Día Mundial del Cáncer de Tiroides: Lo que debes saber sobre esta enfermedad
El cáncer de tiroides es una enfermedad que afecta con mayor frecuencia a mujeres en edad reproductiva.

CIUDAD DE MÉXICO.- El Día Mundial del Cáncer de Tiroides pone en primer plano una enfermedad que registra más diagnósticos cada año en distintos países. Afortunadamente, cuando se detecta a tiempo, suele responder bien a los tratamientos disponibles. El jefe del sector de cirugía de cabeza y cuello del Hospital Alemán, Juan Manuel Fernández Vila, advirtió que “cuando la enfermedad se detecta en etapas tempranas y recibe el tratamiento adecuado, la sobrevida a los cinco años alcanza el 97%”.
En Argentina, la cifra anual de casos ronda los 4.200, según el Observatorio Global del Cáncer. La enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque su frecuencia es mayor en mujeres en edad reproductiva. Entre ellas, ocupa el quinto lugar en prevalencia tras los cánceres de piel, mama, cuello uterino y colon.
La tiroides es una glándula pequeña con forma de mariposa, ubicada en la parte frontal del cuello. Produce las hormonas T3 y T4, esenciales para regular el metabolismo, el crecimiento y la frecuencia cardíaca, entre otros procesos vitales.
Factores de riesgo y causas conocidas
La única causa científicamente probada del cáncer de tiroides es la exposición a radiación en la zona cervical, especialmente durante la infancia. Según el Hospital Alemán, la introducción rutinaria de la ecografía de cuello en los controles médicos ha incrementado la cantidad de diagnósticos, mientras que la mortalidad ha disminuido más del 50% en las últimas décadas.
La American Cancer Society define el cáncer de tiroides como el crecimiento anormal de células malignas en la glándula, que pueden diseminarse hacia ganglios linfáticos, pulmones u otros órganos. Esta glándula pesa menos de 28 gramos y forma parte del sistema endocrino. Suele producir síntomas cuando el tumor supera cierto tamaño o afecta estructuras cercanas.
Otros factores identificados incluyen predisposición genética, antecedentes familiares de cáncer tiroideo y déficit de yodo en la dieta. Las mujeres presentan una incidencia tres veces mayor que los hombres, especialmente entre los 20 y los 55 años.
Señales de alerta y detección temprana
El cáncer de tiroides a menudo pasa desapercibido en sus fases iniciales. El primer signo suele ser un nódulo palpable o visible en el cuello. También pueden presentarse dificultad para tragar, cambios en la voz o dolor cervical. En etapas avanzadas, puede haber agrandamiento de los ganglios linfáticos.
Profesionales recomiendan prestar atención a cualquier síntoma inusual relacionado con la glándula tiroides. No todos los nódulos son malignos, pero la ecografía cervical permite diferenciar entre nódulos sospechosos y benignos, lo que orienta la necesidad de una biopsia diagnóstica.
El proceso diagnóstico comienza con una ecografía de cuello. Si el resultado es sospechoso, se realiza una biopsia por punción con aguja fina, bajo control ecográfico, en forma ambulatoria. En algunos casos, se solicita un centellograma o tomografía para evaluar tejido remanente tras la cirugía o posibles metástasis.
Tipos de cáncer de tiroides
Según el MD Anderson Cancer Center, los principales tipos de cáncer de tiroides son:
- Cáncer papilar de tiroides: Representa cerca del 80% de los casos, generalmente en un solo lóbulo de la glándula.
- Cáncer folicular de tiroides: Aproximadamente 10% de los tumores, de crecimiento lento.
- Carcinoma de células de Hürthle: Subtipo poco común, antes considerado variante folicular.
- Cáncer medular de tiroides: Se origina en células parafoliculares y puede ser esporádico o hereditario.
- Cáncer anaplásico de tiroides: Poco frecuente y de crecimiento rápido.
El Hospital Alemán destaca que el diagnóstico requiere un enfoque multidisciplinario que involucra endocrinología, cirugía, medicina nuclear y diagnóstico por imágenes.
Tratamiento y seguimiento
El tratamiento principal es la tiroidectomía total o la hemitiroidectomía, según la ubicación y características del tumor. En casos seleccionados, se administra yodo radioactivo después de la cirugía. La radioterapia y quimioterapia se reservan para tumores poco diferenciados o anaplásicos, que crecen rápido y tienen poca similitud con las células sanas.
El seguimiento posterior es clave para garantizar la efectividad del tratamiento y detectar posibles recurrencias a tiempo. Consultar con especialistas y cumplir con los controles recomendados aumenta significativamente las posibilidades de sobrevida.
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