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Si presentas alguna de estas tres características de personalidad, es más probable que experimentes ansiedad, según la psicología

La ansiedad se relaciona con tres rasgos de personalidad frecuentes: autoexigencia, exceso de amabilidad y sensibilidad emocional.

CIUDAD DE MÉXICO.- La autoexigencia es uno de los rasgos más frecuentes en personas con ansiedad. Según la psicóloga española Ángela Fernández, “aquellas personas tienden a asumir demasiadas responsabilidades, muestran disciplina rigurosa y establecen estándares de perfeccionismo muy altos para sí mismas”.

Este comportamiento puede generar rigidez mental, dificultar la adaptación a cambios y aumentar la presión interna. El perfeccionismo extremo eleva la probabilidad de sentir ansiedad en situaciones cotidianas.

Cómo manejar la autoexigencia:

  • Entrenar la flexibilidad y aceptar que los errores son parte del aprendizaje.
  • Reformular expectativas y ajustar los estándares a la realidad.
  • Permitirse pausas sin sentirse culpable.

2. Exceso de amabilidad: aprender a poner límites

El segundo rasgo habitual es el exceso de amabilidad. Personas con este patrón suelen anteponer las necesidades de otros sobre las propias y tienen dificultades para decir “no”. Fernández explica que esta actitud “suele costarles decir ‘no’ y toleran peticiones o situaciones que superan sus propios deseos o capacidades”, lo que genera sobrecarga emocional y nerviosismo constante.

Estrategias para equilibrar la amabilidad:

  • Practicar la asertividad y establecer límites claros.
  • Reconocer que cuidar de uno mismo no es egoísmo.
  • Valorar las propias necesidades como legítimas.

3. Inestabilidad emocional: sensibilidad ante cambios e imprevistos

La inestabilidad emocional es el tercer rasgo frecuente. Las personas con ansiedad reaccionan con intensidad ante cambios inesperados, frustraciones o estímulos sencillos como ruidos imprevistos. Esto puede aumentar síntomas físicos como palpitaciones, sudoración y sensación de peligro.

Claves para manejar la labilidad emocional:

  • Practicar meditación y técnicas de respiración pausada.
  • Incorporar hábitos de autocuidado consciente.
  • Desarrollar autocompasión y diálogo interno flexible para regular emociones negativas.

Prevención y estrategias de apoyo

Reconocer estos rasgos de manera temprana ayuda a prevenir episodios de ansiedad más intensos. La detección permite:

  • Personalizar la intervención psicológica.
  • Crear redes de apoyo en escuelas, trabajo y familia.
  • Organizar talleres de gestión emocional y entrenamiento en asertividad.

Es importante recordar que los síntomas de ansiedad no definen a la persona ni la condenan a un patrón inmutable. Con entrenamiento adecuado, la personalidad puede cambiar y fortalecerse.

Enfoque a largo plazo:

  • Fortalecer la autoestima.
  • Construir relaciones saludables.
  • Validar experiencias emocionales diversas.

La ansiedad está estrechamente vinculada a ciertos rasgos de personalidad, pero la identificación y el manejo de estos patrones permiten reducir el malestar, mejorar la resiliencia y mantener un equilibrio emocional más sólido.

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