Por primera vez, científicos visualizan los oligómeros que podrían iniciar el párkinson
El hallazgo, realizado con la técnica de microscopía ultrasensible ASA-PD, permite estudiar cómo se forma el daño neuronal y abre la puerta a futuros diagnósticos tempranos y terapias dirigidas.

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante años, el párkinson se estudió a partir de sus síntomas visibles —como los temblores, la rigidez o la lentitud de movimientos— y de las huellas que deja en el cerebro: los cuerpos de Lewy. Estos depósitos de proteína aparecen cuando la enfermedad ya está avanzada.
Sin embargo, la comunidad científica sospechaba que existían señales más tempranas, diminutas acumulaciones que podrían iniciar la neurodegeneración mucho antes de que los pacientes mostraran síntomas. Esa hipótesis acaba de confirmarse: un equipo internacional visualizó directamente en tejido cerebral humano post mortem los oligómeros de alfa-sinucleína, cúmulos pequeños de proteína considerados los impulsores iniciales del párkinson.
El hallazgo, publicado en Nature Biomedical Engineering, abre una nueva etapa en la investigación de la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en el mundo, después del alzhéimer.
La técnica que hizo visible lo invisible
Hasta ahora, los oligómeros eran prácticamente indetectables en el tejido cerebral humano, ya que miden apenas nanómetros y se confundían con el “ruido” biológico de otras estructuras celulares. Los científicos solo podían observarlos en tubos de ensayo o en células aisladas.
Esto cambió gracias a la técnica ASA-PD (Advanced Sensing of Aggregates for Parkinson’s Disease), que combina microscopía de fluorescencia ultrasensible con métodos que reducen la interferencia de fondo. “Es un poco como intentar ver las estrellas durante el día: sabes que están ahí, pero el brillo del cielo las oculta”, explicaron los investigadores.
Con ASA-PD se analizaron 1,2 millones de nanoagregados en muestras de cerebros de pacientes con párkinson y de personas sanas. El resultado mostró que los oligómeros están presentes en ambos grupos, pero en quienes tenían la enfermedad eran más grandes, brillantes y abundantes. Además, se detectó un subtipo exclusivo del párkinson que podría servir como marcador temprano.
Qué significa este hallazgo para el diagnóstico
Los neurólogos destacan la importancia de este avance porque la enfermedad suele diagnosticarse tarde, cuando ya se ha perdido hasta el 80% de las neuronas afectadas. “Este estudio confirma la presencia de los oligómeros y nos permite entender mejor cómo contribuyen a la enfermedad”, señaló Steven F. Lee, investigador de la Universidad de Cambridge.
El doctor Sergio Rodríguez Quiroga, del Hospital Ramos Mejía en Buenos Aires, explicó:
Lo que encontraron es que los cerebros de pacientes con párkinson tenían una subpoblación de proteína ausente en personas sanas. Estos oligómeros actúan como una semilla que se propaga rápido y es resistente a desaparecer. Podrían ser el primer paso hacia el daño neuronal”.
Para el neurólogo Conrado Estol, el avance también abre la posibilidad de crear técnicas de imagen para identificar tempranamente el párkinson, tal como ocurrió con el alzhéimer y los estudios PET para detectar depósitos de amiloide.
¿Puede llevar a un tratamiento en el futuro?
El hallazgo no implica un beneficio clínico inmediato. ASA-PD es todavía una herramienta de investigación y, según los especialistas, pasarán al menos diez años antes de pensar en su uso en pacientes vivos. Aun así, ofrece un horizonte para diagnósticos más tempranos y terapias más específicas.
Así como en el alzhéimer se busca impedir que el amiloide forme oligómeros, en el párkinson podría desarrollarse un tratamiento que evite la formación de alfa-sinucleína patológica”, afirmó Estol.
Rodríguez Quiroga coincidió en que comprender estas formas iniciales de daño neuronal permitirá en un futuro “modificar el curso de la enfermedad desde etapas mucho más tempranas”.
Impacto global y próximos pasos
El contexto hace que este avance cobre mayor relevancia. La Organización Mundial de la Salud estima que el número de personas con párkinson se duplicó en los últimos 25 años y que para 2050 podría alcanzar los 25 millones de pacientes en todo el mundo. En Argentina se calcula que entre 90.000 y 120.000 personas padecen la enfermedad.
Actualmente, los tratamientos solo alivian los síntomas, pero no detienen la progresión. Conocer mejor el papel de los oligómeros abre la puerta a nuevas estrategias que ataquen la raíz del proceso degenerativo.
Una nueva ventana en la investigación neurodegenerativa
El interés por ASA-PD no se limita al párkinson. La técnica podría aplicarse en el estudio de otras enfermedades asociadas con acumulación de proteínas, como el alzhéimer o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
“Los cuerpos de Lewy son el sello distintivo del párkinson, pero básicamente indican dónde ha estado la enfermedad, no dónde se encuentra en este momento”, dijo Steven Lee. En cambio, los oligómeros muestran las primeras huellas, lo que permite mirar hacia el inicio del proceso y no solo hacia sus consecuencias.
El camino hacia aplicaciones clínicas será largo, pero la posibilidad de ver lo invisible marca un antes y un después. El desafío ahora será transformar este conocimiento en herramientas que lleguen al consultorio médico.
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