Fósil encontrado en Argentina cambia la historia de los dinosaurios de cuello largo, según expertos
Un equipo de paleontólogos argentinos descubrió en La Rioja un fósil de 231 millones de años, bautizado Huayracursor jaguensis, que ofrece nuevas claves sobre la evolución temprana de los dinosaurios de cuello largo.

CIUDAD DE MÉXICO.- En los altos valles de los Andes, a más de 3.000 metros de altitud, un grupo de paleontólogos descubrió un esqueleto casi completo de dinosaurio en la provincia de La Rioja. El hallazgo fue publicado en la revista Nature y representa una nueva especie, bautizada Huayracursor jaguensis.
Este fósil tiene 231 millones de años y muestra características que desconciertan a los científicos, combinando rasgos primitivos con adaptaciones tempranas hacia el gigantismo y los cuellos largos. Según Christian Pérez, especialista que comentó el hallazgo, estos rasgos “futuristas” ofrecen pistas sobre la evolución temprana de los dinosaurios de cuello largo.
No se trata de un fósil más en Sudamérica. Huayracursor representa un eslabón clave entre los pequeños dinosaurios bípedos de cuello corto y los gigantes cuadrúpedos del Jurásico. Su anatomía ayuda a comprender cómo surgieron dos rasgos esenciales de los sauropodomorfos: el gran tamaño corporal y el alargamiento del cuello.
Los orígenes del gigantismo y los cuellos largos
Durante décadas, los científicos han buscado entender cuándo y por qué los herbívoros comenzaron a crecer y a alargar sus cuellos. Huayracursor jaguensis aporta información crucial: vivió en la era Triásica, hace unos 230 millones de años, en un periodo de cambios ecológicos y climáticos.
El dinosaurio medía aproximadamente dos metros de largo y pesaba 18 kilogramos, más grande que otros de su tiempo, pero todavía pequeño comparado con sus descendientes jurásicos. Lo llamativo es su cuello: más largo que la mayoría de los dinosaurios contemporáneos, con un proceso temprano de elongación en las vértebras cervicales.
Este rasgo indica que la tendencia hacia el gigantismo y la especialización herbívora comenzó mucho antes de lo que se pensaba. Su estructura muestra cómo los primeros dinosaurios experimentaban adaptaciones que luego dominarían en el Jurásico.
La Cuenca de la Precordillera Norte, nueva ventana al Triásico
El fósil fue hallado en la Quebrada de Santo Domingo, dentro de la recientemente identificada Cuenca de la Precordillera Norte, un yacimiento hasta ahora poco explorado. Allí también se encontraron restos de cinodontos, rincocefalios y aetosaúridos, revelando un ecosistema complejo donde los dinosaurios aún no eran dominantes.
El hallazgo coincide con el episodio pluvial Carniano, un periodo de lluvias intensas y cambios ambientales que facilitó la expansión de los dinosaurios. En este contexto, un cuello más largo y un tamaño mayor ofrecían ventajas competitivas en la búsqueda de alimento.
La presencia de Huayracursor en una zona poco conocida sugiere que los primeros dinosaurios se distribuyeron más ampliamente de lo que se creía, y que su radiación geográfica comenzó desde etapas muy tempranas.
Una anatomía que combina pasado y futuro
Huayracursor jaguensis mantiene la postura bípeda y una constitución ágil, pero sus vértebras y proporciones muestran adaptaciones hacia una dieta vegetal especializada y el acceso a recursos más altos.
El análisis de su esqueleto, liderado por investigadores del CONICET y del Centro Regional de Investigaciones Científicas de La Rioja, permitió definir una nueva especie y replantear ideas sobre la evolución temprana de los dinosaurios. Hasta ahora, se pensaba que los sauropodomorfos del Triásico eran pequeños y de cuellos cortos. Este hallazgo demuestra lo contrario.
Como señaló un miembro del equipo: “Si algo demuestra Huayracursor jaguensis, es que la historia de los dinosaurios está lejos de haberse escrito completamente”. Su nombre, que combina el quechua y el topónimo local, lo describe como un “pequeño corredor de los vientos”, aunque su impacto podría rivalizar con el de los gigantes que le siguieron.
Ciencia y exploración: tecnología y campo
El descubrimiento muestra la importancia de explorar nuevas regiones fósiles y combinar el trabajo de campo con tecnología avanzada, reconstrucciones digitales y análisis anatómicos precisos. Cada hueso fósil contiene información que permite entender la evolución de los primeros dinosaurios.
Más allá de la emoción de excavar bajo el sol de los Andes, Huayracursor demuestra que la paleontología sigue revelando secretos sobre la evolución temprana y la diversidad de los dinosaurios, ofreciendo claves sobre cómo comenzó todo en la era Triásica.
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