ofrece certezas absolutas, y cada nuevo fósil puede cambiar la narrativa. Sin embargo, este estudio establece un nuevo punto de partida para entender el crecimiento, la evolución y la diversidad de los tiranosaurios.

Nanotyrannus ahora se reconoce como un depredador ágil, con anatomía especializada y un papel propio en la última era mesozoica. Vivió junto al T. rex, pero con su propia historia. Por fin, recibe el reconocimiento que la paleontología le debe.

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