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Cuando soñar despierto deja de ser inofensivo: un estudio clasifica los perfiles de ensoñación desadaptativa

Soñar despierto es común y puede ser útil para relajarse o imaginar escenarios.

CIUDAD DE MÉXICO.- Todos soñamos despiertos. Es común dejar volar la mente durante una clase aburrida, en un viaje largo o al escuchar música. La ensoñación, en pequeñas dosis, forma parte de la vida mental normal. Permite imaginar escenarios, ensayar conversaciones o reducir el estrés por unos minutos.

Pero cuando esta práctica se vuelve excesiva y consume gran parte del día, los psicólogos la llaman ensoñación desadaptativa. “Se trata de vivir atrapado en mundos internos que sustituyen la realidad”, explica la investigación. Este patrón incluye fantasías muy elaboradas, con personajes recurrentes y tramas complejas, que hacen que la persona descuide tareas básicas como estudiar, trabajar o relacionarse.

Aunque todavía no está reconocido oficialmente en manuales de diagnóstico como el DSM-5, cada vez más estudios lo consideran un problema de salud mental independiente.

Cómo se clasifican los soñadores desadaptativos

Un equipo de la Universidad de Guangzhou publicó en 2025 en la International Journal of Mental Health and Addiction el mayor estudio hasta la fecha sobre este fenómeno. Incluyó a más de 10,000 estudiantes universitarios y utilizó herramientas estadísticas avanzadas para identificar patrones de ensoñación desadaptativa.

Se aplicaron cuestionarios como la Maladaptive Daydreaming Scale y la Daydreaming Frequency Scale para medir frecuencia, intensidad y calidad de las ensoñaciones. Tras la evaluación, 6,586 estudiantes mostraron una tendencia elevada a soñar despiertos de forma desadaptativa.

Los investigadores emplearon un método llamado análisis de perfil latente (LPA), que permite clasificar a los participantes en un espectro de riesgo. En lugar de definir el fenómeno como “presente o ausente”, el estudio identificó tres perfiles: bajo riesgo, moderado y alto riesgo. El grupo de alto riesgo representaba el 21% de los soñadores inmersivos, unos 1,447 casos, con ensoñaciones diarias que interferían significativamente con su vida real.

Impacto en la vida diaria y la salud mental

Los jóvenes con alto riesgo no solo pasaban más tiempo soñando despiertos, sino que también presentaban angustia, dificultad para concentrarse y problemas académicos. La fantasía dejaba de ser un recurso creativo o relajante y se convertía en un obstáculo.

Además, se observó que este patrón puede coexistir con ansiedad, depresión y conductas obsesivas, lo que dificulta su detección. No siempre aparece como un problema aislado; puede ocultarse bajo cansancio, bajo rendimiento o falta de motivación.

El estudio sugiere que la ensoñación desadaptativa podría tener bases neurobiológicas relacionadas con la red neuronal por defecto y áreas de control ejecutivo. Un mal equilibrio entre ambas podría explicar la incapacidad de desconectarse de los mundos internos y retomar tareas reales.

Factores culturales y contextuales

El contexto de los estudiantes chinos bajo alta presión académica y social también influye. En sociedades donde el éxito educativo es central, soñar despierto puede ser un refugio frente al estrés. Aunque alivia temporalmente, el fenómeno puede agravar la sensación de desconexión y fracaso.

Esto sugiere que la ensoñación desadaptativa podría variar según culturas y etapas de la vida, y que los criterios de evaluación clínica deberían adaptarse a contextos específicos para mejorar la detección.

Detección y estrategias de intervención

El estudio ofrece un umbral objetivo para identificar casos: una puntuación de 20 o más en la MDS-SF5 indica probable ensoñación desadaptativa. Esto permite a profesionales de salud mental y universidades implementar programas de detección temprana.

Las intervenciones deben ser personalizadas. Algunos jóvenes pueden beneficiarse de terapia cognitivo-conductual, mientras que otros requieren técnicas para regular la atención o tratar síntomas depresivos. La clave está en distinguir cuándo la ensoñación es adaptativa y cuándo se vuelve perjudicial.

Un nuevo capítulo en la investigación psicológica

El trabajo de Huang y sus colegas es pionero, porque muestra que la ensoñación desadaptativa no es uniforme, sino que tiene subtipos con distintos niveles de impacto. Este hallazgo abre la puerta a ensayos clínicos más precisos y a estrategias de intervención más eficaces.

El futuro de la investigación incluye estudios longitudinales, neuroimagen y aplicaciones digitales que monitoricen la ensoñación en tiempo real. La combinación de métodos promete identificar biomarcadores y diseñar programas de apoyo más dinámicos.

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En un mundo preocupado por la salud mental, este estudio muestra que soñar despierto es humano, pero cuando se vuelve una cárcel invisible, es necesario intervenir.

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